viernes, 2 de junio de 2017

La tercera vía o centrismo político en Cuba.

Una aproximación desde la historia...
Elier Ramírez Cañedo

Desde ya hace algún tiempo se ha estado moviendo, esencialmente en medios digitales, la idea de un “centrismo político” en la Cuba de hoy, como parte de una de las estrategias de Estados Unidos por subvertir el modelo socialista cubano, ante los rotundos fracasos y el desprestigio de la llamada “contrarrevolución cubana”. (i) Uno de los cables revelados por Wikileaks en el 2010, mostró como Jonathan Farrar, en ese momento Jefe de la Sección de Intereses de Washington en La Habana informó al Departamento de Estado el 15 de abril de 2009, como esa “oposición” realmente estaba desconectada de la realidad cubana, no tenía ningún poder de influencia en los jóvenes, y estaba más preocupada en el dinero que en llevar sus plataformas a sectores más amplios de la sociedad. (ii)

El centrismo político en su origen es un concepto de raíz geométrica: el punto equidistante de todos los extremos. Supuestamente sería una posición política que se colocaría entre la izquierda y la derecha, entre el socialismo y el capitalismo, una tercera vía que hace “conciliar las mejores ideas” de los extremos que le dan vida y donde se postula la moderación frente a cualquier tipo de radicalismo. Lenin calificó esta postura de “utopismo traicionero producto del reformismo burgués”. Y es que ciertamente las denominadas terceras vías, o centrismos, nunca han sido una opción revolucionaria, sino estrategias para instaurar, salvar, recomponer, modernizar o restaurar el capitalismo.

Cuando se pondera la moderación frente al radicalismo revolucionario cubano –que es ir a la raíz, para nada asociado al extremismo que es otra cosa- (iii) , me es inevitable no encontrar determinadas analogías entre ese  centrismo que hoy se intenta articular en Cuba, con el autonomismo decimonónico.

El autonomismo como corriente política surge desde la primera mitad del siglo XIX, pero se conforma como partido político a partir de 1878, como uno de los frutos que produjo la revolución del 68. (iv)   Fue una corriente que compartió tiempo histórico con el independentismo, el integrismo y el anexionismo. Era la corriente por excelencia de la moderación, de la evolución, enemiga de los radicales independentistas cubanos. Asumían una posición también “equidistante”, entre el integrismo –la defensa del status quo- y la independencia, pero en momentos de definición, cerraban filas junto al integrismo para frenar y atacar la revolución, la cual consideraban el peor de los males. Algunas figuras célebres del autonomismo terminaron compartiendo las ideas anexionistas al producirse la intervención-ocupación  estadounidense en Cuba. Sus principales líderes brillaron por sus dotes intelectuales, eran grandes oradores, pero con un pensamiento de élite, esencialmente burgués, de ahí que jamás pudieron arrastrar detrás de sí a las masas cubanas. El pueblo cubano en ese momento lo menos que necesitaba era ideas de laboratorio, de ahí que cuando se produjo la nueva arrancada independentista de 1895, el partido autonomista quedara totalmente descolocado ante la nueva realidad nacional. El autonomismo defendió un nacionalismo moderado y excluyente de las grandes mayorías, cuyas aspiraciones fundamentales no estaban en romper el vínculo con “la madre patria española”, sino en modernizar su dominación en la Isla, no en el balde la vanguardia patriótica cubana, encabezada por José Martí, combatió tanto sus ideas. El 31 de enero de 1893, en uno de sus extraordinarios discursos, Martí expresó: “…dábase el caso singular de que los que proclamaban el dogma político de la evolución eran meros retrógrados, que mantenían para un pueblo formado en la revolución las soluciones imaginadas antes de ella…”. (v)

