jueves, 31 de marzo de 2016

¿Enroque ruso?

El Tucán y su Escribano

Tras la intervención rusa en el conflicto sirio las cosas parecen dar un giro a favor de Bashir al Assad, tanto así que las protestas de los medios y políticos occidentales no dejaron der ser meros cacareos y pataleos de chiquillos malcriados a los cuales se les quitó un juguete, acusaciones de abusos por parte de las tropas leales y rusas que rayan en la ridiculez, tanto así que los medios de prensa conservadores han practicado una abstinencia pocas veces vista de su parte y la maquinaria propagandística entorno a Siria quedo reducida a simples informaciones de prensa que nos presentaban hechos consumados sin largos comentarios de los “expertos” comentaristas occidentales que de todas las cosas saben normalmente más que todos los otros mortales juntos que habitan este planeta, asombroso!

La gran prensa occidental sedienta de sensaciones parecía haber olvidado por completo a Siria, en los últimos días el Pentágono yanqui y su hermanita cochina de la CIA nos informaron haber matado o liquidado a importantes comandantes y personalidades del estado islámico, las pruebas contundentes aún nos las deben; en el día de ayer compareció ante la prensa el presidente ruso Putin para decirnos que había ordenado el retiro de gran parte del contingente ruso involucrado en este conflicto por petición del gobierno legítimo de Siria, las tropas estacionadas en las bases rusas en Siria no implicadas, Rusia respectivamente la antigua URSS tiene bases desde 1971 en Siria, es justo preguntarse por qué?

Primeramente, parece ser que la balanza se inclina a favor del régimen sirio, segundo al parecer occidente y sus aliados comprendieron que no pueden imponer en siria sus caprichos como lo hicieron en otros países del area, digamos Libia, tercero los bandos en conflictos aceptaron sentarse a la mesa de negociaciones visto así se vislumbra una salida no militar para la Rep. Árabe Siria.

Hay quienes lloran tras los anuncios de Putin como el Sen. Mc Cain quién dijo que esta retirada es una señal del triunfo ruso, lo dijo en un tono amargo típico de aquellos que no desean aceptar la realidad, Mc Cain no acepta hasta el día de hoy que su derribo y encarcelamiento en Vietnam fue un acto de legítima defensa de un país agredido, Vietnam, al cual él y sus compañeros de armas bombardeaban sin piedad y legitimación alguna.

Lo realmente sorpresivo es la expectativa que creada por este anuncio de Putin en los círculos de prensa y políticos ya que muchos se preguntan que desea expresar Putin con esta jugada, sabemos por las declaraciones de sus diversos interlocutores que el presidente ruso juega un ajedrez bastante bueno, también se sabe que casi nunca da pasos sin premeditarlos lo cual hace de él un enemigo enigmático para el occidente cosa que inquieta a la clase politica occidental ya que todas la tácticas aplicadas por estos para debitarlo han fracasado hasta el momento y al contrario las sanciones que debieron ponerlo de rodillas golpean la economía occidental brutalmente. La Rusia de Putin si bien afectada por las mismas no ha cedido un solo milímetro.

Ahora esta movida que solo podemos catalogar de “enroque ruso” una jugada que puede servir para proteger al “rey” en el ajedrez pero también pueden y sirven para recolocar poderosas piezas, las torres son poderosas en el ajedrez, ampliando el radio de operación de las mismas cuál será su próximo paso y que mensaje nos desea enviar? Este señor mantiene ocupados a los servicios diplomáticos y secretos de occidente ya que los mismos fueron sorprendidos por sus declaraciones en el día de ayer y si realmente hay una próxima jugada sorpresiva por parte de Rusia los responsables de los mismos tendrán que rendir cuentas ya que los habrán madrugados.


Lo que todo brasileño necesita entender.

Por Igor Fuser 

Es preciso avisar a tod@s l@s brasileñ@s, informar de una manera muy clara y objetiva para que comprendan que:

1. El pedido de destitución de la presidenta Dilma Rousseff no tiene nada que ver con la operación Lava Jato, ni con ninguna otra iniciativa de combate a la corrupción. Dilma no es acusada de robar centavo alguno.  El pretexto utilizado por los políticos de oposición para tratar de desplazarla del gobierno, es el llamado "maquillaje fiscal", es un procedimiento de gestión del presupuesto público de rutina en todos los niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, y fue adoptado en los mandatos de Fernando Henrique Cardoso y Lula sin ningún problema.  Ella, simplemente, puso dinero de la Caixa Econômica Federal en programas sociales, para poder cerrar las cuentas y, al año siguiente, devolvió el dinero a la Caixa.  No obtuvo ningún beneficio personal y ni sus peores enemigos logran acusarla de algún acto de corrupción.

