lunes, 18 de febrero de 2013
Las verdaderas razones de la renuncia de Benedicto XVI.
Eduardo Febbro
Sábado 16 de febrero de 2013
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Los expertos vaticanistas alegan que el papa Benedicto XVI decidió renunciar en marzo del año pasado, después de regresar de su viaje a México y a Cuba. En ese entonces, el Papa que encarna lo que el especialista y universitario francés Philippe Portier llama “una continuidad pesada” con su predecesor, Juan Pablo II, descubrió la primera parte de un informe elaborado por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi. Allí estaban resumidos los abismos nada espirituales en los que había caído la Iglesia: corrupción, finanzas oscuras, guerras fratricidas por el poder, robo masivo de documentos secretos, pugna entre facciones y lavado de dinero. El resumen final era la “resistencia en la curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia”.
El Vaticano era un nido de hienas enardecidas, un pugilato sin límites ni moral alguna donde la curia hambrienta de poder fomentaba delaciones, traiciones, zancadillas, lavado de dinero, operaciones de Inteligencia para mantener sus prerrogativas y privilegios al frente de las instituciones religiosas y financieras. Muy lejos del cielo y muy cerca de los pecados terrestres. Bajo el mandato de Benedicto XVI, el Vaticano fue uno de los Estados más oscuros del planeta. Josef Ratzinger tuvo el mérito de destapar el inmenso agujero negro de los curas pedófilos, pero no el de modernizar la Iglesia y dar vuelta la página del legado de asuntos turbios que dejó su predecesor, Juan Pablo II.
Ese primer informe de los tres cardenales desembocó, en agosto del año pasado, en el nombramiento del suizo René Brülhart, un especialista en lavado de dinero que dirigió durante ocho años la Financial Intelligence Unit (FIU) du Liechtenstein, o sea, la agencia nacional encargada de analizar las operaciones financieras sospechosas. Brülhart tenía como misión poner al Banco del Vaticano en sintonía con las normas europeas dictadas por el GAFI, el grupo de acción financiera. Desde luego, no pudo hacerlo. El pasado turbio le cerró el paso.
Benedicto XVI fue, como lo señala Philippe Portier, un continuador de la obra de Juan Pablo II: “Desde 1981 siguió el reino de su predecesor acompañando varios textos importantes que él mismo redactó a veces, como la Condena de las teologías de la liberación de los años 1984-1986, el Evangelium Vitae de 1995, a propósito de la doctrina de la Iglesia sobre temas de la vida, o Splendor Veritas, un texto fundamental redactado a cuatro manos con Wojtyla”. Estos dos textos citados por el experto francés son un compendio práctico de la visión reaccionaria de la Iglesia sobre las cuestiones políticas, sociales y científicas del mundo moderno.
La segunda parte del informe de los tres cardenales le fue presentada al Papa en diciembre. Desde entonces, la renuncia se planteó de forma irrevocable. En pleno marasmo y con un montón de pasillos que conducían al infierno, la curia romana actuó como lo haría cualquier Estado. Buscó imponer una verdad oficial con métodos modernos. Para ello contrató al periodista norteamericano Greg Burke, miembro del Opus Dei y ex miembro de la agencia Reuters, la revista Time y la cadena Fox. Burke tenía por misión mejorar la deteriorada imagen de la Iglesia. “Mi idea es aportar claridad”, dijo Burke al asumir el puesto. Demasiado tarde. Nada hay de claro en la cima de la Iglesia Católica.
La divulgación de los documentos secretos del Vaticano orquestada por el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, y muchas otras manos invisibles fue una operación sabiamente montada cuyos resortes siguen siendo misteriosos: operación contra el poderoso secretario de Estado, Tarcisio Bertone, conspiración para empujar a Benedicto XVI a la renuncia y poner a un italiano en su lugar, o intento de frenar la purga interna en curso y la avalancha de secretos, los vatileaks sumergieron la tarea limpiadora de Burke. Un infierno de paredes pintadas con ángeles no es fácil de rediseñar.