Sin embargo, la idea de apoyar en Cuba una tercera fuerza –moderada, de centro o tercera vía- adquirió mayor fuerza en la política exterior de Estados Unidos a finales de los años 50, con el objetivo de evitar que el Movimiento 26 de Julio llegara al poder, algo que se convirtió en una obsesión para la administración Eisenhower en los últimos meses del año 1958. Esta tendencia debía estar en una posición equidistante entre Batista y Fidel Castro y se estimuló su desarrollo  tanto en el plano militar como el político. La estación local de la CIA en La Habana fue la primera en manejar esta idea y luego sería su principal ejecutora. Así lo confirma el oficial David Atlee Philips en su libro autobiográfico The Night Watch, cuando señala que James Noel -a la sazón jefe de la estación local de la CIA en la capital habanera- le había informado en una de sus pocas frecuentes reuniones, sobre su recomendación al gobierno de los Estados Unidos de patrocinar discretamente la acción de una tercera fuerza política en Cuba, “un grupo entre Castro a la izquierda y Batista a la derecha (…)”. (vi)

En febrero de 1958 se había incorporado al II Frente Nacional del Escambray que dirigía Eloy Gutiérrez Menoyo, el agente de los servicios secretos estadounidenses, William Morgan, que tenía la misión de convertirse en el segundo jefe de aquella guerrilla, algo que logró en poco tiempo al igual que sus grados de Comandante. Morgan no sería el único agente que infiltró Estados Unidos en esa zona con la intención de estimular una tercera fuerza guerrillera que pudiera enfrentarse e imponerse en determinado momento a las fuerzas de la Sierra Maestra lideradas por Fidel Castro. (vii)   Estados Unidos también se involucró en otros complots donde se manejaron diversos nombres de figuras que podían integrar una opción política que arrebatara de las manos a Fidel Castro el triunfo revolucionario, entre ellas: el coronel Ramón Barquín, Justo Carrillo, jefe de la Agrupación Montecristi, y Manuel Antonio, Tony, de Varona. Todavía el 23 de diciembre de 1958, en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, Eisenhower expresaba su esperanza en el crecimiento, fortaleza e influencia de una “tercera fuerza”. (viii)

La creación de una “tercera fuerza” no solo era promovida por los Estados Unidos, sino también por algunos políticos que la propugnaban a lo interno. “La Tercera Fuerza –señala Jorge Ibarra Guitart- fue un movimiento de instituciones cívicas privadas que representando el sentir de sectores importantes de la burguesía y la pequeña burguesía promovió gestiones de paz y conciliación con el régimen. El impulsor, bajo cuerdas, de todas las gestiones fue José Miró Cardona, quien desde la Sociedad de Amigos de la República ya había planeado la táctica de movilizar a las instituciones burguesas para forzar al régimen a llegar a un acuerdo. Este era el momento de poner en práctica dicha táctica, pues había circunstancias que la favorecían: la burguesía, al notar que cada día más organizaciones revolucionarias ganaban terreno, estaba alarmada por el peligro que representaba para sus intereses políticos y económicos el desarrollo de una guerra civil con una participación popular activa”. (ix)

Al resultar imposible para los Estados Unidos lograr evitar el triunfo de la Revolución Cubana y la llegada al poder de las fuerzas del 26 de julio, en los primeros meses del año 59 el objetivo fundamental de Washington consistió en respaldar y aupar a las figuras que dentro del gobierno revolucionario se consideraban “moderadas”, de centro, frente a los que calificaban de “extremistas”, para a través del predominio de esta línea evitar que la Revolución profundizara su alcance social. (x)

Cuando Fernando Martínez Heredia, señala que en Cuba existe hoy un nacionalismo de derecha con pretensiones de centro que tiene “una acumulación cultural a la cual referirse” (xi) ,  está haciendo mención a la larga historia de ese nacionalismo que tiene en el plano de las actitudes políticas antecedentes en el autonomismo; que durante los años de la República Neocolonial Burguesa admitió y defendió la dominación, y que en muchas ocasiones fue utilizado por el propio gobierno de los Estados Unidos, con el propósito de frenar, evitar o lograr situaciones posrevolucionarias que mantuvieran a salvo las estructuras de dominación capitalista en Cuba, bajo mejores consensos.

Hoy vemos como ese nacionalismo de derecha que se estimula por quienes nos adversan, bajo el ropaje engañoso de centrismo, no tiene otro objetivo que el intento desesperado de restaurar el capitalismo en Cuba. Una vez más, será un ensayo frustrado, pues el principal obstáculo que siempre ha enfrentado esta corriente, es que jamás ha logrado anclar sus ideas en el pueblo. Ese pueblo que en su mayoría ha abrazado a lo largo de la historia la tradición independentista, patriótica, nacional-revolucionaria y antiimperialista; jamás la del autonomismo, el anexionismo o el nacionalismo de derecha.