2. Justamente por eso el pedido de destitución es un golpe, ya que la presidenta sólo puede ser separada si se demuestra que ha cometido un crimen -y ese crimen no ocurrió, tanto que, hasta ahora, el nombre de Dilma ha quedado fuera de todas las investigaciones de corrupción, pues no existe, contra ella, ni la misma la más mínima sospecha.

3. Al contrario de la presidente Dilma, los políticos que piden la destitución están más sucios que un palo de gallinero. Eduardo Cunha (PMDB-RJ), quien como presidente de la Cámara es responsable del proceso de destitución, recibió más de R $ 52 millones tan solo de la corrupción en la Petrobras y es propietario de depósitos millonarios en cuentas secretas en Suiza y en otros paraísos fiscales.  En la comisión de diputados que analizará el pedido de destitución, con 65 integrantes, 37 (¡más de la mitad!) están en la mira de la Justicia, investigados por corrupción.  Si ellos logran deponer a la presidenta, esperan recibir, a cambio, la impunidad por las estafas cometidas.

4. Quien lidera la campaña por la destitución es el PSDB, partido opositor derrotado en las elecciones presidenciales de 2014.  Su candidato, Aecio Neves, pretende alcanzar en el escritorio el resultado político que no fue capaz de obtener en las urnas, irrespetando el voto de 54.499.901 brasileños y brasileñas que votaron por Dilma (3,4% más que los votantes de Aecio en la segunda ronda).

5. Si se consuma el golpe, la oposición aplicará todas las propuestas elitistas y autoritarias que Aecio planeaba implementar si hubiese ganado la elección.  El presidente golpista, con toda seguridad, cambiará la legislación laboral, en detrimento de los asalariados; revocará la política de valoración del salario mínimo; implementará la terciarización de la mano de obra sin restricciones; entregará las reservas de petróleo del pré-sal a las corporaciones transnacionales (como defiende el senador José Serra); privatizará el Banco do Brasil y la Caixa Econômica Federal; introducirá la educación pagada en las universidades federales, como un primer paso hacia su privatización; reprimirá los movimientos sociales y a la libertad de expresión en Internet; expulsará a los cubanos que trabajan en el Programa Más Médicos; dará luz verde al agronegocio para apropiarse de las tierras indígenas; eliminará la política exterior independiente, degradando el Brasil al papel de sirviente de Estados Unidos.  Es eso, mucho más que el mandato de la presidenta Dilma o el futuro político de Lula, lo que está en juego en la batalla del juicio político.

6. Es un engaño suponer que la economía mejorará después de un eventual cambio en la presidencia de la República. Todos los factores que llevaron al país a la crisis actual continuarán presentes, con varios agravantes.  La inestabilidad política será la regla.  Los líderes de la actual campaña golpista pasarán a luchar cuerpo a cuerpo por el poder como pirañas alrededor de un trozo de carne.  Y Dilma será reemplazada por un sujeto débil, Michel Temer, más interesados en asegurar su futuro (sin duda una silla en el Tribunal Supremo Federal) y protegerse de las acusaciones de corrupción antes que gobernar efectivamente.  La inflación seguirá aumentando, y el desempleo también.

7. En el plano político, Brasil se sumergió en un período caótico, de fuerte inestabilidad.  El derrocamiento de una presidenta electa, sacramentada por el voto, llevará al país a que, por primera vez desde el fin del régimen militar, al frente del Ejecutivo estará un mandatario ilegítimo, rechazado por una gran parte de la sociedad.

8. El conflicto dará la tónica de la vida social.  Las tendencias fascistas, ensañadas con el golpe, se van a sentir liberadas para poner en práctica sus impulsos violentos, expresados simbólicamente, en las imágenes de muñecos colgados mostrando la gorra del MST o la estrella del PT y, de una forma más concreta, en las invasiones y ataques contra sindicatos y partidos políticos, en los ataques salvajes a personas cuyo único delito es vestir una camisa de color rojo.  El líder de esta corriente de extrema derecha, el diputado Jair Bolsonaro, ya defendió abiertamente, en una de las manifestaciones a favor del juicio político, que cada hacendado cargue consigo un rifle para matar militantes del MST.

9. Los sindicatos y los movimientos sociales no se quedarán con los  brazos cruzados ante la truculencia de la derecha y la ofensiva gobiernista y patronal contra los derechos sociales conquistados durante las últimas dos décadas.  Va a resistir por todos los medios - huelgas, ocupaciones de tierras, bloqueos de carreteras, toma de edificios, y mucho más. Brasil se tornará un país desgarrado, por culpa de irresponsabilidad y de la ambición desmedida de media docena de políticos incapaces de llegar al poder por el voto popular.  Eso es lo que nos espera si el golpe contra el presidente Dilma se consuma.