Benedicto XVI se hizo aplastar por las contradicciones que él mismo suscitó. Estas son tales que, una vez que hizo pública su renuncia, los tradicionalistas de la Fraternidad de San Pío X fundada por monseñor Lefebvre saludaron la figura del Papa. No es para menos: una de las primeras misiones que emprendió Ratzinger consistió en suprimir las sanciones canónicas adoptadas contra los partidarios fascistoides y ultrarreaccionarios de monseñor Lefebvre y, por consiguiente, legitimizar en el seno de la Iglesia esa corriente retrógrada que, de Pinochet a Videla, supo apoyar a casi todas las dictaduras de ultraderecha del mundo.
Philippe Portier señala al respecto que el Papa “se dejó sobrepasar por la opacidad que se instaló bajo su reino”. Y la primera de ellas no es doctrinal, sino financiera. El Vaticano es un tenebroso gestor de dinero y muchas de las querellas que se destaparon en el último año tienen que ver con las finanzas, las cuentas maquilladas y las operaciones ilícitas. Esta es la herencia financiera que dejó Juan Pablo II y que para muchos especialistas explica la crisis actual. El Instituto para las Obras de Religión, es decir el banco del Vaticano, fundado en 1942 por Pío XII, funciona con una oscuridad tormentosa. En enero, a pedido del organismo europeo de lucha contra el blanqueo de dinero, Moneyval, el Banco de Italia bloqueó el uso de las cartas de crédito dentro del Vaticano debido a la falta de transparencia y a las fallas manifiestas en el control de lavado de dinero. En 2011, los cinco millones de turistas que visitaron la Santa Sede dejaron 93,5 millones de euros en las cajas del Vaticano, ahora deberán pagar al contado. El IOR gestiona más de 33.000 cuentas por las que circulan más de seis mil millones de euros. Su opacidad es tal que no figura en la “lista blanca” de los Estados que participan en el combate contra las transacciones ilícitas.
En septiembre de 2009, Ratzinger nombró al banquero Ettore Gotti Tedeschi al frente del Banco del Vaticano. Cercano al Opus Dei, representante del Banco de Santander en Italia desde 1992, Gotti Tedeschi participó en la preparación de la encíclica social y económica Caritas in veritate, publicada por el Papa en julio. La encíclica exige más justicia social y plantea reglas más transparentes para el sistema financiero mundial. Tedeschi tuvo como objetivo ordenar las turbias aguas de las finanzas vaticanas. Las cuentas de la Santa Sede son un laberinto de corrupción y lavado de dinero cuyos orígenes más conocidos se remontan a finales de los años ’80, cuando la Justicia italiana emitió una orden de detención contra el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, el llamado “banquero de Dios”, presidente del Instituto para las Obras de la Religión y máximo responsable de las inversiones vaticanas de la época.
Marcinkus era un adepto a los paraísos fiscales y muy amigo de las mafias. Juan Pablo II usó el argumento de la soberanía territorial para evitar la detención y salvarlo de la cárcel. No extraña, le debía mucho, ya que en los años ’70 y ’80 Marcinkus había utilizado el Banco del Vaticano para financiar secretamente al hijo predilecto de Juan Pablo II, el sindicato polaco Solidaridad, algo que Wojtyla no olvidó jamás. Marcinkus terminó sus días jugando al golf en Arizona y en el medio quedó un gigantesco agujero negro de pérdidas (3,5 mil millones de dólares), inversiones mafiosas y también varios cadáveres.
El 18 de junio de 1982 apareció un cadáver ahorcado en el puente londinense de Blackfriars. El cuerpo pertenecía a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y principal socio del IOR. Su aparente suicidio corrió el telón de una inmensa trama de corrupción que incluía, además del Banco Ambrosiano, la logia masónica Propaganda 2 (más conocida como P-2), dirigida por Licio Gelli, y el mismo Banco del Vaticano dirigido por Marcinkus. Gelli se refugió un tiempo en la Argentina, donde ya había operado en los tiempos del general Lanusse mediante un operativo llamado “Gianoglio” para facilitar el retorno de Perón.
