martes, 25 de marzo de 2014

Elecciones y poder político.

En 45 días los ciudadanos panameños irán a las urnas para depositar sus votos para la elección de Presidente de la República, 71 diputados, 76 alcaldes y más de 600 representantes de corregimiento. Se espera que el 75 por ciento de los que aparecen en el padrón electoral, 1.2 millones de personas, harán valer su derecho. La correlación política de fuerzas favorece sin lugar a duda a los sectores asociados a los propietarios, entre ellos los rentistas y especuladores. Los tres candidatos que responden a esos intereses marcan el 90 por ciento de las preferencias en las encuestas. El sector de la clase propietaria asociado al sector productivo (industrial y agropecuario) ha quedado rezagado y apenas se acopla a la cola de los grandes capitales rentistas y especulativos. El sector formado por los comerciantes, a su vez, se han integrado – no sin dificultades – a estos últimos.
 
Entre los rentistas y especuladores se encuentran muchos profesionales que constituyen una especie de ‘inteligencia orgánica’. Son los encargados de proponer líneas de acción políticas para mantener un orden social. Este orden debe permitirles acumular riquezas a una tasa tolerable (entre el 30 y el 50 por ciento).

La ‘inteligencia orgánica’ está formada por abogados, periodistas, clérigos, educadores, economistas, sociólogos y otros. La tarea de éstos es resolver dos tipos de conflictos sociales que le son comunes a cualquier sociedad dividida en clases sociales. Por un lado, limitar a su mínima expresión los conflictos internos entre los propietarios. Por el otro, legitimar la política de contención y represión de las clases trabajadoras (no propietarias).

En el caso de Panamá hay una ‘inteligencia orgánica’ débil que, a su vez, representa a una clase propietaria muy frágil. Durante la primera mitad del siglo XX la ideología dominante (que manejaba la ‘inteligencia orgánica’) era neo-colonial, manejada por cuadros liberales y subordinada a la presencia omnipotente del ocupante militar norteamericano. Esa ideología ‘hegemónica’ se resquebrajó a principios de la segunda mitad del siglo XX por la insurgencia de fuerzas populares. La ‘hegemonía perdida’ se recuperó después de la invasión militar norteamericana de 1989.

El poder liberal-conservador tenía que ser reconstruido. Los cuadros intelectuales fueron reciclados y apareció una ideología neoliberal. En 1990 los partidos políticos reconocieron que tenían tres tareas fundamentales: Primero, legitimar su poder político mediante algún mecanismo: Escogieron las urnas. Segundo, garantizar sus tasas de ganancias económicas: Procedieron a las privatizaciones, la desregulación del Estado y la flexibilización de la fuerza de trabajo. En este punto también ‘blindaron’ el Canal para convertirlo en su coto exclusivo. Por último, quebraron la columna vertebral de los trabajadores que eran sus conquistas sindicales: empleo formal (seguridad social y el derecho a la contratación), organización y educación.

En 2014 los obreros y sus aliados lograron levantar el Partido Frente Alternativo por la Democracia (FAD). Igualmente, el profesor universitario, Juan Jované, de orientación política de izquierda, movilizó a importantes sectores en torno a su candidatura presidencial independiente. Trabajando en las peores condiciones, han presentado al pueblo panameño una opción para reivindicar sus conquistas arrebatadas después de la invasión norteamericana.

Entre 1990 y 2009 la clase propietaria logró sus objetivos. Cada cinco años sus diferentes facciones políticas se alternaron en el poder político. Los partidos Panameñista (conservador) y el Partido Revolucionario Democrático – PRD – fueron copados por ‘intelectuales orgánicos’ neoliberales que dirigieron las políticas del Estado. En 2009 apareció el Partido Cambio Democrático (CD), con cuadros menos formados pero mucho más ambiciosos. Como su propaganda lo señala: ‘En 5 años han invertido (saqueado) más que en 50’.

El CD quiere repetir por segunda vez su período en el poder. No le preocuparía a la clase propietaria en su conjunto este anhelo, excepto que hay un problema: El candidato a la Presidencia del CD se encuentra a la cabeza de los aspirantes a sólo 45 días de las elecciones. Los partidos de la oposición que responden a la clase propietaria están ahora desesperados por encontrar la fórmula para obstaculizar ese triunfo que anuncian las encuestas.

La tendencia de las encuestas (no siempre fiables) arroja un resultado que la clase propietaria ve con preocupación. Según sus voceros, el presidente Ricardo Martinelli seguiría gobernando bajo las sombras de sus partidarios creando una atmósfera de ingobernabilidad, preñada de falta de transparencia y corrupción. Cualquiera de los candidatos opositores de la misma clase no serían necesariamente mejores pero la alternabilidad le daría a la clase gobernante más espacio para controlar los ‘daños colaterales’. Juan C. Navarro, del PRD, se encuentra en segundo lugar según las encuestas y es aceptado con reservas por la clase dominante... y por la embajada de EEUU. Igual suerte corre Juan C. Varela del Partido Panameñista.

La embajada es clave en la medida en que la ‘hegemonía’ de la clase propietaria es sólo viable con el respaldo militar de EEUU. El candidato gubernamental, José Domingo Arias, aún no ha sido vetado por la embajada (como lo fue Balbina Herrera del PRD en 2009). Es probable, sin embargo, que la embajada buscará la manera de favorecer a un candidato de la oposición. Embajada y clase propietaria aspiran a conservar el mismo orden social.

sábado, 22 de marzo de 2014

Golpe de Estado Euro-Americano en Ucrania‏.

Umberto Mazzei y Roxanne Zigon
 
“El lenguaje político sirve para hacer parecer verdad las mentiras y al asesinato cosa respetable”.
George Orwell
 
ALAI AMLATINA, 13/03/2014.- La inauguración y la despedida de los recientes juegos olímpicos de invierno en Sochi, mostraron la belleza, la antigüedad y la vastedad de la cultura rusa. La historia europea no es concebible sin ese aporte. La potencia del pueblo vikingo de los Russ –que se extendió desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro y desde el Vistula hasta el Volga-protegió a Europa de una invasión árabe musulmana durante toda la alta Edad Media. Desde elsiglo IX los rusos tenían una estructura política descentralizada que giraba en torno alPrincipado de Kiev.
 
En el siglo XIII, los rusos, con su resistencia antes de sucumbir, salvaron a Europa de ser arrollada por la Horda Dorada. Cuando los cumanos, sus vecinos del este, fueron atacados por los mongoles, los rusos acudieron en su ayuda pero fueron derrotados en la Batalla del río Kalka; sin embargo, se frenó el avance mongol por trece años. En 1237 los mongoles regresaron, quemaron ciudades rusas y tomaron a Kiev en 1240; muchos rusos fueron vasallos mongoles por tres siglos, pero el ímpetu mongol llego debilitado a Polonia y Hungría.
 