10. Pero eso no sucederá.  La movilización de la ciudadanía en defensa de la legalidad y de la democracia está creciendo, con la adhesión de más y más personas y movimientos, independientemente de su afiliación política, creencias religiosas y de si apoyan o no la política oficial.                                                                                               

La opinión de cada uno de nosotros sobre el PT o el gobierno Dilma ya no es lo que importa.                                                                                                                       

Están en juego la democracia, el respeto al resultado de las urnas y la norma constitucional que prohíbe la aplicación de un juicio político sin la existencia de un delito que justifique esta medida extrema.  Más y más brasileños están percibiendo esto y saliendo a las calles contra los golpistas.  Este 31 de marzo, la resistencia democrática trabará una batalla decisiva.

Es esencial la participación de todos, en cada rincón de Brasil.  Todos precisamos salir a las calles, en defensa de la legalidad, de la Constitución y de los derechos sociales. ¡Todos juntos! ¡El fascismo no pasará! ¡No va haber golpe! (Traducción ALAI).

Profesor de relaciones internacionales en la Universidad Federal de ABC (UFABC).

martes, 29 de marzo de 2016

El hermano Obama.

Fidel Castro Ruz

Los reyes de España nos trajeron a los conquistadores y dueños, cuyas huellas quedaron en los hatos circulares de tierra asignados a los buscadores de oro en las arenas de los ríos, una forma abusiva y bochornosa de explotación cuyos vestigios se pueden divisar desde el aire en muchos lugares del país.

El turismo hoy, en gran parte, consiste en mostrar las delicias de los paisajes y saborear las exquisiteces alimentarias de nuestros mares, y siempre que se comparta con el capital privado de las grandes corporaciones extranjeras, cuyas ganancias si no alcanzan los miles de millones de dólares per cápita no son dignas de atención alguna.

Ya que me vi obligado a mencionar el tema, debo añadir, principalmente para los jóvenes, que pocas personas se percatan de la importancia de tal condición en este momento singular de la historia humana. No diré que el tiempo se ha perdido, pero no vacilo en afirmar que no estamos suficientemente informados, ni ustedes ni nosotros, de los conocimientos y las conciencias que debiéramos tener para enfrentar las realidades que nos desafían. Lo primero a tomar en cuenta es que nuestras vidas son una fracción histórica de segundo, que hay que compartir además con las necesidades vitales de todo ser humano. Una de las características de este es la tendencia a la sobrevaloración de su papel, lo cual contrasta por otro lado con el número extraordinario de personas que encarnan los sueños más elevados.

Nadie, sin embargo, es bueno o es malo por sí mismo. Ninguno de nosotros está diseñado para el papel que debe asumir en la sociedad revolucionaria. En parte, los cubanos tuvimos el privilegio de contar con el ejemplo de José Martí. Me pregunto incluso si tenía que caer o no en Dos Ríos, cuando dijo “para mí es hora”, y cargó contra las fuerzas españolas atrincheradas en una sólida línea de fuego. No quería regresar a Estados Unidos y no había quién lo hiciera regresar. Alguien arrancó algunas hojas de su diario. ¿Quién cargó con esa pérfida culpa, que fue sin duda obra de algún intrigante inescrupuloso? Se conocen diferencias entre los Jefes, pero jamás indisciplinas. “Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”, declaró el glorioso líder negro Antonio Maceo. Se reconoce igualmente en Máximo Gómez, el jefe militar más disciplinado y discreto de nuestra historia.

Mirándolo desde otro ángulo, cómo no admirarse de la indignación de Bonifacio Byrne cuando, desde la distante embarcación que lo traía de regreso a Cuba, al divisar otra bandera junto a la de la estrella solitaria, declaró: “Mi bandera es aquella que no ha sido jamás mercenaria…”, para añadir de inmediato una de las más bellas frases que escuché nunca: “Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día… ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía!…”. Tampoco olvidaré las encendidas palabras de Camilo Cienfuegos aquella noche, cuando a varias decenas de metros bazucas y ametralladoras de origen norteamericano, en manos contrarrevolucionarias, apuntaban hacia la terraza donde estábamos parados. Obama había nacido en agosto de 1961, como él mismo explicó. Más de medio siglo transcurriría desde aquel momento.

Veamos sin embargo cómo piensa hoy nuestro ilustre visitante:
“Vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine aquí extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”.


De inmediato un diluvio de conceptos, enteramente novedosos para la mayoría de nosotros: “Ambos vivimos en un nuevo mundo colonizado por europeos”. Prosiguió el Presidente norteamericano. “Cuba, al igual que Estados Unidos, fue constituida por esclavos traídos de África; al igual que Estados Unidos, el pueblo cubano tiene herencias en esclavos y esclavistas”.

Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución; que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años. La odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación fue barrida por la Revolución Cubana. Esta pasaría a la historia por la batalla que libró en Angola contra el apartheid, poniendo fin a la presencia de armas nucleares en un continente de más de mil millones de habitantes. No era ese el objetivo de nuestra solidaridad, sino ayudar a los pueblos de Angola, Mozambique, Guinea Bissau y otros del dominio colonial fascista de Portugal.

En 1961, apenas un año y tres meses después del Triunfo de la Revolución, una fuerza mercenaria con cañones e infantería blindada, equipada con aviones, fue entrenada y acompañada por buques de guerra y portaviones de Estados Unidos, atacando por sorpresa a nuestro país. Nada podrá justificar aquel alevoso ataque que costó a nuestro país cientos de bajas entre muertos y heridos. De la brigada de asalto proyanki, en ninguna parte consta que se hubiese podido evacuar un solo mercenario. Aviones yankis de combate fueron presentados ante Naciones Unidas como equipos cubanos sublevados.

Es de sobra conocida la experiencia militar y el poderío de ese país. En África creyeron igualmente que la Cuba revolucionaria sería puesta fácilmente fuera de combate. El ataque por el Sur de Angola por parte de las brigadas motorizadas de Sudáfrica racista los lleva hasta las proximidades de Luanda, la capital de este país. Ahí se inicia una lucha que se prolongó no menos de 15 años. No hablaría siquiera de esto, a menos que tuviera el deber elemental de responder al discurso de Obama en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

No intentaré tampoco dar detalles, solo enfatizar que allí se escribió una página honrosa de la lucha por la liberación del ser humano. De cierta forma yo deseaba que la conducta de Obama fuese correcta. Su origen humilde y su inteligencia natural eran evidentes. Mandela estaba preso de por vida y se había convertido en un gigante de la lucha por la dignidad humana. Un día llegó a mis manos una copia del libro en que se narra parte de la vida de Mandela y ¡oh, sorpresa!: estaba prologado por Barack Obama. Lo ojeé rápidamente. Era increíble el tamaño de la minúscula letra de Mandela precisando datos. Vale la pena haber conocido hombres como aquel.

Sobre el episodio de Sudáfrica debo señalar otra experiencia. Yo estaba realmente interesado en conocer más detalles sobre la forma en que los sudafricanos habían adquirido las armas nucleares. Solo tenía la información muy precisa de que no pasaban de 10 o 12 bombas. Una fuente segura sería el profesor e investigador Piero Gleijeses, quien había redactado el texto de “Misiones en conflicto: La Habana, Washington y África 1959-1976”; un trabajo excelente. Yo sabía que él era la fuente más segura de lo ocurrido y así se lo comuniqué; me respondió que él no había hablado más del asunto, porque en el texto había respondido a las preguntas del compañero Jorge Risquet, quien había sido embajador o colaborador cubano en Angola, muy amigo suyo. Localicé a Risquet; ya en otras importantes ocupaciones estaba terminando un curso del que le faltaban varias semanas. Esa tarea coincidió con un viaje bastante reciente de Piero a nuestro país; le había advertido a este que Risquet tenía ya algunos años y su salud no era óptima. A los pocos días ocurrió lo que yo temía. Risquet empeoró y falleció. Cuando Piero llegó no había nada que hacer excepto promesas, pero ya yo había logrado información sobre lo que se relacionaba con esa arma y la ayuda que Sudáfrica racista había recibido de Reagan e Israel.

No sé que tendrá que decir ahora Obama sobre esta historia. Ignoro qué sabía o no, aunque es muy dudoso que no supiera absolutamente nada. Mi modesta sugerencia es que reflexione y no trate ahora de elaborar teorías sobre la política cubana.

Hay una cuestión importante: Obama pronunció un discurso en el que utiliza las palabras más almibaradas para expresar: “Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslo juntos, un futuro de esperanza. Y no va a ser fácil, va a haber retos, y a esos vamos a darle tiempo; pero mi estadía aquí me da más esperanzas de lo que podemos hacer juntos como amigos, como familia, como vecinos, juntos”.

Se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del Presidente de Estados Unidos. Tras un bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias, múltiples actos de violencia y de fuerza?

Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura.


Advierto además que somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta.



martes, 22 de marzo de 2016

En marcha, un golpe de Estado.

Eric Nepomuceno

En la mañana de ayer un juez de primera instancia de Brasilia suspendió la asunción de Lula da Silva como jefe de Gabinete del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. El nombre de ese portento de lucidez: Itagiba Catta Preta.

Al anochecer de ayer otro juez hizo lo mismo. El nombre de ese monumento de sensatez: Regina Formisano.
Vale la pena apuntar esos nombres. Sus acciones de ayer hacen que, por primera y única vez a lo largo de sus oscuras existencias, sean mencionados.

