Miguel Antonio Bernal
La calidad de vida de la gran mayoría de la población se
deteriora cada día más. Los factores reales de poder, parecen decidídos a no
permitir que los hombres y mujeres de
nuestro país, de todas las edades, nos beneficiemos de los progresos alcanzados
por la inteligencia humana.
Cada día nos enteramos, a cuenta gotas, la cantidad de
improsultos y meapilas que se llenan de prebendas y privilegios: jugosos
salarios, lujosos apartamentos, autos lujosisimos, villas de playa, hatos de
ganado, fincas afincadas, cuenta bancarias de nueve cifras y vaya usted a
saber.
Del otro lado, legiones de usuarios del transporte
desvelándose y agotándose, para poder alcanzar un medio que les permita
desplazarse de un punto a otro, miles de pequeños productores fajándose contra
el abandono del agro, miles de niños sin ser reconocidos, adultos mayores
desprotegidos, hospitales sin suficientes camas y medicina, proliferación de
viviendas brujas, centenares de miles sin agua potable, déficit de escuelas y
de una educación apropiada y actualizada, la ludopatía y la alcoholemía a niveles
inimaginables...
Pero, la intoxicación mediática nos quiere hacer creer
que estamos "en un país de primer mundo", que tenemos un "Estado
de Derecho", mientras la inseguridad jurídica nos corroe y la corrupción
nos baña de asco cotidiano.
La, cada vez más,
ausente dignidad ciudadana es aprovechada por los planes de
despolitización que llevan adelante la partidocracia y sus abanderados que,
poco o nada tienen que ofrecer. Mientras la población, cada día más agotada y
frustrada, péndula entre la anomia y la abulia, sin atreverse a hacerse
respetar.
La dignidad que debe ser íntriseca a la persona humana
del siglo XXI, en Panamá parece ser la sombra del viento, mientras crece el
miedo a la esperanza.
Cada día somos menos una sociedad. Cada día somos más un
lugar donde vive gente. Cada día la frivolidad, la codicia y la avaricia se
emponderan más y más de la idiosincracia
nacional.
Cada día aceptamos más basura,más humo y más mediocridad.
Cada día hay más miedo a la dignidad, miedo a la democracia, miedo a la
libertad. ¿ Hasta cuándo?
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