El vasallaje mongol fracturó la unidad rusa en torno al Principado de Kiev. Para consolidar los vínculos comunes, pero admitiendo evidentes divisiones, en 1253, el Papa proclamo a Danilo I como Rey de todas las Rusias (Rex Russiae), un título plural que usaron también los zares rusos. Al Principado Ruso de Kiev lo sucedieron los de Galitzia y de Volodýmyr-Volynsky, que luego se fusionaron en el principado de Halych-Volhynia.
 
El nombre Ucrania viene de krajina, país fronterizo y en efecto es lugar de fronteras. Se usa desde mediados del siglo XIV, cuando la presente Bielorrusia y la zona de Kiev fue invadida por Lituania y el grueso de la moderna Ucrania fue invadida por Polonia, sin llegar hasta Crimea, que era turca. Poco después, Polonia y Lituania formaron la mancomunidad Polaco-Lituana y la zona ucraniana pasó a llamarse Rutenia, forma latinizada de Rusenia.
 
A mediados del siglo XVI, la nobleza cosaca y los campesinos, apoyados por la iglesia ortodoxa y el gobierno moscovita, se rebelaron contra el régimen polaco, que había entregado muchas tierras a la iglesia católica que eran arrendadas a khazares judíos. En el oriente de Ucrania formó el Atamato cosaco, que se integró a Rusia con el tratado de Pereyáslav, en 1654. Esa fractura política la explotó Carlos XII de Suecia, cuando invadió Ucrania como aliado del Ataman Mazepa, pero fue derrotado en Poltava (1709) por Pedro El Grande.
 
Entre 1772 y 1795, Austria, Prusia y Rusia se repartieron la mancomunidad polaco-lituana y casi toda Ucrania pasó a ser rusa, con Galitzia y Bukovina al oeste, para Austria. Al caer el Zar, fue independiente y luego se unió a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La Galitzia fue dada a Polonia y la Bukovina dividida. Después de la Segunda Guerra Mundial, Stalin anexo a Ucrania la Galitzia y la mayor parte de Bokovina. En 1954, el ucraniano Nikita Khruschev le quitó Crimea a Rusia para anexarla a Ucrania, como República Autónoma. En 1991, Ucrania se hizo miembro de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Su constitución fue proclamada en 1996 y revisada en 2004.
 
La relación de Ucrania y Rusia
 
El pasado de Ucrania y Rusia es complejo y a la vez uniforme. Por 500 años la historia ucraniana, bielorrusa y rusa fue la misma, con Kiev como eje. Durante 300 años Ucrania estuvo sometida a Polonia y Lituania. Durante 340 años casi toda fue del Imperio ruso y desde la II Guerra Mundial toda Ucrania fue de la URSS.
 
La lengua ucraniana es tan próxima al ruso como para que puedan entenderse entre ellos y el ruso predomina en Kiev, en el oeste y en el sur. La religión principal es el Cristianismo Ortodoxo (60%), le sigue una minoría católica (10%) en el occidente y un grupo musulmán (3%) en Crimea. La lista de científicos, músicos, literatos, políticos y militares de la historia rusa, no puede escribirse sin ucranianos (Eugen Slutzky, Igor Prokofiev, Nicolai Gogol, Gregory Zinoviev, Kliment Voroshilov); ni la historia ucraniana sin nombres rusos.
 
Ucrania tiene 46 millones de habitantes (censo 2011) sobre 603 mil km2 con siete fronteras: Bielorrusia al norte; Polonia, Eslovaquia al oeste; Hungría, Rumania y Moldavia al sur, con una costa sobre el Mar Negro; eso le da gran importancia estratégica para Rusia. También para la OTAN, si piensa atacar a Rusia.
 
El Golpe de Estado Euro-Americano
 
En 2004 Victor Yanukovych, quien fuera Gobernador de Donetsk (1997 – 2002) y Primer Ministro (2002 – 2004) de Leonid Kushma, ganó las elecciones en Ucrania, pero el desorden de la llamada “Revolución Naranja”, amplificado por una campaña de la prensa internacional –la técnica de revoluciones de color– presionó a la Corte Suprema para anular la elección y repetirla para imponer el candidato de Bruselas y Washington: Victor Yushchenko.
 
En 2010 Yanukovych ganó con el 49% de los votos contra el 45% de Julia Timoshenko, la primer ministro de Yushchenko. En las elecciones parlamentarias de 2012, el partido de Yanukovych gano 187 asientos contra 102 del de Timoshenko, un claro aumento de apoyo electoral. La Sra.Timoshenko años antes había sido condenada por corrupción en Rusia y lo fue de nuevo en Ucrania en un caso sobre comercio de gas y fue enviada a prisión. La prensa occidental comenzó entonces una campaña de difamación contra los tribunales ucranianos y de exaltación de Santa Julia mártir, la de la trenza aureolada.
 
Las nuevas elecciones presidenciales de Ucrania estaban previstas para diciembre 2014. Desde el 2013 comenzó una campaña de la prensa internacional contra Yanukovych preparando a la opinión pública internacional para un golpe de Estado. Estados Unidos “invirtió” 5 millardos de dólares en organizar y entrenar grupos para cambiar el gobierno ucraniano, según las palabras de la Secretario de Estado Adjunto para Europa del Este, Victoria Nuland, ante una reunión del Club Nacional de la prensa, auspiciada por Chevron.
 
Desde enero, grupos entrenados por Washington y Bruselas, invadieron violentamente Kiev, ocuparon edificios públicos y exigieron la dimisión de las autoridades legítimas, cuando faltaba menos de un año para nuevas elecciones. Según testigos, su modo operativo mostraba formación y la coordinación militar, en lo que, según Haaretz, participó personal israelí. 

Otros vieron como personal norteamericano, alemán y polaco dirigían las protestas, donde junto a grupos ucranianos actuaban mercenarios moldavos, turcos, afganos y árabes.
 
La gran prensa elogió las violencias. Altos funcionarios europeos y americanos fueron a Kiev para mostrar apoyo al alzamiento; tal como Victoria Nuland dando galletas a los revoltosos. Obama pidió la renuncia del “dictador” Yanukovych. La prensa siempre reportó desde el lado de los manifestantes; nunca del lado de la policía que sufrió muchos muertos y heridos. Los políticos de oposición ucranianos buscaron el poder sin apelar nunca a las masas, sino ante funcionarios norteamericanos y europeos; Ángela Merkel en especial. Se puede especular sobre qué pasaría si funcionarios extranjeros incitasen a ocupar con violencia oficinas públicas en Washington y a destituir a Obama. Si Yanukovych fue culpable de algo, fue de indecisión y no de violencia o terquedad. Su gobierno llegó a un acuerdo con los revoltosos, garantizados por cancilleres de la UE, que los revoltosos no cumplieron.
 