NOTAS

 (i)  Véase el texto de Esteban Morales: La contrarrevolución cubana nunca ha existido, en: Esteban Morales y Elier Ramírez, Aproximaciones al conflicto Cuba-Estados Unidos, Editora Política, La Habana, 2015, pp.363-367. Morales se cuestiona en ese trabajo que pueda considerarse cubana dicha contrarrevolución, en tanto se suicidó prácticamente al nacer al asumir una agenda impuesta por el gobierno de los Estados Unidos.
 (iii)   En discurso pronunciado  el 3 de septiembre de 1979, en la sesión inaugural de la Cumbre de los NOAL celebrada en La Habana, Fidel expresó: “¿Qué se le puede impugnar a Cuba? ¿Qué es un país socialista? Sí, somos un país socialista (APLAUSOS), pero a nadie ni dentro ni fuera del Movimiento pretendemos imponer nuestra ideología y nuestro sistema. ¡Y no tenemos nada de qué avergonzarnos por ser socialistas! ¿Que hicimos una revolución radical en Cuba? Sí, somos revolucionarios radicales, pero no pretendemos imponer a nadie, y mucho menos al Movimiento de los No Alineados, nuestro radicalismo”. Véase en: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1979/esp/f030979e.html
 (iv)  Véase Elier Ramírez Cañedo y Carlos Joane Rosario Grasso, El autonomismo en las horas cruciales de la Nación Cubana, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
 (v) José Martí, Discurso en Hardman Hall, New York, 10 de octubre de 1889, en: Discursos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p.195.
 (vi) Citado por Andrés Zaldívar Diéguez y Pedro Etcheverry Vázquez, en: Una fascinante historia. La conspiración Trujillista, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2009, p.50
 (vii) Ibídem, pp.41-42.
 (viii) Francisca López Civeira, El Gobierno de Eisenhower ante la Revolución Cubana: Un nuevo escenario, en: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/2527
 (ix) Citado por Andrés Zaldívar Diéguez y Pedro Etcheverry Vázquez en: Ob.Cit, p.51.
 (x)  Mucha información al respecto puede encontrarse en la obra de Luis M.Buch y Reinaldo Suárez, Gobierno Revolucionario Cubano. Primeros Pasos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004.

miércoles, 27 de julio de 2016

Las consecuencias económicas del presidente.

Juan Jované
De acuerdo al Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) la economía panameña sigue mostrando graves signos de desaceleración. Concretamente este indicador que durante el primer cuatrimestre del año pasado mostró un crecimiento del 5.05%, solo alcanzó a 4.17% en el mismo período de este año. La situación, sin embargo, resulta más grave si se toman en cuenta otros importantes indicadores.
En el plano de los elementos de la llamada plataforma de servicios de exportación se puede señalar, para comenzar, que hasta mayo de 2016 la tasa de crecimiento de los ingresos por peajes del Canal de Panamá mostraron una tasa anual de crecimiento negativo equivalente al 2.7%, así mismo, para el mismo período, la carga total manejada por Sistema Portuario Nacional decreció en 19.1%, mientras que el total de reexportaciones de la Zona Libre de Colón se contrajo en 14.0%. Por lo que se refiere a los gastos efectuados por los pasajeros residentes en el exterior en nuestra economía, que incluye turistas, excursionistas y pasajeros en tránsito, si bien mostró hasta abril un crecimiento de 14.3%, este fue inferior al observado en el primer cuatrimestre del 2015, el cual fue de 23.3%.
En relación con las exportaciones de bienes la situación también resulta crítica. De acuerdo a las estadísticas oficiales disponibles el valor de estas exportaciones contabilizado durante los cincos primeros meses de este año resulta ser inferior en 8.4% al observado durante el mismo periodo del 2015.
Si bien es cierto que estos elementos guardan relación con las condiciones deterioradas de la economía internacional, lo cierto es que las dificultades también se evidencian en los sectores que fundamentalmente atienden el mercado interno, sobre los cuales las políticas económicas del gobierno si pueden tener un impacto positivo. Este no solo es el caso del sector agropecuario el cual, gracias a la decidia gubernamental, está al borde del colapso definitiva.
En el caso de la construcción, vinculada en gran medida a las construcciones públicas, se puede observar que para el período que hemos venido analizando la tasa de crecimiento del valor de las construcciones adicionales y reparaciones mostró un nivel negativo de 8.4%. A esto se puede añadir que la tasa negativa de crecimiento de la producción de cemento gris fue de 6.1%, mientras que la del cemento premezclado, para la que solo se tienen datos hasta abril, también fue negativa en 23.4%.
Para el caso de la industria las estadísticas oficiales muestran que hasta mayo de 2016 de las 16 ramas a las que el INEC les da seguimiento 9 muestran tasas negativas de crecimiento. A esto se debe agregar que la utilización de energía eléctrica para la industria alcanza una tasa anualizada de crecimiento de apenas 0.6%
Todo esto significa que el gobierno del presidente Juan Carlos Varela, lejos de lograr una estrategia exitosa para enfrentar la difícil situación de la economía internacional, así como una política contracíclica destinada a fortalecer los sectores vinculados con el agro la industria y la construcción, generó una grave situación económica. Estamos, entonces, frente a un gobierno que lastimosamente resultó ser un fiasco.

