lunes, 31 de agosto de 2015

¡Cuidado con la descentralización!

Por Olmedo Beluche

 "No todo lo que brilla es oro", decía mi abuela, la cual no tenía ningún título académico, pero sí la sabiduría que da la vida. Frase que, traducida al lenguaje de las mentes planas, significa: no te dejes engañar, que no todo lo que parece bueno, lo es. A veces, para distinguir la verdad de la mentira se requiere observar el contexto, el marco en que están dadas las cosas, de lo contrario nos quedamos con la apariencia, sin captar la esencia del fenómeno. Y la apariencia lo es todo en política capitalista. 

 Entre la bruma de las apariencias, hoy, el gobierno oligárquico de Juan C. Varela quiere ofrecernos su propuesta de "descentralización" administrativa. En principio, todo parece bien: el régimen presidencialista panameño renuncia a parte de sus "competencias" y su "presupuesto" para cederlos a los municipios, los que supuestamente son la "entidad fundamental" del régimen político "democrático", para que allí se trasladen "decisiones de la Administración Pública a la ciudadanía". Suena bonito.

 Si uno se atiene al mero texto de la ley, en este caso Ley 37 de 29/6/2009, como con todas las leyes, no entiende nada, como suele pasarle a quienes tienen desviaciones juridicistas. Pues el texto de la ley es la apariencia, el oropel que se le vende a la ciudadanía. Para entender el verdadero "espíritu de la ley", como gustan decir los abogados, hay que poner le cuidado al contexto social, económico y político en que se emiten las leyes.

El marco político y la doctrina económica en la que ha sido parida esta ley es: el neoliberalismo, dictado desde organismos como el Banco Mundial al que obedecen todos los gobiernos empresariales panameños. En ese sentido, los actos de descentralización de los gobiernos, no son para ampliar la democracia y poner en manos del pueblo las decisiones de la administración pública.

 Lo cual sería contradictorio con la nueva ola de criminalización de la protesta social dictada por el ministro de Seguridad Pública, con el aval del presidente Varela. Descentralizar y democratizar de verdad riñe con lo que hace el gobierno con los Ngäbes-Buglés que protestan contra Barro Blanco, a los que no escucha y quiere imponer la hidroeléctrica de todos modos. La verdadera descentralización contradice la actitud de las instituciones gubernamentales contra las comunidades que exigen reparación de escuelas, agua potable y transporte público.

¿Cómo un gobierno que reprime, desoye al pueblo y no atiende las demandas sociales va a ejecutar una política de descentralización que ponga en manos de las comunidades las decisiones? Hay una contradicción evidente. La respuesta es simple, la descentralización que se ejecuta bajo el neoliberalismo no busca más democracia, sino transferir las CARGAS FISCALES, aligerando las responsabilidades del estado y poniéndolas sobre la ciudadanía a través de los municipios, que a su vez están dirigidos por políticos antidemocráticos y corruptos que representan al gobierno y no al pueblo.

 ¿Usted se ha preguntado por qué proliferan las bodegas, bares y cantinas en municipios populares, como San Migueltio? Aparte del objetivo de embrutecer al pueblo, porque son la única fuente de financiamiento de los municipios y dinero fresco en manos de los alcaldes. Ahora, Varela anuncia que reactivará la Ley 37 (congelada desde 2009) con modificaciones, entre otras que se desconocen, con la entrega a los municipios de manejo del IMPUESTO DE INMUEBLE! 

 No hace falta nacer con las neuronas de Einstein para predecir que pronto sobrevendrán multitud de conflictos entre alcaldes que quieren más plata para cualquier proyecto y la gente que ya no le alcanza para vivir y se verán sometidos a aumentos arbitrarios del impuesto de inmueble. En algunos lugares, ejecutarán lo que empezó Martinelli, reavalúos del valor catastral de las casas de acuerdo al valor comercial (capitalista) sin considerar los ingresos de la gente.

 Pero que aumenten los impuestos de inmueble no es el único peligro. Quienes tienen que estar alerta son los educadores y personal de salud, pues si se transfieren a los municipios la administración financiera de las escuelas y centros de salud, como se ha dicho, el peligro es que en los municipios de gente pobre, las escuelas que ya están deterioradas se terminarán de caer. Los gremios docentes y médicos deben estudiar esto que ya se ejecutó en países como Perú, en la década de los 80, con resultados desastrosos.