El momento para derrocar con un desorden artificial a un gobierno legítimo, en las fronteras de Rusia, fue obviamente calculado: los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi. Rusia hacía de anfitrión mundial y la atención del mundo se enfocaba fraterna a otro lado, como cuando durante los Juegos Olímpicos de Beijing el ejército de Georgia atacó Ossetia del Sur.
 
Hubo muertos y heridos, entre la policía y los manifestantes. Según el testimonio del Ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Urmas Paet, quien habló con la Doctora Olga Bogolomets, la médico jefe de la clínica móvil en la Plaza Maiden cuando la protesta se hizo violenta en Kiev, la doctora le mostró fotos y le dijo que ambos bandos habían sido víctimas de los mismos francotiradores; que se había usado el mismo tipo de balas. Ella añadió que lo más chocante era que el “gobierno provisional” no quería investigar lo sucedido. Cuando Paet habló sobre eso con la Jefa de Relaciones Exteriores de la UE, Catherine Ashton, ella solo dijo: Oh! Que terrible! pero no hizo nada. Ahora se acusa a Yanukovych y sus ministros de esos asesinatos.
 
Pareciera que Washington y Bruselas aplicaron en Ucrania –fuera del golpe militar- todas las técnicas de golpe de estado que los anglo-sajones han practicado en el Tercer Mundo desde la época napoleónica. Primero, los bancos endeudaron a Ucrania por 138 millardos (PIB 176 millardos, 2012) con pagos pendientes este año por 8 millardos, lo que limita las políticas independientes y resulta siempre en corrupción. Segundo, se apoyó financieramente a muy diferentes partidos políticos para dirigirlos hacia un objetivo político común. Tercero, se desató una campaña de prensa para desacreditar el gobierno y demonizar a sus líderes. Cuarto, se financió y se entrenó a grupos para fomentar desórdenes violentos. Quinto, se usó francotiradores para disparar contra ambos bandos y generar odio y violencia, como en Siria. 

Sexto, se aplicó el truco usado recientemente en Honduras y Paraguay: el Golpe Parlamentario.
 
En Ucrania se hizo con la invasión del Parlamento por matones armados, que causaron la fuga de la mayoría de los parlamentarios del gobierno. Luego, bajo evidente amenaza y tal vez con sobornos llevaron al resto a destituir al Presidente en una súbita sesión, sin siquiera juicio. Para el estándar democrático de la OTAN, no importa que el presidente “destituido” no haya sido nombrado por el Parlamento, sino por votación popular directa; igualmente los gobiernos de la OTAN reconocieron enseguida al ya previsto “gobierno provisional”.
 
El gobierno usurpador
 
El “gobierno provisional” puede llamarse también el Gobierno Oligarca. El Presidente es Oleksandr Turchynov, un pastor evangélico, pero quien manda es el Primer Ministro Arseniy "Yats" Yatsenyuk – un banquero judío, escogido por Victoria Nuland para ser el títere de la OTAN-. Turchov y Yatsenyuk pusieron varios oligarcas a gobernar las regiones donde el apoyo a Yanukovych es mayor. Es fácil asumir que por su potencial para sobornos políticos.
 
Uno de ellos es Ihor Kolomosky, un banquero, empresario metalúrgico y patrón de medios millardario, también miembro prominente de la comunidad judía ucraniana y cuyos diarios dieron una cobertura favorable a las revueltas. Se le nombró gobernador de su patria chica: Dnepropetrovsk. Putin dijo de él que es un estafador y explicó como Kolomosky había robado 2 millardos a un socio. Kolomosky es bien conocido como amigo de Julia Timoshenko, la antigua primer ministro cuya primera llamada al salir de prisión fue para Angela Merkel.
 
Otro es Serhiy Taratuta, el hombre más rico de Ucrania en 2009, según Forbes, que fue nombrado gobernador de su nativa Donetsk. El 9 de marzo, ya enfrentó un alzamiento popular para reinstalar a Pavel Gubarev, el anterior gobernador; alzamientos que se repiten en otras provincias. 
 
El clima político se pondrá peor, porque el Fondo Monetario Internacional mandó a Ucrania una “misión investigadora” la semana pasada. Las reservas de Ucrania ya habían bajado de US$17,8 millardos a 15 millardos en las últimas cuatro semanas. Después de la visita del FMI los ucranianos de todas las tendencias aprenderán lo que significa “ajuste estructural”.
 
La mayoría ucraniana de lengua rusa está tan furiosa con la corrupción, el desempleo y la desigualdad económica como los ucranianos del oeste; pero la gente puesta al mando por las turbas no trae un cambio revolucionario. Son las mismas caras conocidas por su corrupción y su complicidad en enriquecer a los oligarcas ucranianos. Esta vez, para servir intereses foráneos, parecen querer borrar la milenaria herencia cultural ucraniana. La inquietud en el centro y el oeste de Ucrania aumentó desde que los usurpadores anularon la ley que permitía el uso del ruso como lengua oficial en esas zonas. Es una prueba de su tendencia anti-rusa y pro- OTAN. Una prueba de su autoritarismo es la proscripción del Partido Comunista, que sacó el 13% de los votos en la última elección.
 
Desde su independencia, las encuestas en Ucrania muestran una gran mayoría contraria a ser parte de la OTAN, pero el gobierno “de facto” quiere ignorarlo. En su campaña electoral, Victor Yanukovych se postuló como contrario a la OTAN y su Partido de las Regiones hizo del no-alineamiento la estrategia de seguridad del país, como en Finlandia, Suecia e Irlanda.
 
Crimea
 
Crimea ya fue objeto de la ambición anglo-sajona en la Guerra de Crimea (1853 – 56) pero quedó rusa. La vasta mayoría de su población sigue siendo rusa; por ello cuando Kruschev la anexo a Ucrania, fue como República Autónoma. Después del Golpe de Estado en Kiev, el gobierno local permaneció leal a Yanukovych y rechazó los intentos de invadir Crimea con matones mercenarios y de crear una rebelión de los tártaros locales. El gobierno “de facto” comenzó entonces a hablar de una invasión rusa de la Crimea.
 
La prensa y los gobiernos de la OTAN quieren ignorar que Crimea es la base de la flota rusa del Mar Negro y que de acuerdo al tratado Ruso-Ucraniano de 1997, hasta el año 2040, Rusia tiene derecho a mantener allí hasta 27 mil hombres, aunque por el momento solo hay 16 mil. Lo que la gran prensa reporta como “gente en uniforme” cuidando edificios públicos son las milicias locales de autodefensa y las unidades ucranianas que permanecen fieles al Presidente Yanukovych y al Gobierno de Crimea.
 
El Gobierno de Crimea, confrontado a los usurpadores de Kiev que quieren ignorar sus legítimas credenciales, ha decidido consultar al pueblo sobre su futuro. Es un ejercicio de auto-determinación de impecable credencial democrática, reconocido por la ONU; aunque abusado por Estados Unidos arrancar provincias a países; desde Panamá hasta Kosovo.
 