lunes, 4 de julio de 2016

Historia patria y Universidad.

Julio Yao Villalaz

No es mi intención desgranar las múltiples cualidades que adornan al Dr. Eduardo Flores Castro, candidato a rector de la Universidad de Panamá (UP). Solo diremos que es profesor e investigador de altos quilates, ciudadano ejemplar, de origen y carácter humilde, patriota y, ante todo, persona preocupada por el futuro de la Casa de Méndez Pereira.

Estoy seguro de que hará las rectificaciones de los más graves escándalos de la administración actual y sabrá enderezar el rumbo de la nave universitaria.

Mi principal aporte al futuro rector será explicar los momentos o etapas cruciales de la Universidad que han guardado, a mi juicio, estrecha relación con la historia patria y ensayar de paso algunas notas sobre futuros retos.

Como ningún otro país, el istmo de Panamá ha tenido un desarrollo moldeado por fuerzas exógenas. Si bien parecía que habíamos aminorado el impacto del tsunami que nos está arrastrando desde hace siglos con el desmantelamiento de la Zona del Canal y la restauración de la soberanía, la ola sigue siendo la misma, solo que ahora continúa ahogándonos con mayor brutalidad.

La UP ha jugado un papel importante en el camino hacia una mayor independencia nacional, pero en las últimas décadas ha sido frenada indirectamente por las fuerzas invasoras que, desde el 20 de Diciembre de 1989, han cooptado a la partidocracia, convirtiendo a las élites en su instrumento de ocupación nacional. Todo lo que ocurrió en la historia de las relaciones con EE.UU. desde 1935 se generó primero o tuvo impacto directo en la UP.

Los universitarios participaron en 1958/1959 en las manifestaciones de afirmación soberana en la Zona del Canal (rector Narciso Garay). En el período 1964/1968, la UP se identificó con la lucha iniciada el 9 de Enero, aprobó la ruptura de relaciones con EE.UU. y apoyó la lucha estudiantil contra los proyectos de Tratados Robles-Johnson. Los planteamientos críticos de los estudiantes de Diplomacia abrieron cauce al Colegio Nacional de Abogados para rechazar los proyectos de Tratados (rector Bernardo Lombardo).

En el período 1972/1977, correspondiente a las negociaciones con EE.UU., los estudiantes estuvieron divididos entre quienes apoyaron al Gobierno torrijista y quienes se le opusieron (rectores Rómulo Escobar B. y Eligio Salas).

Durante la desestabilización y la intervención (1988/1989), que algunos llaman ‘crisis ', la invasión del 20 de Diciembre de 1989 y la ocupación militar del país (1989/1993), la UP fue clausurada y tuvo que autocensurarse (rectores Abdiel Adames y Carlos Iván Zúñiga). En la etapa del rector Zúñiga se creó el Instituto del Canal de Panamá y Estudios Internacionales, por iniciativa de los profesores Julio Yao y Juan Antonio Tack, excanciller de la República.