Itagiba, el lúcido, argumenta que Dilma Rousseff nombra Lula como ministro con el objetivo de protegerlo de otro juez de primera instancia –siempre ellos– llamado Sergio Moro. Siendo ministro, solo el Supremo Tribunal Federal puede procesar Lula y eventualmente ordenar su arresto.

Regina, la sensata, fue más directa: dijo que, al poner a Lula en las manos de la Corte Suprema del país, Dilma lo entrega a un colegiado que tiene siete de sus once integrantes nombrados por Lula.

Resumiendo: dos brillantes jueces de primera instancia informan al país entero, desde el Olimpo de su sapiencia suprema, que no se puede confiar en el Supremo Tribunal Federal.

Itagiba, el ampuloso, participó, en la víspera de suspender el nombramiento de Lula, de una manifestación golpista en Brasilia. Gritó, junto a otros alucinados, “Fuera Dilma” y “Renuncia ya”.

Ayer, luego de aparecer por primera vez en la prensa, aclaró: “Yo estaba en la marcha como ciudadano, y no como juez: haber participado no me impide de ser imparcial”.

Vamos a otro juez de primera instancia, Sergio Moro. Se trata del responsable directo por una formidable secuencia de abusos, por una fenomenal demostración de arbitrariedad cuyo resultado más visible e inmediato es la convulsión política que en los últimos dos días sacude a este pobre país.

Mencioné, en un artículo anterior, que esa bizarra criatura padece de una enfermedad bastante común entre magistrados brasileños, la hipertrofia aguda del ego. Quien la padece se cree Dios. En algunos casos, llega a sentirse profesor de Dios. Mucho me temo que Moro haya pasado a esa etapa.

Porque de no ser por esa razón, no existe explicación alguna para sus actos. A ver: aseguró, por meses, que Lula da Silva no era objeto de investigación de la Operación Lavado Rápido, que se desarrolla bajo su responsabilidad directa. Era mentira. Luego, de la noche a la mañana ordenó a la Policía Federal que Lula fuese convocado para prestar declaraciones bajo “conducción coercitiva”. Esa medida, que equivale a una detención temporaria, solo se aplica –al menos, así dice la ley– cuando el convocado trata de escabullirse o se niega a comparecer. Lula jamás se había negado a declarar, en las tres ocasiones anteriores que lo convocaron.

Por sus órdenes directas, el teléfono de Lula siguió pinchado luego de que él hubiese comparecido para declarar y su casa y otras instalaciones frecuentadas por él fuesen allanadas. Para culminar, cuando Lula fue nombrado ministro y el caso salió de sus ávidas manos, Sergio Moro difundió a la prensa el contenido de todas –todas– las grabaciones realizadas por la Policía Federal desde el día 19 de febrero.

¿Con qué base jurídica? Ninguna. La ley que permite que se espíe comunicaciones determina, clarito, que solamente las conversaciones con “valor jurídico”, o sea que contribuyan para la elucidación de conductas eventualmente delictivas, pueden ser divulgadas. Moro divulgó todo. Y más: divulgó las fotos del interior de la casa de Lula, de su instituto, de la finca donde suele pasar fines de semana. ¿Para qué? Para exponerlo a la saña de los adversarios.

Hay más: la divulgación de una llamada de la presidenta a Lula. Atención para el detalle: el teléfono pinchado era el de Lula, pero quien llamó fue Dilma Rousseff. Lo que se violó ha sido la privacidad de la mandataria. Y más: esa llamada ocurrió dos horas y 22 minutos después de Moro haber ordenado la suspensión de las grabaciones. La Policía Federal argumenta que la falla ha sido de la operadora Claro, que no desinstaló el espionaje. Aunque sea verdad, ¿cómo Sergio Moro difundió una conversación claramente obtenida después de sus órdenes para suspender las grabaciones? La grabación fue pasada rapidito a la Globo, uno de los epicentros de lo que está en marcha en Brasil, y que se llama golpe.

No es necesario mucho para constatar que se trata de un golpe jurídico-mediático, con fuerte participación de sectores de la Policía Federal. Alguien dijo alguna vez que no hay peor dictadura que la del judiciario: lo primero que se elimina es la Justicia.

No sorprende, para nada, que la gran prensa hegemónica esté a la cabeza del golpe. Tampoco es sorpresa que la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, la Fiesp, esté alegremente involucrada: basta con recordar que, durante la más reciente dictadura militar algunos de sus más altos dirigentes asistían a secciones de tortura, para alegría de sus venas sádicas. No sorprende que la oposición, incapaz de proponer alternativas a la crisis, se sume al golpe pero en rol secundario.

Finalmente, no sorprende la conducta sórdida del Congreso, que ostenta la peor –la más desclasificada, la más descalificada– legislatura de los últimos 35 años.