La cuestión energética
 
El 66% del gas ruso que se exporta a la UE y Turquía (86 bcm) se hace por Ucrania, pero ésta va perdiendo importancia como red de tránsito. Hay dos nuevos gasoductos submarinos, el Gasoducto del Norte y el Gasoducto del Sur que pasan fuera de Ucrania. El Gasoducto del Norte, terminado en 2011, conecta a Rusia con Alemania por el Mar Báltico. El Gasoducto del Sur, que pasa por debajo del Mar Negro, estará listo para 2015.
 
El monopolio ruso Gazprom había llegado a un acuerdo con Yanukovych para bajar el precio del gas destinado a Ucrania, de US$400 por 1.000 m3 a US$268,5, desde el 2014. La política anti-rusa del gobierno usurpador no favorece la continuación de ese descuento. La deuda por gas de Ucrania con Rusia en este momento es de US$1,5 millardos.
 
Un maligno rizo del rizo geopolítico
 
Rusia no va a pedir la indulgencia o la bendición de Occidente. Alea jacta est, la suerte está echada, Crimea es una pieza perdida en el gran tablero de la OTAN. Ahora lo que hay es un problema de tres colas para los conspiradores euro–americanos: a) como salvar sus intereses económicos en Rusia (comercio UE con Rusia medio billón; EE UU 40 millardos); b) castigar a Rusia o a los autores del fracaso; c) expandir la integración europea después del choque.
 
Herman Van Rompuy, Presidente del Consejo Europeo, dijo, el primero de febrero, en la conferencia sobre seguridad de Munich: “para los europeos y americanos, las economías se basan en reglas y las sociedades en valores – esto es lo que somos, es lo que significamos para tantos y lo que juntos debemos representar para el mundo”. Palabras huecas, porque ni sus reglas ni sus valores tuvieron éxito en liberar sus países del peso de una decadencia socio-económica, política e intelectual, ni restauraron sus identidades, su moralidad o su espíritu.
 
La tonada que hoy cautiva el oído de los electores en Europa es el euro-escepticismo, porque ofrece una valoración de asuntos vitales para tantos europeos dejados fuera de la mesa en la cena transnacional. El “déficit democrático” es una inexorable realidad y es raro encontrar en Europa quien apoye la perspectiva sombría que pintan quienes hacen la política en Bruselas.
 
Hay una trampa mental convertida en un peligroso rizo del rizo geopolítico para el estilo de maniobra Euro–Atlántico, se trata del “Despertar Político Global” nutrido por Zbigniew Brzezinsky. Se le lanzó como una estrategia de EE.UU. para el Medio Oriente, pero aterrizó, como un Caballo de Troya, en la llamada Euromaidan de Kiev. Fue algo articulado por Van Rampuy en Munich: “A pesar de la geopolítica, hemos ofrecido a Ucrania una relación más cercana con la Unión Europea, con los países a su oeste… y sabemos que el tiempo está de nuestro lado. El futuro de Ucrania pertenece a la Unión Europea”.
 
Quienes hacen la política en Bruselas tienen sus mentes controladas por Washington y el paradigma de Brzezinsky, quien ve a Ucrania como “un reducto occidental que impida la reencarnación de la Unión Soviética, porque sin ésta Rusia cesa de ser un imperio”. El Dr. Brzezinsky, desafortunadamente, enseñó bien como odiar y temer a Rusia, pero, por suerte, su legado geopolítico es anticuado, porque el mundo moderno no soporta vivir dos conceptos opuestos al mismo tiempo: mundialismo unilateral vs diversidad del diálogo civilizado.
 
Conclusiones y recomendaciones
 
Las amenazas de Estados Unidos de sanciones económicas y de otro tipo contra Rusia en caso de auto-determinaciones en Ucrania favorables a una integración con Rusia son risibles. El poder económico de EE.UU. se desvanece y Rusia tiene suficiente músculo económico para hacer sentir sus represalias en Londres y New York. Si las cosas se calientan, China, aliada de Rusia, puede dar una mano en fundir el dólar, para disminuir las tensiones.
 
Rusia puede declarar inaceptable la injerencia de EE.UU. y la UE en los asuntos ucranianos, apoyar el regreso a la legalidad apoyando los partidos pro-rusos y acercándose a los partidos nacionalistas ucranianos que estarían incómodos bajo la tutela de Bruselas.
 
La Crimea y otras partes de Ucrania pudieran integrarse con Rusia, mientras Europa absorbe la Ucrania Occidental en bancarrota; algo como una restitución de territorios anexados desde la segunda guerra mundial.
 
Los rusos y los alemanes debieran recordar que –como Bismarck bien demostró- la paz europea está a salvo y la cultura europea florece cuando ambos países actúan de acuerdo.
 
Ginebra/Moscú

¿POR QUÉ ATACAN A VENEZUELA?

Javier Del Valle Monagas Maita
 
      Lo que ocurre en Venezuela. Si lo vemos con ojos de razón y derecho. En realidad no debería ser nada extraordinario.  Es simplemente algo que debería ser rutina si la conducta de los hombres y mujeres que han gobernado esta nación fuese cónsona con el cumplimiento del deber, el respeto y honestidad en la ejecución de las leyes y presupuestos,  tal como está concebido en las constituciones de 1961 y  de 1999.

      El problema empieza cuando quienes en el pasado, fueron electos para servir. De pronto invirtieron el orden de la ecuación y se creyeron que eran ellos los que debían ser servidos.  De tal manera el país se fue hundiendo en una danza de corrupción y despojo de todo lo que tuviese valor en la cosa pública.  Es decir, ser presidente, ministro u otra categoría de funcionario público daba potestad para disponer de los fondos y hasta bienes nacionales como si fueran  coto particular de cada uno de esos que deberían velar por el buen funcionamiento y administración del bien común nacional. Claro está toda esa corruptela fue impulsada y cooptada desde los sectores empresariales privados y gobiernos de potencias como USA, que habían colonizado las mentes y conciencias de los maulas políticos en funciones de gobierno.

      La alarma se enciende en el espacio de la avaricia y el egoísmo ocupado por las malignas elites burguesas serviles y postradas a los intereses foráneos que les repartían migajas del botín saqueado permanentemente a la nación venezolana. Cuando aquel señor del “por ahora” de 1992, asume la primera magistratura nacional y empieza de una buena vez a ejecutar el proyecto político – económico con el que se comprometió con el pueblo y al que las masas populares aceptaron. Ese proyecto en realidad es lo que normalmente se puede ofrecer para ganar el favor de las mayorías votantes en una elección. La diferencia estribó en que por fin alguien esta dispuesto a cumplir su palabra.  Como es lógico pensar esas ofertas, de cumplirse, chocarían con los intereses de aquellos que hasta ese momento vivían del Estado, parasitando, robando y degradando las oportunidades de atención social, económicas y naturales del pueblo. 