En el breve período del rector Julio Vallarino (2000-2003), quien esto escribe fue invitado a dar dos conferencias: ‘La Enmienda Platt Panameña ', en el paraninfo universitario, y ‘El Tratado Salas-Becker ', ante el Consejo Académico, el cual aprobó una Resolución en contra de estos acuerdos inconstitucionales, violatorios de la soberanía y el derecho internacional. Salvo actos esporádicos de orden cultural o político, entre 1994 y 2016 (salvando la rectoría de Julio Vallarino), el período correspondiente a Gustavo García de Paredes (casi veinte años) no se ha caracterizado por la defensa de la soberanía nacional, pero sí por el amordazamiento del movimiento estudiantil.

Además del esfuerzo por sanear la administración, renovar la academia, fortalecer la investigación y reinstaurar el movimiento estudiantil, el principal reto que enfrentará el nuevo rector será reconstruir la dignidad y la identidad nacional (el sentido de Patria) para sacar a Panamá del pozo de inmundicias en que se encuentra, recuperar el camino de la independencia frente a empresas depredadoras y la sumisión extranjera, luchar científicamente contra el cambio climático, alejarnos del Consenso de Washington y proponer un modelo de desarrollo económico que privilegie el empleo y la justicia social.

Los universitarios debemos debatir sobre la manera de deshacernos del Tratado de Neutralidad (nulo de toda nulidad) y de mantener una representación popular en la junta directiva de la Autoridad del Canal (ACP) para asegurar que el ‘patrimonio de la nación panameña ' redunde en un beneficio mayor y tangible para el pueblo.

Estas tareas son responsabilidad de todos los estamentos de la UP y no un deber exclusivo del rector. Los estudiantes deben organizarse unitariamente bajo una nueva Unión de Estudiantes Universitarios (UEU) que reconstruya y no siga destruyendo a la UP y al país que queremos bajo una sola bandera, la bandera de Panamá.


¡A la carga, pues, Dr. Eduardo Flores Castro!

Un balance de la gestión de Varela.

Marco A. Gandásegui, hijo.

La gestión del presidente Juan Carlos Varela, al cumplir dos años frente a la Presidencia de la República, (el 1 de julio) merece un balance. Hace poco más de dos años la ciudadanía sorprendió a todos dándole una mayoría relativa en las elecciones. Se decía que, entre los candidatos de los partidos tradicionales de la oligarquía panameña, era el menos malo. 

El pueblo panameño no espera mucho del ocupante del Palacio de las Garzas. Le pide tres cosas al nuevo mandatario: Primero, respeto para los sectores sociales reprimidos. Segundo, erradicar la corrupción que corroe el país. En tercer lugar, promover una política exterior favorable para los intereses de todos los panameños. 

Los sectores que dominan la economía del país, en cambio, si esperan mucho del presidente Varela. Para comenzar, mantener un ritmo de acumulación de riquezas basado en el despojo de los trabajadores. Además, organizar una alianza entre gobierno y empresa privada que le permita a esta última apropiarse de los contratos y concesiones más apetecibles. Por último, consolidar las relaciones entre la economía del país y los intereses de EE.UU. en el istmo.

Las encuestas que miden el desempeño de los políticos indican que el presidente Varela ha fracasado. Según éstas, sólo el 37 por ciento de los panameños consideran que el primer mandatario está haciendo un buen papel.

Las relaciones del gobierno con los sectores populares se iniciaron con malos augurios. El conflicto con el pueblo Ngobe-Buglé se agudizó con la ambigüedad mostrada en torno a la represa de Barro Blanco. Por otro lado, el Ministerio Público abrió expedientes contra varios ministros del gobierno anterior por delitos contra la cosa pública. Aún no se ven los resultados. El expresidente Ricardo Martinelli se auto-exilió en EE.UU. donde espera que se inicie un recurso de extradición.

Mientras que los imputados salían de sus encierros, por tecnicismos, comenzaron a producirse casos de corrupción en las propias filas del actual gobierno. A la falta de transparencia, se suman los tratados comerciales internacionales que arruinaron el  agro y acabaron con la industria. Los sindicatos y gremios han denunciado las políticas erradas del gobierno y exigen correctivos.