A Gotti Tedeschi se le encomendó una misión casi imposible y sólo permaneció tres años al frente del Instituto para las Obras de Religión. Fue despedido de forma fulminante en 2012 por supuestas “irregularidades en su gestión”. Entre otras irregularidades, la fiscalía de Roma descubrió un giro sospechoso de 30 millones de dólares entre el Banco del Vaticano y el Credito Artigiano. La transferencia se hizo desde una cuenta abierta en el Credito Artigiano pero bloqueada por la Justicia a causa de su falta de transferencia. Tedeschi salió del banco pocas horas después de que se detuviera al mayordomo del Papa y justo cuando el Vaticano estaba siendo investigado por supuesta violación de las normas contra el blanqueo de capitales. En realidad, su expulsión constituye otro episodio de la guerra entre facciones. En cuanto se hizo cargo del puesto, Tedeschi empezó a elaborar un informe secreto donde consignó lo que fue descubriendo: cuentas cifradas donde se escondía dinero sucio de “políticos, intermediarios, constructores y altos funcionarios del Estado”. Hasta Matteo Messina Denaro, el nuevo jefe de la Cosa Nostra, tenía su dinero en el IOR. Allí empezó el infortunio de Tedeschi. Quienes conocen bien el Vaticano alegan que el banquero amigo del Papa fue víctima de un complot armado por consejeros del banco con el respaldo del secretario de Estado, monseñor Bertone, un enemigo personal de Tedeschi y responsable de la comisión cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco. Su destitución vino acompañada por la difusión de un “documento” que lo vinculaba con la fuga de documentos robados al Papa.
Más que las querellas teológicas, es el dinero y las sucias cuentas del Banco del Vaticano lo que parecen componer la trama de la inédita renuncia del Papa. Un nido de cuervos pedófilos, complotistas reaccionarios y ladrones, sedientos de poder, impunes y capaces de todo con tal de defender su facción, la jerarquía católica ha dejado una imagen terrible de su proceso de descomposición moral. Nada muy distinto al mundo en el que vivimos: corrupción, capitalismo suicida, protección de los privilegiados, circuitos de poder que se autoalimentan y protegen, el Vaticano no es más que un reflejo puntual de la propia decadencia del sistema.
miércoles, 13 de febrero de 2013
¿Se justifica la existencia de la ONU hoy?
Javier del valle Monagas
Maita
No es un secreto que la parcialización
descarada de lo que debería ser un ente neutral de las relaciones
internacionales de forma equilibrada y libre de perjuicios políticos,
económicos e ideológicos, ha convertido al planeta en una gran caja de
conflictos. Nadie en su sano juicio y
libre de perjuicios, puede sostener que
la ONU cumple con su función. Me atrevo a decir que esa organización es una extensión ejecutiva
de los intereses de Estados Unidos y el Sionismo Internacional. Si no,
justifíquenme como a unas naciones se les prohíbe lo que otras usan como
instrumento de presión y chantaje terrorista como es poseer armas nucleares,
cohetes de largo alcance, e
invadir países débiles militar y económicamente
oprimidos, para despojarlos de todas sus riquezas naturales,
estratégicas, y mantenerlos en semi esclavitud, a los fines de poder colocar sus excedentes de producción
agrícola e industrial.
La ONU, ha sido utilizada como
instrumento de despojo de territorios a naciones antagónicas religiosamente y
políticamente al sionismo judío, para crear estados ilegítimos, utilizando como
excusa un holocausto premeditadamente impulsado por el propio sionismo y que
manipuló al nazismo de la Alemania fascista de finales de los años treinta y
principios de los cuarenta para tal fin. Es una aberración un estado regido por
una elite que galopa sobre el judaísmo, unido por una religión, que además es
caracterizada por sanguinaria, criminal, perversa y pervertida, que desde antes de
1948, aplicó el terrorismo más aberrante, para asesinar, desplazar y expulsar a los legítimos poseedores de la
Palestina histórica. Amparada por las
potencias colonialistas de la época y que luego conforman el Consejo de
Seguridad de la ONU.
La mejor demostración de discriminación, racismo, desprecio y
opresión. está en la conformación de ese
consejo de seguridad. Sin temor a equivocarme los catalogo como las potencias
rehenes, que hacen lo que el terrorista mayor del planeta indica.
El Sion terrorismo yanqui, amparado en su potencial militar, impone decisiones
tan inmorales, como mantener en la
impunidad a estados sanguinarios como ISRAEL, la cual ha desconocido
descaradamente todas las resoluciones en su contra, y sin embargo permanece
ilesa. Mientras otros países con solo un montaje propagandístico, son
invadidos, masacrados sus pueblos, destruidas todas sus infraestructuras,
robados sus ahorros, saqueados sus recursos naturales, repartidos entre los
caníbales empresarios sionistas y sus aliados criminales, bajo el manto de una
resolución rechazada por la mayor parte
de los países del mundo, pero cocinada
entre USA, Inglaterra, Francia y Alemania, y ante el silencio de las
victimas del futuro: China Y Rusia y ante la mirada complaciente del secretario general de la ONU de turno.