 La descentralización de "competencias" del gobierno nacional lo que busca es transferir gran parte del gasto social, para que los responsables sean políticos de poca monta que dirigen los municipios, y los ciudadanos estemos fragmentados por localidades en nuestras demandas. De esa manera, pretenden que haya más plata en manos del gobierno central para obras faraónicas (donde lucran los empresarios amigos) y el pago del enorme endeudamiento estatal por las obras construidas empezando por la ampliación del canal y sus sobre costos.

 Detrás de la descentralización opera la misma lógica del sistema integrado de salud que se pretende ejecutar paralelamente, al unir los hospitales y centros de salud del MINSA con la Caja de Seguro Social, para que los aportes de los asegurados carguen con los dos sistemas. Si no fuera ese el objetivo: ¿Por qué el gobierno no pone el capital para el fondo de salud y de jubilaciones de  la CSS, prometido desde 2005?  En fin, que tengamos cuidado con las cuentas de vidrio, que brillan pero no valen nada.

Palabras sueltas sobre la cultura.

Manuel Orestes Nieto
Pasan los años y nada pasa. Este texto lo escribí en mayo de 1999 y fue publicado en la prensa nacional. Compartirlo ahora, quince años después, quizás sea útil, aunque parezca que se ha congelado el tiempo de la cultura, o mejor, que se ha derretido en este horno tropical, donde somos menos nación y más sofisticados mercaderes.
Ocurre que lo que denominamos la cultura nacional ha sido mal entendida entre nosotros; en parte por una aceptación generalizada del falso concepto de que lo artístico es un elemento accesorio, en parte por prejuicios repetidos de concebir la cultura solo referida a las artes y sus oficiantes, en parte por desconocer que la cultura es, ante todo, una acumulación humana vasta y que producimos todos.
Estos sesgos y distorsiones llegan a identificar, en general, a los mismos artistas como gente extraña o incomprendida y al ejercicio cultural como un ámbito periférico y desligado de la vida práctica, asociado al ocio y las horas fatuas, ajeno a la economía concreta, incluso a la política.
Sin embargo, creo que los intelectuales panameños -no solo los artistas- debemos precisar, mínimamente, algunas categorías básicas sobre ese desdibujado quehacer cultural, su función en la sociedad y discernir sobre su realidad.
Así mismo, valdría sanamente precisar dónde se complementan cultura nacional y Estado, deslindar responsabilidades y llegar al fondo de un problema viejo e irresoluto que, lamentablemente en nuestro medio, ha sido denigrado, por no decir envilecido: la cultura como simples eventos artísticos de relleno, para colorear las inauguraciones, saludar visitantes, decorativa y, prácticamente, desechable.
Si nos referimos a una política cultural desde el estado, debemos entenderla como aquella que impulsa -desde la institucionalidad de gobierno- el desarrollo cultural de la nación; entendiendo por tal desarrollo la consolidación, crecimiento y trasmisión de los valores permanentes en que se fundamenta la nacionalidad y la patria común.
Esos valores permanentes de la nacionalidad son aquellos en los que el panameño se reconoce como parte de un conglomerado, en los que hornea su identidad como individuo y como componente social, con los que se vincula con el mundo y con los que expresa sus más hondas raíces y procedencias.
Son valores dinámicos que se afirman y robustecen en la medida en que la creación humana es asumida como propia. Así, lo propio tiene signos identificables, funda una idiosincrasia, proyecta coincidencias en valores entrañables, orgullo nacional y permite a los ciudadanos de un país reconocerse entre sí.
Una política de desarrollo cultural no deberá servir para insistir en el estancamiento y la prolongación de los falsos conceptos que sobre esta materia sobreabundan, sino procurar un robustecimiento coherente de la nacionalidad, maximizar su universo creador, rescatando sus troncos y raíces, organizando su circulación general, propiciando su producción, dignificando a sus creadores y saneando al país de sus alienaciones y desarraigos. Concordaremos que se trata de lo nacional entendido como lo plural, abierto, participativo, amplio y factible.
Sus formas de expresión como las bellas artes, constituyen un ámbito imprescindible y básico del quehacer cultural; pero también lo es la investigación y, sobre todo, la valoración y elevación de la calidad de vida del panameño.
Si bien interesa lo que llamamos artes, debe interesarnos aún más la dimensión humana del panameño en su integralidad. Dotarle de opciones y vías, personales y sociales, para ampliar su radio de participación, asimilación y despliegue de su propia vida, historia y destino.
Respecto a las acciones prácticas para impulsar esa política cultural deberá entenderse, ante todo, que hay que erradicar la desidia oficial como método, la abulia y el burocratismo estéril; todos sabemos que la nula gestión se concreta en maleza alrededor del decoro histórico y se impone, sobre todo, una incultura a nombre de lo culto y un protagonismo vanidoso, de marquesinas, a nombre del arte.
Correspondería a las instituciones responsables ampliar el diálogo entre las partes y coordinar con los sectores y organizaciones de la sociedad que intentan contribuir al desarrollo cultural. Ello abarca una gama de amplio espectro en el terreno de lo nacional. Incluye, obviamente, a los creadores y artistas, así como aquellas entidades de promoción privada propiamente dichas que tienen de hecho un espacio participativo importante.
La cultura tiene que ser reconocida como una esencia común que nos une e identifica; que nos pertenece y nos incumbe a todos. Por tanto, debemos procurar que ella sea esencialmente democrática y no superflua.
La exclusión en nada contribuye a la elevación de la vida y el espíritu del panameño. En todo caso, prolongaremos la brecha de la incomprensión, la minusvaloración de lo que el pueblo con su ingenio y sabiduría construye, el desprecio a nuestros valores más hondos y genuinos en nombre de falsificadas concepciones sobre la cultura, desvirtuada como simple animación y divertimento, pero siempre ajenas y remotas a nuestra vida.
Y que conste que ello tiene un riesgo y un precio: una nación que puede terminar sin encontrarse consigo misma, desfondada y expuesta a la dispersión, por obra y gracia de nuestra propia incapacidad para preservarla.