     Ya de por si, cuando se empezó a hacer la oferta electoral antes del proceso electoral, una guerra mediática muy agresiva se inició contra el fenómeno político nacido a la sombra del dolor y genocidio cometido en contra del pueblo desde aquel 1989, como catalizador. Así, el acoso contra el líder y contra su pueblo fue una costumbre permanente. Las mentiras fueron el arma mas usada. La demonización era constante. La calumnia una rutina y el desprecio una cotidianeidad. El enemigo hizo rebrotar los demonios del antiguo “comunismo come bebes y expropiador de todo”.

     Con todo eso y mucho mas, no pudieron hacer que el líder y su pueblo se salieran de los lineamientos básicos del proyecto prometido. No bastaron los infiltrados, las quintas columnas, que cometieron desmanes intencionamente, para desprestigiar al proceso, su líder y sus bases populares. Al promulgarse las leyes que daban marco jurídico al proyecto político, arreciaron los ataques. Ya no era la mentira, la retorica y la traición. El arma de ataque nada mas. Los sectores más putrefactos de la sociedad (beneficiarios de la corrupción del pasado) se activaron en concordancia con planes elaborados desde la Casa blanca, bajo la rectoría  de ejecución de los servicios de inteligencia y el departamento de estado yanqui.  Organizaron una masacre alimentada desde los medios de comunicación privados internos y externos aquel 11 de Abril del 2002 que logró por 48 horas derrocar al gobierno legítimo, derogar la constitución refrendada por la mayoría popular por primera vez en la historia. Alcaldes y policías municipales, asumieron facultades de seguridad nacional, de jueces y de  administradores de la seguridad pública. Jueces de control, asumieron la potestad de librar órdenes de detención en blanco sin juicio ni respeto al debido proceso. Embajadas de países amigos eran allanadas violentamente en busca de refugiados del gobierno, en franca violación del derecho internacional. La industria petrolera nacional fue tan brutalmente saboteada que lograron detener la producción a casi cero barriles. Los alimentos básicos del pueblo fueron secuestrados y elevados sus precios a niveles grotescos. La educación fue suspendida en todos los niveles, la salud caotizada y los demás servicios públicos demolidos.

      Esa agresión jamás ha cesado. Solo fue amortiguada por la acción efectiva del Estado y el respaldo popular a su gobierno legitimo. 

        Hoy nos vuelven a atacar, esta vez con paramilitares y mercenarios pagados con fondos proporcionados desde Estados Unidos. Nos aplican el mismo esquema de guerra asimétrica aplicado en Libia, Ucrania, Siria y desarrollado por Gene Sharp, denominado golpe suave 
 
Asesinan  gente del pueblo, policías, soldados, guardias nacionales, vuelven a secuestrar los alimentos, encierran a los vecinos en sus zonas de viviendas, aplicándoles el terror e incendiando oficinas publicas, escuelas de niños, universidades públicas. Destrozan todos los servicios masivos de transporte,  obstaculizan autopistas, carreteras y roban a los vecinos. Pese a todo ese terror la gran prensa privada los defienden y acusan al gobierno de las barbaridades que ellos cometen contra el pueblo. Proyectan al extranjero millones de mentiras;  haciendo ver sus crímenes como si fueran obras del pueblo revolucionario pacifico chavista o del gobierno. Demonizan a los colectivos de campesinos que siembran la tierra. De obreros que producen en las fábricas. De músicos que alegran el espíritu y el alma, mientras educan para la paz y el amor al prójimo.  A las madres cuidadoras que velan por los bebes, mientras sus madres trabajan. A los comunicadores comunitarios que informan y concientizan al pueblo sobre su importancia y valor colectivo. A los cooperativistas que sirven a todos, incluso a las elites terroristas. A los estudiantes bolivarianos que se esfuerzan en estudiar en escuelas, liceos y universidades, después de cumplir un jornal de trabajo digno.

        Atacan a nuestra querida Venezuela, por que ahora sus riquezas van al pueblo. Ya no van a los caudales de empresarios parásitos importadores de basuras, por que el petróleo y demás riquezas naturales las controla el Estado venezolano y no las transnacionales maulas expoliadoras sionistas. Por esos recursos que antes se robaban los politiqueros. Ahora son para viviendas dignas para el pueblo, para salud gratuita, alimentación  abundante, educación gratuita y de calidad, para la producción de bienes y servicios. Muchos de ellos prestados por el pueblo organizado y no por empresas ladronas. Por eso atacan a los colectivos hoy, como lo hicieron con los círculos bolivarianos de educación y conciencia del pasado. Ellos en verdad desprecian y odia a un pueblo empoderado de su destino  y al que ya no pueden ni engañar ni manipularPOR ESO ATACAN A VENEZUELA

jueves, 20 de marzo de 2014

Mis consideraciones sobre Venezuela.



P. Miguel Matos, S.J.

Un dato nada despreciable en el momentos de hacer un análisis coyuntural sobre la actual realidad nacional, es la pregunta sobre ¿dónde están los pobres? Pregunta bastante contundente para empezar, para desarrollar coherentemente y para sacar consecuencias finales del análisis, si es que el análisis se hace desde un posicionamiento cristiano.

Lo primero que habría que hacer es comparar el comportamiento de los sectores marginales del país, el 27 de febrero de 1989 y el comportamiento de estos mismos sectores a 30 días de continuo accionar de la protesta anti-gobierno. En aquella ocasión bastaron dos horas de protesta en las cercanías de Caracas para que toda una nación se desestabilizara violentamente. Esta vez la situación ha sido diametralmente diversa.

Yo vivo en el Sector La Carucieña de Barquisimeto que agrupa una docena de barrios densamente populares. Puedo afirmar “sobre el mismo cadáver de mi madre” (como dice el pueblo). Puedo decir que aquí no se ha quemado una sola hoja de papel, no se ha alterado un centímetro de tráfico vehicular. Es más, puedo afirmar que los niveles de indignación que está expresando espontáneamente el pueblo contra los violentos, está llegando a niveles preocupantes. No me extrañaría que comenzara en poco tiempo una exigencia creciente sobre el gobierno para que “ponga en su lugar a los riquitos”, como expresa el pueblo.

Esta protesta es un fenómeno clase media real, seudoclase media y clase alta, y además sólo urbana.

Si la pregunta es, dónde están los pobres, creo que la respuesta es obvia.
Pero no es esa la única perspectiva desde la que se debe hacer cualquier análisis de la actual situación venezolana. Venezuela no es aquella “sencilla república bananera de los años 50”. Venezuela es la propietaria de unos 300.000 millones de barriles de petróleo como reserva comprobada y 2 billones de metros cúbicos de reservas de gas, sin contar las otras reservas de recursos naturales. ¿Pueden los Estados Unidos y la UEA cohibirse de sus burdas apetencias imperialistas?
Este dato obliga a hacer análisis que no nos ubiquen exclusivamente en diagnósticos exclusivamente endógenos y cortoplacistas. No se trata de mantener un discurso simplista según el cual todas nuestras desgracias son exclusivamente atribuibles al Departamento de Estado de USA, como en los años 80 se hacía cuando todos los males se atribuían al binomio CAP-Fedecámaras, pero tampoco son justos análisis etéreos que fueran igualmente aplicables a Venezuela y al Chad, por decir algo.