Los banqueros y rentistas tampoco le han dado buenas notas al gobierno panameño después de dos años de trabajo. La tasa de crecimiento anual de la economía ha disminuido significativamente. EEUU ha lanzado una campaña mediática de desprestigio contra Panamá promoviendo escándalos que van desde los papeles de Mossack y Fonseca, hasta las fallas de la recién inaugurada ampliación del Canal de Panamá.

En resumen durante los primeros dos años de gobierno, el presidente Varela ha demostrado que no tenía un plan de trabajo cuando llegó al poder. Su equipo tampoco ha demostrado imaginación para enfrentar los retos tanto internos como externos. La falta de transparencia, la corrupción y la inseguridad siguen siendo problemas sin soluciones.

El presidente Varela puede sacar a relucir algunos logros importantes: La inauguración de las esclusas ampliadas, el inicio de los trabajos en la línea 2 del Metro y algunos otros proyectos iniciados por gobiernos anteriores. Sus fracasos son más notorios: El Canal de Panamá no se integra a un plan de desarrollo del país. El agro se encuentra en una crisis terminal. Tanto el sector educativo como los servicios de salud pública han colapsado sin perspectivas para una recuperación ni a largo plazo.

Mientras que Buenaventura (Colombia), Limón (Costa Rica), Mariel (Cuba) y otros puertos se preparan para servir de terminales de trasbordo para las mercancías que llegan al Canal de Panamá, las autoridades locales se pelean en torno al proyecto del puerto de Corozal en la entrada de la vía interoceánica. Panamá tiene condiciones para construir varios puertos de alto calado a lo largo de sus costas en dos océanos. Durante los dos últimos años no se ha trabajado en proyectos para el futuro del país. Sólo hay interés en las rentas que pueden generar las concesiones a corto plazo.

Las perspectivas son grises, especialmente si analizamos la nueva política de EEUU hacia Panamá. La correlación de fuerzas sociales en el país continúa favoreciendo a los rentistas y especuladores, en detrimento de los sectores productivos. Según estadísticas del gobierno, con Varela el 70 por ciento de las riquezas que se producen en el país se distribuyen entre unos pocos propietarios y sólo el 30 por ciento llega a la masa de los trabajadores asalariados.

martes, 28 de junio de 2016

La perversa estrategia de los sectores dominantes.

Juan Jované

Recientemente los voceros tradicionales de los grupos dominantes del país, quienes aseguraron ad nauseam que el actual modelo de crecimiento estaba totalmente blindado contra la crisis, han venido admitiendo la presencia de importantes problemas en la economía panameña. No se trata, conviene aclarar, de una posición referida exclusivamente a la coyuntura, sino también a la dimensión estructural. No es en vano que un connotado exministro de Planificación y Política Económica, quien puede considerarse uno de los más importantes promotores del neoliberalismo, haya aseverado que existen “señales de agotamiento del modelo”, de manera que “la economía necesita, por tanto, una redefinición”.

Para comprender el tipo de ajustes que los sectores dominantes pretenden introducir al modelo existente, podemos referirnos nuevamente a las declaraciones del exministro. Este propone, como visión básica, profundizar el aperturismo hacia el exterior, lo cual significa desarrollar nuevos enclaves que operen dentro de la plataforma de servicios de exportación. Para asegurar esto plantea el objetivo de “reducir el número de impuestos y simplificar su administración”. En el plano laboral afirma que “el régimen laboral panameño no es competitivo”, lo que apunta hacia una nueva reforma al Código de Trabajo, con el consiguiente deterioro de las condiciones económicas y laborales de los trabajadores y trabajadoras.

De lo anterior se desprende que estamos frente a la tradicional estrategia neoliberal conocida como “carrera hacia el fondo”. De acuerdo a esta la competitividad externa se genera reduciendo impuestos para atraer capital externo. Esto, necesariamente, limita la posibilidad de las inversiones sociales guiadas hacia la educación, la salud y la seguridad alimentaria, lo que es incompatible con el objetivo de elevar la calidad y complejidad de la fuerza de trabajo. En el plano laboral esta estrategia se guía hacia la llamada “competitividad espuria”, que permite un incremento de las ganancias sostenida en una presión negativa sobre los salarios y las condiciones laborales.

