domingo, 14 de abril de 2013

Escuadrón de la muerte asesina a ngobe.



Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA

El trabajador ngobe, Onésimo Rodríguez, fue asesinado la semana pasada en Volcán, Chiriquí, por un escuadrón de la muerte. Aparentemente, la banda asesina opera en la región para amedrentar a los miembros del pueblo ngobe que protestan contra la construcción de la represa Barro Blanco. Obra que se construye ilegalmente en la comarca Ngobe-Bugle en la serranía del Tabasará

Rodríguez formaba parte de un grupo de cerca de 200 trabajadores ngobe que llevó a cabo una manifestación de protesta contra la represa hidroeléctrica de Barro Blanco, en Las Nubes, entre Cerro Punta y el pueblo de Volcán. Fue una protesta pacífica en solidaridad con sus hermanos en la comarca. Los productores agrícolas de las tierras altas chiricanas emplean casi exclusivamente mano de obra ngobe. Hace décadas los campesinos chiricanos no trabajan en las fincas que explotan el café, lechuga y otros productos agrícolas. Fueron reemplazados por los trabajadores indígenas que ganan un salario muy inferior.
 
Después de la protesta de solidaridad de los ngobe, el grupo se dispersó pacíficamente. Algunos regresaron a las fincas donde trabajaban y otros tomaron distintos caminos. Rodríguez junto a un compañero fueron a buscar un medio de transporte. Mientras esperaban en una parada de autobús, cuatro hombres se presentaron con máscaras de esquí. Se llevaron a los dos manifestantes y los golpearon con barras de hierro y palos. 

Rodríguez , después de recibir la golpiza, fue arrojado a un arroyo cercano. Lo encontraron a la mañana siguiente, muerto. La otra víctima del ataque sobrevivió. Su identidad, según se informó, está siendo protegida por su seguridad. 

Según voceros ngobe, las operaciones de “este tipo de grupo de exterminio no es nuevo en América Latina. Sin embargo, no se había visto en Panamá o en la región occidental del país hasta el momento”. Aseguraron que la manifestación pacífica realizada en Las Nubes es  “parte de la lucha indígena panameña para proteger sus tierras”. 

La comunidad ngobe está indignada por el acto de violencia. Más aún, los ngobe están alarmados por la falta de interés por parte de las autoridades para investigar el crimen. Según una persona que participó en la manifestación de protesta, el asesinato es una provocación abierta al pueblo ngobe. Además, es un intento de los sectores interesados en asustar a los trabajadores ngobe y a sus familias para que dejen de protestar contra la construcción de la represa. La obra es propiedad de una sociedad panameña-hondureña y financiada por un banco del gobierno holandés, el FMO, y otro alemán, el DEG. 

Las tácticas de terror lo que hacen, sin embargo, es redoblar la determinación de los ngobes para defender sus tierras. En estos momentos, el estado de ánimo de los ngobe es de avanzar con prudencia a la espera de escuchar las propuestas del gobierno nacional. Los dirigentes ngobe saben que los intereses asociados a las represas son las mismas que tienen vínculos a las grandes trasnacionales mineras que quieren explotar el subsuelo panameño. Ambos, a su vez, tienen fuertes nexos con personeros de los gobiernos panameños actuales y del pasado. Las acciones de los escuadrones de la muerte sólo unen más a los ngobe. 

La sociedad panameña se pregunta si habrá más protestas en las tierras altas y en las carreteras.  Si el gobierno insiste en apoyar a los especuladores que construyen represas en los ríos de la comarca ngobe, no cabe la menor duda de que los enfrentamientos continuarán y, probablemente, se incrementen. 

El gobierno actual tiene poca experiencia y pericia en materia represiva y desconoce las relaciones de producción en la provincia de Chiriquí. Los jefes militares tampoco han hecho un estudio de la capacidad de resistencia de los ngobe. Las fuerzas armadas y el Ministerio de Seguridad Puública cuentan el número de armas que tienen los ngobes y las comparan con los equipos sofisticados que ellos manejan. Sobre la base de esos cálculos llegan a la conclusión de que pueden derrotar cualquier protesta indígena. Los asesores militares norteamericanos, que trabajan sobre el terreno, tienen un plan de contingencia para destruir militarmente lo que llaman la “insurrección indígena y campesina” en Panamá. 

Lo que no entienden el gobierno (porque no quiere), los militares locales y norteamericanos, es que los ngobe son la principal fuerza de trabajo en las tierras altas de Chiriquí desde hace 40 años. Además, son los trabajadores de las fincas bananeras desde hace 50 años. También son los que levantan la zafra en los cañaverales de cuatro provincias y cosechan los arrozales. Si los gnobes son reprimidos todas esas actividades serían paralizadas por falta de mano de obra. Los personeros del gobierno y sus socios pueden privilegiar en esta coyuntura la inversión minera. Pero los productores agrícolas de cinco provincias serían los que perderían la batalla. Las políticas del gobierno sólo perjudican el país.

Onésimo Rodríguez, muerto en la comunidad de Las Nubes, víctima de un escuadrón de la muerte, es el mensajero de un pueblo explotado que defiende sus tierras. Su mensaje es alto y claro: Como él hay muchos más dispuestos a sacrificar sus vidas por la integridad de sus familias, comunidades y cultura.

11 de abril de 2013.

martes, 9 de abril de 2013

Dignidad ante todo.


Miguel Antonio Bernal

La calidad de vida de la gran mayoría de la población se deteriora cada día más. Los factores reales de poder, parecen decidídos a no permitir que los  hombres y mujeres de nuestro país, de todas las edades, nos beneficiemos de los progresos alcanzados por la inteligencia humana.

Cada día nos enteramos, a cuenta gotas, la cantidad de improsultos y meapilas que se llenan de prebendas y privilegios: jugosos salarios, lujosos apartamentos, autos lujosisimos, villas de playa, hatos de ganado, fincas afincadas, cuenta bancarias de nueve cifras y vaya usted a saber.

Del otro lado, legiones de usuarios del transporte desvelándose y agotándose, para poder alcanzar un medio que les permita desplazarse de un punto a otro, miles de pequeños productores fajándose contra el abandono del agro, miles de niños sin ser reconocidos, adultos mayores desprotegidos, hospitales sin suficientes camas y medicina, proliferación de viviendas brujas, centenares de miles sin agua potable, déficit de escuelas y de una educación apropiada y actualizada, la ludopatía y la alcoholemía a niveles inimaginables...

Pero, la intoxicación mediática nos quiere hacer creer que estamos "en un país de primer mundo", que tenemos un "Estado de Derecho", mientras la inseguridad jurídica nos corroe y la corrupción nos baña de asco cotidiano.

La, cada vez más,  ausente dignidad ciudadana es aprovechada por los planes de despolitización que llevan adelante la partidocracia y sus abanderados que, poco o nada tienen que ofrecer. Mientras la población, cada día más agotada y frustrada, péndula entre la anomia y la abulia, sin atreverse a hacerse respetar.

La dignidad que debe ser íntriseca a la persona humana del siglo XXI, en Panamá parece ser la sombra del viento, mientras crece el miedo a la esperanza.
  
Cada día somos menos una sociedad. Cada día somos más un lugar donde vive gente. Cada día la frivolidad, la codicia y la avaricia se emponderan  más y más de la idiosincracia nacional.

Cada día aceptamos más basura,más humo y más mediocridad. Cada día hay más miedo a la dignidad, miedo a la democracia, miedo a la libertad.  ¿ Hasta cuándo?