Pero no ha sido sólo el Gobierno el único que ha acudido al recurso “exógeno”. Han sido los mismos personeros del Gobierno norteamericano los que han descubierto la vertiente imperialista e injerencista de este conflicto. O es que se puede ignorar, por ejemplo, la llamada telefónica del Sr. Subsecretario de Estado para asuntos suramericanos a nuestro embajador Chardeston Matos según la cual “si no se retractan los procesos judiciales contra el Sr. Leopoldo López, el Senado norteamericano podría estudiar represalias contra Venezuela”.

Me pregunto si al hacer análisis de la actual situación venezolana, se pueden ignorar tan olímpicamente las continuas impertinencias del Sr. John Kerry para referirse a Venezuela como un país en explosión social. Podríamos citar infinitas interferencias de hoy mismo de los personeros norteamericanos. Ignorarlas es casi convertirse en cómplice de las mismas.

Pero en este análisis de coyuntura un dato nada inocuo es el referente al carácter inéditamente violento de la protesta anti-gobierno. Esa violencia huele más a paramilitarismo antioqueño que al perfil promedio del contestatario venezolano. No hace falta un olfato demasiado sutil como para no saber marcar las diferencias. También aquí se impone superar ciertas ingenuidades.

En este mismo apartado habría que reseñar el evidente financiamiento millonario de la protesta. Sin este financiamiento ya hace tiempo que se hubiera agotado ante la apatía de los sectores no contestatarios. Ya sabíamos con antelación que había un mínimum de 1.200 millones de bolívares para financiar la protesta. Luego nos llegamos a informar de detalles como aquello de que cada guarimbero cobra unos 5.000 bs. semanales. Se puede tomar toda la distancia que uno quiera con respecto a estas informaciones, pero el desarrollo de los acontecimientos nos obliga a tomárnoslas un poco más en serio si se intenta mantener cierta profundidad.

Otro aspecto nada despreciable de nuestra coyuntura es la ingenuidad de responsabilizar a “los estudiantes” de este guarimbismo. Esta ingenuidad, por ponerle un nombre menos fuerte, rodea a los pronunciamientos de la Conferencia Episcopal Venezolana.

El nombre del sector estudiantil está siendo utilizado como peón ante la acefalía de la oposición venezolana. Esta oposición dramáticamente dividida y anarquizada no tiene capacidad ni para discernir entre condenar o apoyar más allá de lo formal, el desarrollo del guarimbismo.

Ante este vacío se trata de vender la imagen del pacífico estudiante que sale a protestar y que es “infiltrado” por una minoría algunas veces incluso “oficialista”, que quema los buses, quema toneladas de basura, dispara desde edificios, embosca policías, deja morir en un vehículo a un enfermo grave, tranca las calles, instala alarmas en la guarimba o fabrica las guayas para degollar a los motorizados.

Señores, este tipo de actuación es todo menos espontáneo. Es una estrategia minuciosamente monitoreada apátridamente desde sectores muy lejanos al “pacífico manitas blancas”. No llamar la atención sobre estas aristas de la situación venezolana es peligrosamente culpable.

¿El desenlace? Observando el comportamiento del pueblo que me rodea en mi residencia y en mis relaciones públicas, me atrevo a hacer memoria sobre la forma tan sabia y estoica como respondió el pueblo al cruel ensañamiento de la burguesía contra Venezuela durante el sabotaje petrolero. No me imagino un desenlace tipo Ucrania. Más le temo a una respuesta violenta de parte de los sectores populares a la agresión de las minorías violentas que mantienen la guarimba.

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lunes, 10 de marzo de 2014

Recuperar el debate estratégico.




Parece evidente que estamos ante un recodo de la historia. Lo que suceda en los próximos años, sumado a lo que ya está sucediendo, tendrá efectos de largo plazo. Lo que hagamos, o lo que dejemos de hacer, va a tener alguna influencia en el destino inmediato de nuestras sociedades. Sabemos que es necesario actuar, pero no está claro que seamos capaces de hacerlo en la dirección adecuada.

Los recientes sucesos en Ucrania y Venezuela intensificaron la sensación de que estamos ante momentos decisivos. Esta coyuntura devela que la violencia jugará un papel decisivo en la definición de nuestro futuro. Guerra entre estados, lucha entre clases, conflictos violentos entre los más diversos grupos, desde pandillas hasta organizaciones de narcotraficantes. Como sucedió en otros periodos de la historia, la violencia empieza a decidir coyunturas y crisis.

La violencia no es la solución, y cuanto más tiempo podamos aplazarla, tanto mejor. Sin violencia no podemos lograr nada. Pero la violencia, por muy terapéutica y eficaz que sea, no resuelve nada, escribió Immanuel Wallerstein en el prefacio del libro de Frantz Fanon Piel negra, máscaras blancas (Akal, 2009). Estar preparados para la violencia, pero subordinarla al objetivo del cambio social, es parte de los debates estratégicos necesarios.

Menciono la cuestión de la violencia porque de eso se trata en Venezuela y en Ucrania, en Bosnia, Sudán del Sur, Siria y cada vez más lugares. Nos guste o no, los conflictos no se están resolviendo en las urnas, sino en las calles y en las barricadas, mediante artes insurreccionales que las derechas están aprendiendo a utilizar para sus fines, apoyadas por las grandes potencias occidentales, Estados Unidos y Francia en lugar muy destacado. La llamada democracia languidece y tiende a desaparecer.
No me canso de leer y reproducir la visión que trasmitió el periodista Rafael Poch de la plaza Maidán de Kiev: En sus momentos más masivos ha congregado a unas 70 mil personas en esta ciudad de 4 millones de habitantes. Entre ellos hay una minoría de varios miles, quizá cuatro o cinco mil, equipados con cascos, barras, escudos y bates para enfrentarse a la policía. Y dentro de ese colectivo hay un núcleo duro de quizás mil o mil 500 personas puramente paramilitar, dispuestos a morir y matar, lo que representa otra categoría. Este núcleo duro ha hecho uso de armas de fuego (La Vanguardia, 25/2/14).

Multitudes protestando y pequeños núcleos decididos y organizados enfrentándose a los aparatos estatales a los que suelen desbordar. Lo consiguen por tres motivos: porque hay decenas de miles en las calles que representan el sentir de una parte de la sociedad, que legitima la protesta; porque hay una vanguardia a menudo entrenada y financiada desde fuera, y porque el régimen no está en condiciones de reprimirlos, ya sea por debilidad, falta de convicción o porque no tiene un plan para el día siguiente.