viernes, 28 de agosto de 2015

La ciudad de Panamá navega sin brújula.

Marco A. Gandásegui, Hijo
En la polis griega el ciudadano era el propietario agrícola. El comerciante, el trabajador y el esclavo no eran ciudadanos. Estas tres clases representaban el 90 por ciento de la población. Los terratenientes solo el 10 por ciento. El cincuenta por ciento de los propietarios —que eran mujeres— tampoco tenía derechos ciudadanos. De tal manera, que una pequeña minoría de solo el 5 por ciento de la población adulta era ciudadana. ¿Cuáles eran los derechos de los ciudadanos griegos? Establecer todas las reglas que definían las relaciones entre los miembros de la sociedad: entre amo y esclavo, entre patrón y trabajador, entre productores y comerciantes y, muy importante, entre hombres y mujeres.
Esta organización no la inventaron los griegos. Usamos el ejemplo griego por el hecho de que los romanos lo adoptaron y adaptaron y la legaron a las sociedades emergentes de Europa Occidental, hace poco más de mil años. Los europeos, a su vez, definieron la función de las ciudades americanas después de la conquista y sentaron las bases de la urbe moderna. Estoy hablando sobre el impacto que tuvo el desarrollo capitalista sobre ‘nuestras ideas' en lo concerniente a lo urbano. En la actualidad, la ciudad que conocemos a lo largo y ancho del mundo moderno está subordinada a las reglas capitalistas asociadas con la acumulación. A partir de la ‘revolución industrial', las ciudades fueron transformadas o, en algunos casos, fundadas para promover la acumulación capitalista sin descanso, solo sujeto a interrupciones cíclicas.
El templo que acogía la religión —literalmente— fue expulsado del núcleo central de la urbe (ver Washington y la misma ciudad de Colón). En su lugar apareció el nervio asociado con los negocios. En la actualidad, es común escuchar: ‘¿Para qué se quiere una plaza pública, si tenemos el centro comercial, el ‘mall'?'.
El capitalismo emerge armado con una ideología liberal para derrotar a las fuerzas precapitalistas que tenían como base nociones sobrenaturales (religión) sobre la existencia social (humana) que legitimaba la dominación de una clase propietaria terrateniente. La ciudad liberal se convirtió en campeona del libre comercio, la libertad de pensamiento mercantil y de la autorregulación.
El ciudadano de la ciudad moderna es el capitalista. El capitalista es aquel que se apropia de la acumulación incesante de capital. El capital es una relación entre propiedad y trabajo que crea riqueza. Los trabajadores representan el 90 por ciento de la población y los capitalistas menos del 10 por ciento restante. La mujer tiende a contribuir, en forma creciente, aunque en forma indirecta y limitada, a la acumulación capitalista.
¿Cuáles son los derechos de los ciudadanos capitalistas? Establecer todas las reglas que definen las relaciones entre los miembros de la sociedad: Entre capitalista y obrero, entre capitalista y rentista, entre capitalista y comerciante, entre patrón y trabajador y, todavía, entre hombres y mujeres. Esta correlación de fuerzas entre las distintas clases sociales es lo que se llama el Estado. Es el aparato que ejecuta políticas y conserva el orden mediante el control social y la violencia.