Si
otras naciones desarrollaron su capacidad nuclear y coheteril, ¿Qué
razón moral y ética van a esgrimir para que el resto no lo haga?
Supongamos que
temen a la proliferación ¿Entonces por que coño no se deshacen de las
suyas
antes de sancionar, censurar o criticar a los que intentan tener esa
tecnología? ¿Por desconfianza? ¿Pero si la única nación que ha
utilizado
armas atómicas contra otros pueblos inocentes es USA? ¡Ah! Ellos lo que
quieren
es tener supremacía militar, a los fines de imponer sus caprichos e
intereses
particulares, por la fuerza si es necesario. Pongo como ejemplo, el
reciente
experimento de un cohete hipersónico probado por el Sion imperio yanqui.
Nadie
criticó ni juzgó el hecho. Solo informaron y ya. Pero Corea de Norte,
Ejerciendo su legítimo derecho a desarrollar su tecnología Aero espacial
y
coheteril, para colocar un satélite en orbita, fue criticada, amenazada,
sancionada, demonizada y ofendida por el imperio sus lacayos y el títere
secretario general de la ONU. El imperio
sionista yanqui utilizó en Vietnam toda
clase de armas químicas, biológicas, radiactivas prohibidas ¿Dónde está
la sanción, la
censura, el castigo?
Es una despreciable infamia la
ONU y su conducta. Me parece que seguir avalando semejante bodrio es anti
histórico y anti humano. Es razonable la posición de Corea del Norte, Irán y
cualquier otro país que quiera
posesionarse de armas defensivas
de última tecnología. ¿Quienes van por el mundo invadiendo y masacrando?
¡Cuantas naciones han invadido y masacrado, Corea Del Norte, Irán, Siria,
Libia, Mali, Yemen, Somalia, Palestina? Solo por nombrar algunos de las
supuestas amenazas a la paz mundial ¿Cuantas ha
invadido, destruido y masacrado USA e Israel? ¿Son esas naciones países de paz o de guerra? Tengan Uds. la
honestidad y sinceridad de responder con pundonor y apego a la verdad.
domingo, 10 de febrero de 2013
MALÍ: RENACE EL COLONIALISMO.
MOVIMIENTO POPULAR UNIFICADO DE PANAMÁ (MPU)
DECLARACIÓN PÚBLICA
DECLARACIÓN PÚBLICA
La libertad de los pueblos débiles, la ruptura de la opresión colonial
lograda tan a pulso en Asia, América y África, se encuentra seriamente
amenazada. La crisis interna de los grandes países imperialistas que
otrora fueron potencias coloniales, los ha llevado, en su desesperación,
a recurrir a lo único que les queda,
las armas, para atropellar a las naciones cuya debilidad manifiesta se
ha debido, primordialmente, a que su antiguas metrópolis y otras
naciones poderosas han intervenido para mantenerlas así con el fin de
que extraer de ellas las riquezas naturales y humanas que siempre han
usufructuado en su beneficio.
Primero se trató de Irak y Afganistán; luego, de Libia; ahora, de Malí, antigua colonia francesa en el centro-norte de África. La vieja metrópoli gala, tras conceder o aceptar a regañadientes la independencia de sus ex colonias ultramarinas, aprendió la lección de Indochina, donde perdieron toda influencia, y mantuvieron en sus anteriores posesiones africanas toda suerte de nexos tanto económicos como culturales y sociales disfrazados de “comunitarios” para preservar sus posibilidades de exacción y explotación, aunque ya no tuvieran un dominio político directo. En el medio de esos tortuosos e intrincados procesos de influencia, aprovecharon para estimular los conflictos internos entre etnias y naciones que la repartición del continente africano durante la etapa colonial no tomó en cuenta al fijar límites territoriales. El resultado fue que al irse el poder colonialista que cohesionaba por la fuerza y atendiendo a sus intereses a los pueblos africanos, se mantuvo latente el conflicto interétnico e intercultural, azuzado con frecuencia, por razones económicas y geopolíticas, por la antigua metrópoli.