Lo que sorprende es que ninguna instancia de la Justicia sea capaz de impedir que se cometan, impune y estúpidamente, semejante cantidad de arbitrariedades y abusos. Que se viole con semejante tara todos los principios más elementales del derecho.

Pobre país.

¿A qué viene Obama?

Atilio A. Borón.

El punto de partida de cualquier análisis sobre la visita de Barack Obama a Cuba y Argentina es la constatación de las derrotas sufridas por el ocupante de la Casa Blanca tanto en el ámbito doméstico como en el internacional. En el primero, Obama fracasó en sus tres más ambiciosas tentativas de reforma: la financiera, la migratoria y la de salud. Para empeorar las cosas la economía no termina de recuperarse de la crisis estallada en el 2008 y la suma de la deuda pública más la de los particulares superó durante el mandato de Obama el monto del PIB de los Estados Unidos. O sea, el país debe más de lo que produce en un año.

En el ámbito internacional la suerte no le fue menos esquiva: la retirada de Irak fue más que nada un gesto demagógico, para consumo interno, que terminó sumiendo a ese país en un caos de gigantescas proporciones que al poco tiempo rebasó las fronteras iraquíes e incendió la reseca pradera del resto del Oriente Medio; el apoyo diplomático, financiero y militar a presuntos “combatientes por la libertad” en la región alimentó la hoguera del fundamentalismo jijadista y terminó por engendrar a un monstruo como el EI, que está haciendo metástasis en África y Europa, aparte del Oriente Medio. La misma Hillary Clinton reconoció esta realidad al declarar, hace poco, que “nos equivocamos en la elección de nuestros amigos”. 
Mientras, la situación se descompone en Europa Oriental con la crisis de Ucrania, potenciada por la intervención de Estados Unidos en donde la mismísima Victoria Nuland, Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos, asistía a las bandas de neonazis que acampaban en la Plaza Maidán y les ofrecía botellitas de agua y galletitas, azuzándolos para que tomaran el poder por asalto, cosa que hicieron poco después en medio de sangrientos episodios. La respuesta de Rusia ante la descarada ofensiva de la OTAN fue apoyar a los sectores rusófilos del este de Ucrania y en una fulminante operación militar recuperar nada menos que la península de Crimea, ante lo cual Estados Unidos y sus compinches europeos no les quedó otra que demostrar su impotencia y rumiar su frustración. Y no le va mucho mejor a Obama en el Extremo Oriente, donde en el Mar del Sur de la China, cuyo lecho submarino contiene grandes reservas de gas y petróleo disputadas por el gigante asiático y por Japón, ha puesto a estos dos países en pie de guerra.

En consecuencia, tanto en lo interno como en la arena internacional Obama es un presidente urgido por recibir buenas noticias que le permitan abandonar su cargo con algunos lauros que lo instalen en un lugar relativamente honorable en la historia. Poco probable que las obtenga en alguno de los dos frentes; pero en el internacional le queda una carta en la cual podría anotarse algunas victorias significativas. El exasperadamente lento y laborioso desmontaje del criminal bloqueo a Cuba, aún en vigor, sería uno de sus logros. De hecho, con la liberación de los tres luchadores antiterroristas cubanos que seguían presos en las cárceles del imperio envió una señal importante pero aún insuficiente.

El camino por recorrer para “normalizar” de verdad la relación entre Cuba y Estados Unidos es todavía muy largo y empinado, pero con su visita a la isla –la primera de un presidente norteamericano desde el triunfo de la Revolución- sus credenciales se ven fortalecidas. Dependerá mucho de qué es lo que ofrecerá a los cubanos, en términos concretos, para comenzar a desmantelar un bloqueo que ha sido condenado unánimemente por la comunidad internacional. En momentos como estos los discursos y la retórica huérfanas de iniciativas concretas se parecen demasiado a una burla o a una maniobra demagógica. Pese a las leyes del bloqueo aprobadas por el Congreso las atribuciones presidenciales para moderar sus alcances siguen siendo significativas. 

Pero, hasta ahora, Obama no las ha hecho valer sino en cuentagotas. Mal se puede hablar de “normalización” de las relaciones bilaterales cuando un país persigue, hostiga y bloquea a otro, o cuando declara que el objetivo irrenunciable de la política de Washington hacia Cuba es promover “el cambio de régimen”, sólo que por otros medios. La ilegalidad e inmoralidad de esta política salta a la vista. Hasta ahora esos “otros medios”, supuestamente distintos al bloqueo, están por verse. En Cuba Obama tendrá también una segunda oportunidad: impulsar vigorosamente el Diálogo de Paz entre el gobierno colombiano y las FARC, doblegando las últimas resistencias que se oponen al acuerdo. Sólo el tiempo dirá si tiene las agallas suficientes como para enfrentar exitosamente ambos desafíos.