Al circunscribir la diversificación a una extensión de la actual economía de enclave, el ajuste propuesto, además de mantener el carácter inestable y vulnerable de la inserción externa, introduce un elemento de inviabilidad a la estrategia propuesta. Esto se evidencia si se toma en cuenta que, tal como lo ha señalado la CEPAL en su documento “Horizonte 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible”, la economía globalizada se caracteriza ahora por una significativa desaceleración en la tasa de crecimiento, una menor dinámica a nivel de las inversiones, así como por una no menos importante reducción de la tasa de crecimiento del comercio internacional.

Los sectores dominantes, centrados en sus intereses inmediatos que apuntan hacia la continuidad  y profundización del modelo económico concentrante y excluyente que ha caracterizado a nuestra economía, han perdido todo sentido histórico y de apego a la realidad objetiva. El país precisa de una estrategia económica alternativa, la cual constituya la base material para un proyecto de nación centrado en la autonomía, la eficiencia y eficacia económica, la justicia social y la sostenibilidad ambiental.  Para esto se necesita construir una fuerza política alternativa que represente los intereses de las grandes mayorías.

martes, 10 de mayo de 2016

La ONU retrocede ante los carteles de las drogas.

Marco A. Gandásegui, hijo.

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) celebró a mediados de abril una sesión especial (UNGASS, siglas en inglés) para tratar el tráfico ilegal de las drogas que se ha convertido en un problema global. El mundo esperaba una declaración de los gobiernos de los 193 países miembros de la ONU que pusiera en perspectiva algún tipo de solución o mitigación de la plaga que está atacando el mismo tejido social de países que van desde Colombia hasta EEUU, y desde Afganistán a México.

Según los analistas de las diferentes capitales mundiales, el UNGASS aprobó una resolución que deja intacto lo existente: la ‘guerra contra las drogas’, el desconocimiento de los problemas de salud que representa el problema y el desinterés en establecer estrategias reales para combatir la epidemia.

Desde 1961 el convenio de la ONU sobre las Drogas ha centrado su atención en la criminalización y la erradicación de las drogas. Sin embargo, hay suficiente evidencia que indica que esta política ha fracasado en reducir la producción y consume. Aún peor,  la política ha tenido repercusiones negativas sobre los derechos humanos, la salud y el desarrollo a escala global. ¿Qué explica esta obstinación con la ‘guerra contra las drogas’ y el rechazo de soluciones más realistas para contribuir al bienestar de una porción creciente de la población mundial?

Veamos dos ejemplos. En América latina los países andinos eran los productores principales de cocaína a fines del siglo pasado. Colombia seguía en importancia a Bolivia y Perú. Sin embargo, cuando Bolivia decidió poner fin a la producción para la exportación tuvo que expulsar del país a los agentes de la DEA de EEUU. La experiencia peruana fue similar.

En la década de 1980, Colombia producía el 10 por ciento de la cocaína que era exportada a EEUU. Sin embargo, cuando EEUU intervino militarmente en Colombia para acabar supuestamente con la producción de cocaína, el país se convirtió rápidamente en el exportador principal de la región. Según la ONU, Colombia produce el 90 por ciento de las hojas de coca, materia prima de la cocaína.

EEUU ha invertido más de 30 mil millones de dólares en el ‘Plan Colombia’ que consiste en la ‘Guerra contra las drogas’. Según cálculos del gobierno de Bogotá, han muerto 220 mil civiles y más de 5 millones de personas han sido desplazados por los efectos del conflicto armado.

En 2002 EEUU invadió Afganistán, en el centro asiático, para derrocar al gobierno de los Talibán (Estudiantes del Corán) que consideraba su enemigo. Los talibán habían erradicado el cultivo de la amapola promovido por los ‘Señores de la Guerra’ que lo antecedieron. Cuando las tropas norteamericanas ocuparon Afganistán lo primero que hizo Washington fue restablecer la producción industrial de la amapola para la exportación a EEUU.

Los efectos de esta producción de cocaína y heroína en Colombia y Afganistán, respectivamente, tiene dos efectos catastróficos para EEUU.