Pero en la actualidad, la vieja metrópoli ya no puede darse el lujo de figurar como “el gran nivelador.” Desesperada y asfixiada por el agotamiento de su modelo capitalista, no puede recurrir a la exacción directa de otros pueblos europeos como lo hace Alemania, que es una verdadera potencia imperialista de nuevo cuño cuya participación en el concierto de las grandes potencias coloniales resultó, en su momento, insignificante; por lo que explota a griegos, portugueses, italianos y españoles y no a africanos o a árabes. Francia no se encuentra en el rango de Alemania, debido a que su peso económico es mucho más liviano en Europa. Pero como su gobierno “socialista” recién advenido ha prometido el desarrollismo como fórmula para mantener el “Estado de bienestar”, y urgido de no conducir su administración a fórmulas traumáticas como las que reinan en el sur de Europa, ha girado sus ojos, hambrienta y sedienta, a las antiguas colonias con las cuales, por tanto tiempo, había mantenido relaciones de “amistosa hipocresía”. Ello explica por qué el gobierno de Nicolas Sarkozy tuvo papel tan activo en el ataque a Libia, y que los magros resultados de esa nueva incursión colonialista ahora arrojen a su sucesor, Francois Hollande, a lanzar sus fuerzas de ataque sobre Malí.
Por lo tanto, no existe ninguna intención justiciera ni humanitaria en el enorme despliegue de fuerza que el gobierno francés ha enviado a arremeter contra el pueblo maliense y contra su independencia. Quizás la más débil de las potencias imperialistas, y sumida en la necesidad de actuar pronto o perecer, Francia es el primer ariete que el capitalismo decadente, pero aún poderoso por sus armas, hunde en los países de los que sabe que puede abusar. Todo ello para avasallar a sus pueblos y extraer las riquezas humanas y naturales que la descolonización les había impedido aprovechar directamente. La desesperación del capitalismo francés ya no está para transar con intermediarios.
En América, y en todo el mundo, debemos cobrar conciencia de lo que esta agresión de verdadera restauración colonialista significa para los países en desarrollo. Otros países imperialistas armados hasta los dientes, pero de economía enferma, mirarán pronto hacia el sur para apoderarse de lo que, por décadas, no usufructuaban en forma directa e impedir que otras grandes potencias emergentes echen mano de lo que ellos aún consideran como “suyo”. Si había habido algún avance en la historia de la humanidad con el proceso descolonizador posterior a la Segunda Guerra Mundial, ese avance hacia la libertad pende ahora de un hilo. Los pueblos del mundo, pero especialmente aquellos que aún sufren la opresión imperialista, deben mirarse en el espejo de Irak, Libia y Malí, oponerse con contundencia a la intervención colonialista francesa y organizarse mundialmente para derrumbar las aspiraciones coloniales del Imperialismo decadente que busca imponer, a sangre y fuego, su parasitismo sobre naciones débiles.
Primero se trató de Irak y Afganistán; luego, de Libia; ahora, de Malí, antigua colonia francesa en el centro-norte de África. La vieja metrópoli gala, tras conceder o aceptar a regañadientes la independencia de sus ex colonias ultramarinas, aprendió la lección de Indochina, donde perdieron toda influencia, y mantuvieron en sus anteriores posesiones africanas toda suerte de nexos tanto económicos como culturales y sociales disfrazados de “comunitarios” para preservar sus posibilidades de exacción y explotación, aunque ya no tuvieran un dominio político directo. En el medio de esos tortuosos e intrincados procesos de influencia, aprovecharon para estimular los conflictos internos entre etnias y naciones que la repartición del continente africano durante la etapa colonial no tomó en cuenta al fijar límites territoriales. El resultado fue que al irse el poder colonialista que cohesionaba por la fuerza y atendiendo a sus intereses a los pueblos africanos, se mantuvo latente el conflicto interétnico e intercultural, azuzado con frecuencia, por razones económicas y geopolíticas, por la antigua metrópoli.