Que las derechas hayan fotocopiado las formas de hacer de los revolucionarios y las utilicen para sus fines, y que cuenten con abundante apoyo del imperialismo, no hace a la cuestión central: ¿cómo enfrentar situaciones en las que el Estado es desbordado, neutralizado o usado contra los de abajo?
Mi primera hipótesis es que las fuerzas antisistémicas no estamos preparadas para actuar sin el paraguas estatal. Casi todos los gobiernos progresistas del continente fueron posibles gracias a la acción directa en las calles, pagando un alto precio por poner el cuerpo a las balas, pero esa dinámica queda demasiado lejos y ya no es patrimonio de los movimientos. Poner el cuerpo dejó de ser el sentido común de la protesta, sobre todo desde que reapareció el escudo estatal con los gobiernos progresistas.

La segunda es que la confianza en el Estado paraliza y desarma moralmente a las fuerzas antisistémicas. A mi modo de ver, la peor consecuencia de esta confianza es que hemos desarmado nuestras viejas estrategias. Este punto tiene dos pliegues: por un lado, no está claro por qué mundo luchamos, toda vez que el socialismo estatista dejó de ser proyección de futuro. Por otro, porque no está a debate si nos afiliamos a las tesis insurreccionales o a la guerra popular prolongada, o sea a las tipologías europea y tercermundista de la revolución.

No quiero detenerme en la cuestión electoral porque no la considero una estrategia para cambiar el mundo, ni siquiera un modo de acumular fuerzas. Entiendo que hay gobiernos mejores y peores, pero no podemos tomar en serio el camino electoral como una estrategia revolucionaria. En suma, no estamos debatiendo el cómo. En tanto, las derechas sí tienen estrategias, en las que lo electoral juega un papel decorativo.

Entre la insurrección y la guerra popular, el zapatismo inaugura un nuevo camino, que combina la construcción de poderes no estatales defendidos armas en mano por las comunidades y bases de apoyo, con la construcción de un mundo nuevo y diferente en los territorios que esos poderes controlan.

Puede argumentarse que se trata de una variable de la guerra popular esbozada por Mao y Ho Chi Minh. No lo veo de esa manera, más allá de alguna similitud formal. Creo que la innovación radical del zapatismo no puede comprenderse sin asimilar la rica experiencia del movimiento indígena y del feminismo, en un punto crucial: no luchan por la hegemonía, no quieren imponer sus modos de hacer. Hacen; y que los demás decidan si acompañan o no.

En este argumento hay una trampa. No se puede luchar por la hegemonía porque sería transmutarla en dominación, algo que las revoluciones triunfantes olvidaron muy pronto. La hegemonía se consigue naturalmente, por usar un término afín a Marx: por contagio, empatía o resonancia, con modos de hacer que convencen y entusiasman. Me parece que recuperar el debate estratégico es más importante para cambiar el mundo que la enésima denuncia contra el imperialismo. Que sigue siendo necesario firmar manifiestos, pero no alcanza.


miércoles, 5 de marzo de 2014

Armand Mattelart: Hay un plan del Pentágono para derrocar al gobierno de Venezuela.

Por Maria Cappa

Según el sociólogo belga Armand Mattelart, experto en comunicación, los medios actuales trabajan “para justificar aquello que denuncian ciertos sectores reaccionarios. No es que manipulen, sino que sirven de respaldo para estos discursos emergentes de la extrema derecha. Esto es lo que me da más miedo; que no aparecen discursos enfrentados sobre la concepción de la vida, de la diversidad, de la inclusión…”

Unas declaraciones realizadas en Madrid durante la presentación del libro Por una mirada-mundo. Un recorrido por la trayectoria de uno de los grandes teóricos de la comunicación y la cultura (Editorial Gedisa). Una obra que recoge la conversación que durante alrededor de cuatro años (aunque no de manera ininterrumpida) mantuvieron Mattelart y el investigador canadiense Michel Sénécal.
A lo largo de todo el libro, el lector recorrerá todos aquellos momentos de la vida de Mattelart que fueron especialmente determinantes para configurar tanto su pensamiento crítico como las obras sobre demografía, geopolítica y comunicación que el sociólogo ha escrito a lo largo de 50 años. Así, Sénécal y Mattelart repasan las raíces de su conciencia política, el estado de las relaciones de fuerza a nivel internacional y los movimientos de ideas en acción, así como la propia evolución teórica en los estudios diferentes sobre la cultura y la comunicación.

-Desde la II Guerra Mundial han cambiado las estrategias de guerra, colonización o invasión. ¿Ha cambiado también la forma en la que los medios de comunicación abordan este tipo de sucesos?
-La guerra determinante en la historia del manejo de los medios de comunicación fue la I Guerra Mundial, que fue una guerra de propaganda en la que apareció por primera vez una oficina de censura y de orientación de la información, especialmente Inglaterra, Francia y EEUU. Precisamente aquí nació toda la teoría civil de las relaciones públicas, ya que fue el Gobierno estadounidense quien aconsejó sobre la estrategia que tenían que seguir los medios para convencer a la población de que su país debía participar en el conflicto. El primer libro sobre la teoría moderna de la opinión lo escribió Lasswell y se publicó en 1927, aunque antes se habían escrito otros sobre las RRPP que se basaron en lo ocurrido durante esta guerra. Este es un elemento fundamental porque las estrategias que aprendieron del comportamiento de los medios en una guerra para movilizar a las masas o, más específicamente, para lavar los cerebros, los usaron después con la sociedad civil. Después, progresivamente, los medios han ido evolucionando, en situaciones tanto de guerra como de paz, hasta llegar al punto más representativo que fue el comportamiento de los medios en el atentado de las dos torres fue fundamental.

-¿Y cuál es el resultado de esa evolución?
-Que se ha extendido la parte de excepción en el Estado de derecho. Cada vez son más habituales las situaciones de excepción que hace un Gobierno sobre el Estado de Derecho. Si nos fijamos en EEUU, en la guerra contra el terrorismo, su comportamiento se basa en un conjunto de excepciones: respecto a la libertad de expresión, a la libertad de prensa y, finalmente, a la libertad de movimiento de los ciudadanos, todo ello justificado por la mayor parte de los medios.
-Incluso la vulneración del derecho a la privacidad.
-Esto ha sido el resultado del desarrollo de las tecnologías, que ha traído consigo una nueva doctrina basada en el fin del derecho a la intimidad, a la vida privada. Es la llamada “doctrina de Facebook”. De los dueños de Facebook, más bien. Basta con leer las publicaciones que han salido al respecto. Para ellos no hay duda de que vamos hacia sociedades donde el derecho a la privacidad es una utopía. Y es aquí donde se desarrollan estas nuevas estrategias de comunicación de los Estados y de los actores del mercado.