En primer lugar, las calles de sus ciudades son inundadas por drogas ilícitas que arruina la vida de los jóvenes, especialmente de esos reprimidos (llamadas ‘minorías’). EEUU tiene el 25 por ciento de las personas privadas de libertad en el mundo. La política carcelaria y la represión de los consumidores de drogas afectan sobre todo a la población reprimida (‘minorías). Aunque las personas de ascendencia europea (blancas) consumen cinco veces lo que consume la población negra, estos últimos tienen 10 veces más prisioneros por consumo de drogas.

En segundo lugar, genera rentas extraordinarias para los carteles bancarios que operan en ese país. Se calcula que EEUU concentra la mitad del circulante mundial que genera el tráfico ilícito de drogas que supera los 950 mil millones de dólares.

EEUU y Rusia encabezaron la oposición a la discusión en torno a la necesidad de reformular la política de la ONU. Panamá siguió la pauta sentada por las potencias mundiales y se abstuvo de presentar alternativas viables para poner fin al flagelo.


La Declaración final si incluye un llamado tibio a reducir las penas carcelarias asociadas con el consumo de drogas. Además, plantea la necesidad de aumentar los servicios de salud para los adictos.  Sin embargo, el Observatorio Global sobre las Drogas, con sede en Gran Bretaña, calificó al documento aprobado por la UNGASS como “una vergüenza, va en contra de la ciencia, la razón y la evidencia de varias décadas de esfuerzos inútiles”. 

Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.

martes, 3 de mayo de 2016

El golpe de estado de la OEA.

Luis Britto García

Revela el ministro de la Defensa Vladimir Padrino López que hay un golpe de Estado en marcha.

¿Necesito recordarle al lector que desde su creación en 1948 la Organización de Estados Americanos ha legitimado todas las intervenciones perpetradas por Estados Unidos, entre otras las de Nicaragua, Guatemala, Cuba, República Dominicana, Chile, Panamá, Grenada, Haití, Venezuela, Paraguay  y Honduras?

¿Debo rememorar que la mañana del 11 de abril de 2002 el embajador de Estados Unidos Charles Shapiro salió en todos los diarios declarando que Venezuela estaba “fuera de la Carta Democrática de la OEA”, para legitimar el golpe que se daría horas después?

¿Recapitularé que la OEA no tomó ninguna medida contra la dictadura de Carmona, y sólo a instancias del movimiento social MINGA solicitó informes sobre el paradero del Presidente secuestrado, en comunicación donde reconocía al dictador como gobierno?
¿Citaré que aunque Venezuela denunció la Convención Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA en 2012, cuatro años después la Comisión Interamericana todavía sigue levantando Informes  contra nuestro país y convirtiéndolos en demandas ante la Corte Interamericana?

¿Denunciaremos una vez más que dicha Comisión condena de antemano a Venezuela; que sólo le permite 20 minutos para defenderse de Informes con 373 cláusulas incriminatorias, y que publica íntegro el Informe acusatorio, pero ni una línea de la defensa?

¿Debemos recapitular que en las  373 cláusulas del libelo sobre 2014 la Comisión acumula  42 desconocimientos de la soberanía de Venezuela y de su derecho a elegir su sistema político, económico y social,  144  denuncias sobre casos no resueltos por la jurisdicción interna,  198 casos fundados sólo en recortes de prensa,  30 en mensajes de twitter.  159 en  afirmaciones de ONG’s, financiadas por Estados Unidos, 116 basadas sólo en opiniones de la propia CIDH,  220 sin  ningún tipo de  datos, y  163 con inaceptable usurpación de la titularidad de la acción.’

No extraña entonces que la OEA: fije una audiencia contra Venezuela en Washington el 4 de abril, y según declara el embajador Bernardo Álvarez, Estados Unidos le niega la visa al personal de la Agencia para la Defensa de los Derechos Humanos ante los Organismos Internacionales, que trata de viajar  para defender a su país.

Con razón el secretario general de la OEA Luis Almagro aparece el 27 de abril invocando contra Venezuela la misma Carta Democrática de esa organización: que esgrimió el embajador Shapiro contra Chávez el 11 de abril de 2002. Nada más democrático que acusar a un país e impedirle que se defienda.

Con recursos de esa índole se obtuvo de la Corte Penal de La Haya la orden de detención contra Kadafi que culminó en la destrucción de Libia.


Venezuela no puede estar sometida a organismos que le niegan el derecho a la defensa.