Hay tres contradicciones que caracterizan a las ciudades que forman una red en el sistema mundo capitalista actual. En primer lugar, las contradicciones entre producción y consumo, que se expresan mediante la distribución desigual creciente de la riqueza y la corrupción. Segundo, la contradicción ecológica y la destrucción del medio, que pone en peligro los recursos del planeta y la sobrevivencia de la especie humana.
Tercero, la contradicción política que descansa sobre una propuesta de democracia restringida a la participación de solo el 10 por ciento de la población (que se apropia del derecho ciudadano). Las contradicciones entre producción y consumo, pasando por la distribución desigual de la riqueza, tienden a agudizarse con el empobrecimiento de los agentes de la producción.
La ciudad de Panamá, como todas las ciudades sin plan de desarrollo o visión de futuro, es un ‘monstruo' que crece sin dirección, devorando todo lo que encuentra en su camino. Está al servicio de la acumulación capitalista ‘salvaje' que no respeta naturaleza ni seres humanos y que pronto acabará con sus propios ciudadanos. La única salvación parece ser que los panameños subordinemos el crecimiento (económico) capitalista a los intereses de la población. Hay que administrar los recursos de la ciudad para beneficio de todos y no solo para una pequeña casta que se cree que son los únicos ciudadanos.

miércoles, 19 de agosto de 2015

“El mercado es mi pastor”. Economía y política en Panamá en el año 15 de nuestra soberanía


Guillermo Castro H.

Desde Ciudad Panamá

Son muchos años ya –desde 1984, al menos– de culto al pensamiento único neoliberal entre nosotros, incluyendo su constante llamado a descartar como ingenuo –y peligroso– todo lo que pueda alejarse de su dogma fundamental: “el mercado es mi pastor; nada me faltará”. Los resultados del dogma están a la vista: crecimiento económico constante, con pobreza subsidiada persistente, y deterioro ambiental creciente.
 
Esto nos plantea un problema de una compleja sencillez: cómo llevar a cabo una transición desde el crecimiento sostenido hacia el desarrollo sostenible, que garantice a un tiempo la operación eficiente del Canal, y una vida digna en cada hogar panameño.  Lo complejo, aquí, consiste en ubicar ese problema en la realidad que lo genera. En lo más esencial, esa realidad es la de las transformaciones en nuestra economía y nuestra vida social que se derivan del doble proceso –en curso desde fines del siglo XX- de incorporación del Canal a nuestro mercado interno, y de la integración de éste en el mercado global.

Ese proceso ha operado, en lo que se refiere a nuestro mercado interno, a través de la la transnacionalización de una parte significativa de nuestra actividad económica, asociada no sólo a la expansión del sector servicios, sino además a la restructuración del mercado mismo. Este proceso de cambios – y las transformaciones que resultan del mismo - no puede seguir siendo objeto ni de una lectura desarrollista propia de las décadas de 1960 y 1970, ni de una meramente utilitarista, como la que ha predominado a partir de 1990.