Pero en la actualidad, la vieja metrópoli ya no puede darse el lujo de figurar como “el gran nivelador.” Desesperada y asfixiada por el agotamiento de su modelo capitalista, no puede recurrir a la exacción directa de otros pueblos europeos como lo hace Alemania, que es una verdadera potencia imperialista de nuevo cuño cuya participación en el concierto de las grandes potencias coloniales resultó, en su momento, insignificante; por lo que explota a griegos, portugueses, italianos y españoles y no a africanos o a árabes. Francia no se encuentra en el rango de Alemania, debido a que su peso económico es mucho más liviano en Europa. Pero como su gobierno “socialista” recién advenido ha prometido el desarrollismo como fórmula para mantener el “Estado de bienestar”, y urgido de no conducir su administración a fórmulas traumáticas como las que reinan en el sur de Europa, ha girado sus ojos, hambrienta y sedienta, a las antiguas colonias con las cuales, por tanto tiempo, había mantenido relaciones de “amistosa hipocresía”. Ello explica por qué el gobierno de Nicolas Sarkozy tuvo papel tan activo en el ataque a Libia, y que los magros resultados de esa nueva incursión colonialista ahora arrojen a su sucesor, Francois Hollande, a lanzar sus fuerzas de ataque sobre Malí.
Por lo tanto, no existe ninguna intención justiciera ni humanitaria en el enorme despliegue de fuerza que el gobierno francés ha enviado a arremeter contra el pueblo maliense y contra su independencia. Quizás la más débil de las potencias imperialistas, y sumida en la necesidad de actuar pronto o perecer, Francia es el primer ariete que el capitalismo decadente, pero aún poderoso por sus armas, hunde en los países de los que sabe que puede abusar. Todo ello para avasallar a sus pueblos y extraer las riquezas humanas y naturales que la descolonización les había impedido aprovechar directamente. La desesperación del capitalismo francés ya no está para transar con intermediarios.
En América, y en todo el mundo, debemos cobrar conciencia de lo que esta agresión de verdadera restauración colonialista significa para los países en desarrollo. Otros países imperialistas armados hasta los dientes, pero de economía enferma, mirarán pronto hacia el sur para apoderarse de lo que, por décadas, no usufructuaban en forma directa e impedir que otras grandes potencias emergentes echen mano de lo que ellos aún consideran como “suyo”. Si había habido algún avance en la historia de la humanidad con el proceso descolonizador posterior a la Segunda Guerra Mundial, ese avance hacia la libertad pende ahora de un hilo. Los pueblos del mundo, pero especialmente aquellos que aún sufren la opresión imperialista, deben mirarse en el espejo de Irak, Libia y Malí, oponerse con contundencia a la intervención colonialista francesa y organizarse mundialmente para derrumbar las aspiraciones coloniales del Imperialismo decadente que busca imponer, a sangre y fuego, su parasitismo sobre naciones débiles.
¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO MALIENSE POR SU LIBERTAD!
¡FUERA DE ÁFRICA EL COLONIALISMO FRANCÉS!
ANTE LA DECADENCIA VIOLENTA DEL IMPERIALISMO: ¡SOLIDARIDAD E INTERNACIONALISMO!
¡FUERA DE ÁFRICA EL COLONIALISMO FRANCÉS!
ANTE LA DECADENCIA VIOLENTA DEL IMPERIALISMO: ¡SOLIDARIDAD E INTERNACIONALISMO!
Movimiento Popular Unificado de Panamá
2 de febrero de 2013
viernes, 8 de febrero de 2013
Sobre el Pacto Ético Electoral para el 2014
Movimiento de Bases Torrijistas
mobatorr@gmail.com
Impulsado por la Conferencia Episcopal Panameña, el 6
marzo de 2013, se firmará el Pacto Ético Electoral para 2014, en el que los
partidos políticos y los medios de comunicación hacen varios compromisos entre
los que cuentan “desarrollar campañas políticas basadas en principios”,
“transparencia del proceso electoral”, “preservar la independencia del Tribunal
Electoral” y “evitar actos de clientelismo y compra de votos”.
Es un propósito noble, de buenas intenciones; pero
ilusorio. Nuestro sistema de administración de justicia se caracteriza porque
“lo legal” está bastante divorciado “lo ético”, de lo moral; y cuando chocan,
priva lo legal que casi siempre está cargado de tecnicismos y subterfugios que
ignoran los hechos para absolver a los criminales, sobre todo si estos son
políticos. Si no, miren el fallo en caso de los Chellojamones, como ejemplo más
reciente, sin olvidar la escandalosa compra de votos en El Bebedero.