-En este último libro, usted dice que fue volviéndose más laicista a medida que iba adquiriendo mayor conciencia social. ¿Esta conciencia la obtuvo gracias a sus propias experiencias vivenciales o una formación teórica?
-Gracias a mi trayectoria. Fue todo lo que viví durante los tres años que estuve en contacto con la Unidad Popular, en Chile, donde mis compañeros y yo vimos, claramente, la importancia de los medios para construir a la oposición. El Mercurio (periódico chileno) fue el verdadero constructor del intelectual colectivo opositor. Cuando Allende fue elegido presidente, la portada de este diario se vanaglorió de ser el Times de América Latina. El día antes del golpe de Estado de Pinochet, esta portada no era más que un cartel, un afiche, con fotografías, y apenas sin texto.
El segundo factor de influencia de este diario es que los opositores de Allende no sabían qué hacer, estaban desorientados. Pero a medida que la oposición fue ganando terreno, los editoriales de este periódico consistían en apuntar contra diferentes colectivos: un día los médicos, otro las enfermeras, los ingenieros, los trabajadores del cobre… Hasta que se formó un frente, desde dentro de cada profesión, para oponerse a Allende. Los editoriales tuvieron un verdadero efecto llamada hacia la movilización contra Allende. Lo que hay que reconocerle a la Unidad Popular y al propio Allende es que siempre respetaron la libertad de prensa y de expresión, tal y como se expresa en la Constitución, bajo el control de la clase dominante. Y esta libertad de expresión se convirtió para los opositores en una libertad de sedición. Para mí esta experiencia fue básica para poder entender a los medios de comunicación como organizadores colectivos en tiempos de crisis y de paz, aunque en la paz se note menos.

-En la época de las dictaduras latinoamericanas de los años 60 y 70, se valieron de asesinatos, torturas, desapariciones y una represión feroz para imponer el capitalismo como sistema económico. ¿Hoy también podemos hablar del neoliberalismo como de un sistema genocida o es ir demasiado lejos?
-Efectivamente, hay una línea de continuidad, aunque como cuentan con otras tecnologías, se da un fenómeno en el que a la vez hay continuidad y ruptura. Por eso han redefinido su doctrina militar a partir de lo que llaman el soft power, el poder blando. Las prácticas de tortura, por ejemplo, son igual de drásticas que antes. Aquí está la contradicción de Europa, que deja sobrevolar aviones con presuntos terroristas para que sean torturados en países donde sí es legal, lo que recuerda una historia que no queda tan lejos, como es la de los vuelos de la muerte en Chile, Argentina… En toda Latinoamérica. En ese sentido, creo que no han cambiado, sino que continúan con sus prácticas represivas sin apenas ninguna protesta social. Esto es lo que trato de demostrar en un libro que publiqué en 2009 llamado El Mundo Vigilado, donde parto de la Guerra Fría hasta llegar a las estrategias de Bush, para acabar comprobando cómo las prácticas de hoy son hijas de las de ayer. Los gobiernos siguen sin preocuparse por los Derechos Humanos más que en su discurso. Es más, hoy en día se tortura en nombre de la democracia.

-En el libro también cuenta que en el movimiento obrero del Chile de los años 70 faltaba una cierta reflexión sobre qué hacer con los medios de comunicación populares o cómo crearlos al margen de la teoría de la comunicación. ¿A qué se debía ese vacío?
-Creo que la herencia de la izquierda mundial en aquella época fue que los obreros pensaron que con la nacionalización de los medios se arreglaba todo además de esa marca de la teoría de la agitación y de la propaganda. Y esto, en realidad, no resultaba en Chile, donde ya estábamos viviendo en una democracia de masas y teníamos la cultura de masas que nos merecíamos. Michelle, mi compañera, junto con otra compañera argentina, investigaron sobre cómo recibía la gente lo que emitía la televisión. Y concluyeron que cuando echaban una telenovela, como Simplemente María, o una serie como Misión Imposible, la gente se debatía entre quedarse a ver la televisión o asistir a la reunión del sindicato o del barrio. Es un ejemplo muy sencillo para entender que la cultura de masas no estaba a nuestro favor. De ahí el libro del Pato (Para leer al Pato Donald, 1972). El Pato no puede entenderse sin este contexto.

-Respecto a ese libro, Para leer al Pato Donald, una de las críticas que les hicieron a Dorfman, su coautor, y a usted fue que no analizaron cómo recibía la gente estos mensajes, sino que se centraron en el emisor.
-Es que no nos interesaba la parte del receptor. Queríamos investigar al emisor, especialmente en Chile, donde se usaban los cómics para alienar a la población. Por ejemplo, hablaban de un dictador, sin decir cómo o quién era. Si hacemos una lectura desde el punto de vista de la oposición, el dictador solo podía ser una persona: Allende.

-Dado que la gran mayoría de los medios de comunicación abordan la realidad desde el punto de vista del que manda, qué hace usted para informarse?
-Vuelvo a lo que le he dicho antes, mi matriz de pensamiento crítico frente a este mundo de la tecnología me viene de una experiencia histórica, lo que me ha hecho ser escéptico frente a lo que me cuentan. El problema es saber defenderse individual y colectivamente. Colectivamente comienza a haber alianzas, aunque de manera progresiva. Individualmente yo en Francia, por ejemplo, sólo veo una cadena de televisión: el canal Arte. El problema es que los canales interesantes son los llamados culturales que también tienen un aspecto elitista, aunque en realidad es falso que el pueblo no puede escuchar o entender lo que se llama la gran cultura. A veces, cuando miro la evolución de las orquestas en Venezuela de música clásica y cómo los sectores populares se han podido apropiar de este tipo de música, me emociono. Me emociona muchísimo ver que estas orquestas intergeneracionales de Venezuela se retransmiten en una cadena francesa, porque contradice a aquellos que dicen que la música clásica es únicamente para la vieja historia occidental.

-Ahora que ha nombrado Venezuela, ¿cree que los opositores al chavismo están orquestando un golpe de Estado?
-Fuera de todo juicio, y sin caer en teorías de complot, creo que hay un plan del Pentágono y del Departamento de Estado de EEUU para derrocar y terminar con el régimen chavista, aunque la situación no sea comparable con lo que hizo Pinochet en Chile. Fuera de todo juicio subjetivo, ¿eh? A Estados Unidos le molesta que gobierne el chavismo en Venezuela desde un punto de vista geopolítico. Pasa igual con otros países. Creo que es una nueva guerra en contra de lo que ellos llaman el retorno de la subversión contra EEUU. Es evidente que han repensado esto e, incluso, cada vez tienen más estrategias de uso de las nuevas tecnologías para participar activamente. Cuando Hillary Clinton era jefa del Departamento de Estado ya dijo que EEUU iba a prestar su ayuda a la oposición, no solo en China sino en cualquier lugar donde las medidas políticas no correspondan con su esquema geopolítico. Lo que ocurre es que todos los grandes medios occidentales se han puesto de acuerdo para condenar al Gobierno de Venezuela pero no al estadounidense. No quieren contar que Estados Unidos está acorralando a los diferentes gobiernos que, por diferentes motivos, no les gustan.