El complemento de su periplo cubano es la inesperada visita que decidió hacer a la Argentina, un gesto de apaciguamiento para los trogloditas dentro de Estados Unidos que lo han escarnecido por su decisión de visitar Cuba y también una clara retribución por los servicios prestados por el presidente Mauricio Macri al asumir, con mucha más legitimidad que Álvaro Uribe (enlodado por sus vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo) el papel de punta de lanza en la escalada destituyente de la Revolución Bolivariana. Como es sabido, el objetivo estratégico inmediato de Washington es doble: acabar con el chavismo y recuperar el control de Brasil. 

Macri puede ser una pieza valiosa para materializar estos planes al atacar al gobierno venezolano e intentar aislarlo vía su eventual exclusión del Mercosur; y al acordar con la derecha golpista brasileña en la necesidad de redefinir, en clave ultraneoliberal, al Mercosur y poner fin al “populismo petista”, al paso que, ya en el plano sudamericano, se asfixia económicamente y políticamente a la UNASUR y la CELAC. Pero Obama no se conforma sólo con eso y espera todavía algo más de la Casa Rosada: un apoyo fuerte y sin reservas a la Alianza del Pacífico (tres de cuyos gobiernos fundantes son caracterizados por los analistas internacionales como “narcoestados”: México, Colombia y Perú) y al Tratado Trans Pacífico, engendro de Washington para instalar un gigantesco ALCA en la Cuenca del Pacífico. Ambas iniciativas tienen un ominoso común denominador: la exclusión de China, la segunda economía del mundo o, según como se la mida, la primera. Precisamente con este país se ha producido días atrás un gravísimo incidente: el hundimiento de un pesquero chino que se había internado ilegalmente en aguas territoriales de la Argentina. 

China es el segundo socio comercial después de Brasil, el principal comprador de productos agrícolas de la Argentina y uno de sus socios financieros e inversionistas más importantes. Poco o nada se ha dicho hasta ahora de este suceso por parte de Beijing pero no hay duda que las relaciones entre ambos países sufrirán inéditas tensiones. Casualmente el hundimiento del pesquero tiene lugar en vísperas de la llegada de Barack Obama a la Argentina, y hay algunas razones para especular que esta súbita “mano dura” de la Prefectura argentina, excepcional habida cuenta de los numerosos pesqueros que depredan las aguas territoriales de ese país sin ser molestados, podría ser otro gesto de “buena voluntad” de la Casa Rosada para con el visitante. 


Una inequívoca señal de que, pese a la robustez de los vínculos económicos con China, Buenos Aires se alineará incondicionalmente con Estados Unidos en su sorda lucha con China y Rusia. No queda claro, en cambio, cuáles serían los gestos amistosos y de colaboración de Obama para con quien se ha constituido en su vocero y principal operador en el marco de la política sudamericana y que ha ido tan lejos como para demostrar su amistad ametrallando y hundiendo a un pesquero chino. Como lo recordaba el gran historiador Eric Hobsbawm estamos viviendo tiempos interesantes, tiempos de “cambios de época”, con un signo político positivo, de progreso hacia un mundo mejor. Pero en la tradición china, decía Hobsbawm, si alguien quiere maldecir a otro le desea que viva “tiempos interesantes”, es decir, signados por la inestabilidad y la violencia. El tiempo dirá cual de las dos versiones es la que nos espera. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

¡Vade retro!

El reconocido caricaturista RAC que por muchos años laboró en el diario La Prensa, escribió este artículo luego de haber sido destituido de su puesto. 


Julio Briceño ( Rac )


Entre la bruma de los años y las neuronas debilitadas por la edad, recuerdo que a los tres o cuatro años ya era fanático de los cómics o pasquines, que en el lenguaje vernacular de mi terruño llamábamos simplemente “paquínes”. 


  Aún sin saber leer consumía esas historias por la sola magia de los estupendos dibujos que arrancándome de la realidad circundante de mis pocos años me llevaban a Ciudad Gótica, donde un murciélago oscuro y millonario castigaba a los criminales que osaban irrumpir en su territorio. O me transportaba a la afortunada Metrópolis, protegida por un poderoso extraterrestre venido de un lejano y desaparecido planeta. Muchas otras de esas magnificas imágenes me hacían recorrer los pasillos elegantes del refugio de un misterioso ladrón francés, Fantomas, que entre un grupo de colaboradoras llamadas con los signos del zodíaco, hacía gala de un valor y una inteligencia temerarias, salpicadas de citas literarias y referencias a la cultura y el arte universales. Esta última historieta terminó por despertar mi curiosidad y llevarme al placer de los libros. Y con los años, todo ese cúmulo de paquines acumulados en la memoria terminarían por llevarme a la que ha sido mi profesión durante las tres últimas décadas y que, parodiando a nuestro recordado García Márquez, me hace declarar que es “el mejor oficio del mundo”: el de caricaturista.