En verdad la Conferencia Episcopal, la Sociedad Civil y
los partidos políticos revolotean sobre el problema de fondo sin atreverse a
poner el dedo sobre la llaga: nuestra actual democracia es una democracia de
elites, que es lo mismo que decir antidemocracia: y en consecuencia el sistema
electoral imperante es antipopular, antidemocrático y oligárquico (con un
fuerte olor a dólar como catalizador).
Hablemos claro. Aquí en Panamá, como casi en todos los
países de Latinoamérica (salvo honrosas excepciones), los procesos electorales
para la renovación del gobierno están basados en un acuerdo en el que la
mayoría (el pueblo) acepta la competencia para gobernar de una minoría (la
oligarquía) sobre una “certificación” basada en “la cuna o la fortuna” o en
ambas (Jacques Renciere, dixit). Esta situación, refrendada por la Constitución
y la Ley Electoral es lo que hace al sistema profundamente injusto y
antidemocrático.
Si bien es cierto que la Constitución Política establece
que las autoridades están obligadas a garantizar la libertad y HONRADEZ del
sufragio, le deja a la Ley la tipificación de los delitos y en consecuencia el
tamaño de las penas y los procedimientos para el juzgamiento de los
infractores; y aquí es donde el sistema hace gala de su extraordinaria
capacidad para burlar a los ciudadanos y exonerar a quienes atentan contra la
HONRADEZ del sufragio vendiéndolo o comprándolo. Ningún pacto ético, aunque
este preñado de la mas buena voluntad, va a impedir la comisión de estos
delitos en los próximas elecciones generales para el 2014 (recordemos que de
buena voluntad está empedrado el camino del infierno).
A nuestra sociedad solamente le queda una vía para salir
de este sistema antidemocrático y corrupto: Una Constituyente Originaria y
Soberana que instituya el Poder Ciudadano permanentemente en la vida social y
económica de los panameños mediante una Asamblea del Poder Ciudadano que le
diga al país cero compra y venta del sufragio y que tenga el poder para
perseguir, juzgar con procesos sumarios y condenar con penas durísimas
(incluida la inhabilitación de derechos políticos de por vida) a los que
cometen faltas contra la honradez del sufragio.
La elecciones del 2014 se realizarán con pacto o sin
pacto ético. Los sectores populares tenemos pocas posibilidades de triunfar
dentro de este sistema electoral en el que la competencia para gobernar la da
“cuna o la fortuna”. El efecto social de estos procesos eleccionarios es crear
la ilusión de que, democráticamente, estamos decidiendo entre opciones
diferentes cuando lo que hacemos es escoger a personas de la misma minoría
repartidas entre diferentes partidos
políticos. Lo que los sectores populares debemos seguir haciendo es exigir, en
las calles una Asamblea Constituyente Originaria y Soberana antes, durante y
después de las elecciones 2014 y por lo menos colocar en las urnas en el 2014
un nueva papeleta que diga:
CONSTITUYENTE ORIGINARIA Y SOBERANA YA. Le tocará al Tribunal Electoral
decidir si las cuenta o no las cuenta y si le informa a la ciudadanía los
resultados de esta protesta.
Crecimiento económico y educación.
Marco A Gandásegui
El país pasa por una
coyuntura que recuerda la falsa prosperidad que generó la construcción del
Canal de Panamá (1904-1914), o la segunda guerra mundial (1939-1945) e,
incluso, la industrialización de la década de 1960. El PIB crece anualmente con
dígitos dobles y se amplía el mercado de consumidores. Los gobiernos de turno
celebran sus aparentes logros económicos, sin saber a qué se debe tanto
crecimiento. Los gobernantes sólo logran entender que es una gran oportunidad
para apropiarse de enormes riquezas si son capaces de organizar un sistema de
despojo que funcione.
Para el fin de lograr la mayor apropiación posible, contratan
especialistas extranjeros, pertenecientes a organizaciones particulares o
intergubernamentales y reclutan a los especialistas nacionales más capaces
(financistas, leguleyos y desarrollistas, entre otros). Estos actúan como
“magos” que hacen aparecer y desaparecer miles de millones de dólares a diario.
El financista se especializa en aceitar la maquinaria económica que le permite
a los colocados en posiciones de poder movilizar fortunas de un lugar a otro.
En otras palabras, de una cuenta pública a un bolsillo particular. Son
especialistas en convertir todo inmueble – tierras nacionales, tierras
comunales, playas, islas y cualquier otro – en capital móvil capaz de generar
riquezas. (No importa que destruya la vida de muchas comunidades o la
existencia de miles de familias). Igualmente, lucran de la especulación, a
costilla del país.
Si las organizaciones gremiales y
asociaciones civiles protestan contra los depredadores, los gobiernos proceden
a descalificar a quienes defienden los intereses de la nación. En primera
instancia son acusados de “enemigos del progreso”. A continuación son objeto de
ataques por los medios de comunicación. Si no se pone fin a las protestas, el
movimiento contestatario es acusado de “comunista” y reprimido violentamente.
Últimamente, en las comarcas indígenas y en las áreas fronterizas las
aspiraciones populares son identificadas como “narcoterroristas”.
Mientras que el financista hace
malabarismos con los dineros públicos, el leguleyo - al servicio de los
gobernantes - redacta leyes y decretos, al igual que reglamentos, que convierte
la piedra en oro. Unos buenos ejemplos son la suspensión por parte de la Corte
Suprema de la protección de los humedales, las compras multimillonarias de
armas de guerra o los decretos que autorizan la creación de rellenos, la
construcción de embalses o la destrucción del sector agrícola.
Los desarrollistas, al servicio de
los especuladores, no se quedan atrás, construyendo puentes sobre ríos que no
existen o transformando túneles en cintas costeras. También construyen
carreteras a 40 millones de dólares el kilómetro y barriadas sobre los lechos
de los ríos.
Cuando los tres se ponen de acuerdo
con los gobernantes, generan un decreto ejecutivo como el Nº920 (de octubre de
2012) que crea el sistema de Gestión de Centros Educativos de Formación
Integral. El profesor Ángel Garrido señala que la redacción del documento
(preparado por especuladores como los mencionados más arriba) “tiende a
infundir confianza”. Sin embargo, una lectura más detenida permite detectar
términos vacíos como “excelencia educativa” y “escuelas de excelencia”. Los
llamo vacíos porque en el texto no tienen referencia alguna. Sin embargo, en su
aplicación tendrán un sentido ajeno a lo que el sentido común apunta.
Por excelencia educativa, señala
Garrido, hay que entender que se eliminará “la visión integral de la formación
del estudiante”. A su vez, “se privilegia el enfoque economicista y el
reduccionismo del pénsum”. En términos más sencillos, por un lado, sólo se
incluirán en las escuelas materias que le enseñen al joven panameño que sea un
buen trabajador. Por el otro, no se darán materias que le enseñen a pensar:
filosofía, historia y cívica, entre otros.
Garrido concluye que el nuevo decreto degrada “la
concepción de la educación para beneficiar a un grupo muy limitado de
personas”. La idea de crear “escuelas de excelencia” también es objeto de
análisis. Esta iniciativa “obedece a la necesidad que el mercado expansivo
tiene de obtener individuos que respondan mejor a las necesidades de
acumulación de capital”.
Según Garrido, “la empresa privada, que demanda el
personal calificado, no quiere invertir en educación popular para llenar las
falencias y vacíos del modelo educativo actual. Apremiada y necesitada de gente
capacitada, ha confiado al Estado, tras décadas de privatización educativa de
la que se ha beneficiado, su salvación para garantizar el recurso humano
necesario a su expansión. Luego, con el dinero y recursos del pueblo, y con la
enorme deuda que acarrea, se apresta a crear escuelas en condiciones de llenar
la demanda que la expansión capitalista requiere. Así, pues, este modelo
educativo – la llamada “excelencia educativa” - no solamente tiende a ampliar,
sino a solidificar las diferencias de clases sociales”. El modelo, además,
confeccionado a la medida de la gran empresa no le cuesta.
No se puede predecir lo que ocurrirá cuando se
desinfle, en un futuro próximo, la burbuja especuladora actual. El país
regresará a las políticas de desarrollo y se buscarán otros modelos de
educación. Dependerá de la nueva correlación de fuerzas sociales si se podrá
adoptar un “modelo” de educación integral con educadores bien remunerados para
servirle al país y a los panameños.
Panamá, 7 de febrero de 2013.
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