  Mi nombre es Julio Enrique Briceño. Y soy de un pequeño pueblo ubicado en el centro de Panamá. Llegué a la capital del país, llamada también Panamá,  a principios de 1987, y de inmediato comencé a publicar mis caricaturas en el desaparecido diario Extra y en el afamado periódico La Prensa. Publicaba en ambos en condición de freelance, al igual que en el semanario Quiubo, perteneciente al legendario periodista y caricaturista Alfredo “Wilfi” Jiménez, creador de las satíricas Garzas y a quien considero mi maestro en los menesteres de ambos oficios: el de caricaturista y el de periodista. Porque animado por su ejemplo fui a la Universidad de Panamá y estudié formalmente la carrera de periodismo.



En mayo de 1987 entro a la plantilla laboral del diario La Prensa, con todos los derechos que dicta la ley nacional al respecto. El país estaba entonces bajo la implacable férula de una dictadura comandada por el siniestro Manuel Antonio Noriega y sus secuaces, que pasaron a convertirse en el objetivo de nuestros dardos satíricos. 



  Un pequeño grupo de caricaturistas, desde las páginas de este diario, denunciamos todos los desmanes y jugarretas del régimen. Entre burlas y una osadía impulsadas tal vez, en mi caso, por el idealismo y la inexperiencia de los pocos años, caricaturizamos hasta los sospechosos nexos del tirano con las figuras del narcotráfico destacadas en ese momento. Y extrañamente, el sátrapa de turno cerró en repetidas ocasiones los medios que le adversaban, pero jamas atentó directamente contra los caricaturistas que hacían las delicias del lector con sus burlas y plumazos.



  Cayó la tiranía en diciembre de 1989 y se reinstauró la “democracia” en el país. En el período comprendido entre 1990 y 2014, elegidos por el voto popular, cinco presidentes ocuparon nuestra casa presidencial llamada “El palacio de las garzas”. Cinco presidentes que, junto a su corte de ministros y funcionarios, alimentaron opíparamente la imaginación y el trabajo de los caricaturistas que insistimos en nuestras denuncias y sátiras. En ese período de tiempo, un presidente en funciones demandó a un caricaturista, y años después, un expresidente y un exvicepresidente cometieron la misma imprudencia. Pero, como decimos en mi país, sin que la sangre llegara al río.



  Tuvo que llegar el proceso electoral del 2014 para que esta historia cambiara. Un pueblo hastiado se vió abocado a elegir nuevo presidente entre algunas opciones lamentables. Sin otra alternativa, se decantó por elegir la que pensaba era “la menos peor”. Y llevó al poder de palacio al vicepresidente del período anterior. El que, en apariencia, hizo las mejores promesas y endulzó más efectivamente los oídos de la masa votante. Y, ¡sorpresa!, nuevamente nos equivocamos…



  Luego de diecinueve meses de ocupar la silla presidencial y de hacerle compañía a las garzas del palacio, nuestro primer ciudadanoy sexto presidente de la era “democrática” ha repetido los mismos escándalos que adornan nuestra ya larga  historia patria – corrupción, nepotismo, viajes frecuentes e improductivos,promesas incumplidas, incompetencia…etc, etc-.



  Pero, como si no bastaran los antes señalados, a ellos se suman ahora el acoso intenso a quienes le adversan, sobre todo a los periodistas que no celebramos sus chistes ni su mala gestión. Para muestra varios botones: un brillante comentarista político fue sacado sin explicaciones convincentes del canal donde examinaba la realidad política y manifestaba sus ácidas y certeras opiniones. En el mismo canal, un presentador de televisión que le critica acremente vive bajo el fuego de una intensa y anónima campaña de desprestigio. 

Y, tras una serie de caricaturas en las que denunciaba la influencia de sus alcohólicos negocios sobre sus decisiones presidenciales, después de casi 30 años, el periódico me anuncia el 2 de febrero mi destitución laboral, maquillada bajo la figura de acuerdo mutuo.
  Después de meses de sospechas y acusaciones de suavizar la línea editorial y manifestar un creciente tufo oficialista, no hay que ser un genio para sumar uno más uno…



  De cuando en cuando los noticieros televisivos presentan las imágenes del hoy convicto ex general Noriega. Un tipo viejo y achacoso, en silla de ruedas, que con la mirada perdida pero aún teñida de misterios y secretos, pasa los dias encerrados entre cuatro paredes, cumpliendo una condena ganada a pulso con sus crímenes y desmanes. Cuándo se le habría ocurrido pensar que veintiseis años más tarde, uno de los presidentes elegido democráticamente, le haría fuerte competencia para destronarle o acompañarle en el salón de la fama de los sátrapas nacionales.



  ¡Ni un paso atrás!