La lectura desarrollista, por ejemplo, tiende a confundir el subdesarrollo con la subadministración. En ella, por ejemplo, resalta como un grave problema la ruina de las viejas estructuras de producción agropecuaria, que afecta sobre todo a los pequeños y medianos productores agropecuarios vinculados al mercado interno, que debería ser encarada con una política más eficiente de subsidios y de protección arancelaria a esas víctimas.

Necesitamos en cambio una lectura que explique a un tiempo esa ruina, y el éxito de un sector agroindustrial integrado por empresas como las del Grupo Melo, Calesa... y la Cooperativa Dos Pinos. Ambos elementos son caras de la misma moneda, y tienen ejemplos equivalentes en todos los ámbitos de nuestra actividad económica.

Para el desarrollismo –y con toda razón- debe preocuparnos el crecimiento económico con inequidad social. Sin embargo, eso no es sino la expresión de un vasto proceso de concentración y centralización del capital, como resultado de una expansión acelerada de las fuerzas productivas, y una transformación mediatizada de las relaciones de producción, que nos lleva hacia un capitalismo mucho más maduro y complejo que el que conocimos en el siglo pasado.

Es en ese marco donde cabe plantearse aquella contradicción entre el tránsito como función dominante en nuestra relación con el mercado mundial, y el transitismo como modalidad particular de organización de esa función en nuestra historia, que bloquea la posibilidad de una transformación realmente integral de nuestra sociedad. Aquí no hay un problema de subadministración. Aquí lo que hay es el fruto de una administración eficiente y eficaz de la desigualdad como mecanismo de acumulación.

Vuelve a tener razón Rubén Darío Herrera con su propuesta de aprovechar la función de servicios para generar recursos que permitan modernizar y diversificar el conjunto de nuestra economía, de un modo que finalmente amplíe su base de sustentación social. Pero esa propuesta no resolvería nada si es asumida en una perspectiva conservadora, y entendida como la necesidad de subsidiar el atraso del interior con una parte de los ingresos que genera la plataforma de servicios globales constituida en torno al Canal.

No es la multiplicación de pequeños productores lo que resolverá nuestro atraso agrario, sino la proliferación de empresas asociativas, de carácter cooperativo, que permitan incorporar el aporte de la ciencia y la tecnología a la producción, y eleven al mismo tiempo la productividad, la calidad y el valor de la fuerza de trabajo en todo el país. El problema político, aquí, consiste en estimular la formación de la demanda social de una política económica encaminada a ampliar la base social del desarrollo mediante el fomento de cooperativas de producción realmente modernas; mejorando la integración física y funcional del mercado interno; recuperando la función de puente terrestre entre las Américas, y creando un Estado nacional nuevo, capaz de asumir y llevar a la práctica una política tal.

Un Estado así estaría en capacidad de llevar a cabo tareas que para el que tenemos son simplemente inimaginables. Enfrentar la crisis endémica de la seguridad social incrementando el número de los cotizantes, y no desmejorando los servicios a los asegurados, por ejemplo: generar los recursos locales - humanos, de organización social, y financieros - necesarios para una descentralización efectiva de servicios públicos cada vez más deficientes, como los de educación básica, seguridad pública, abastecimiento de agua, disposición de desechos, y mantenimiento de infraestructuras locales; fomentar mercados no tradicionales, como el de servicios ambientales, en una verdadera perspectiva local, y no meramente global, y, por supuesto, desarrollar una capacidad de planificación realmente participativa, que permita negociar en el mediano plazo los intereses de los grupos fundamentales de la Nación: empresarios, trabajadores manuales e intelectuales del campo y de la ciudad, comunidades rurales y urbanas, por mencionar algunos.

Es evidente que no existe entre nosotros, aún, una organización capaz de encarnar un proyecto así esbozado, y proporcionarle el liderazgo que demanda. Ese liderazgo, por otra parte, sólo puede surgir del desarrollo del debate público que lo lleve a convertirse en un verdadero proyecto de transformación nacional, capaz de expresar el interés de las grandes mayorías, como lo expresara la lucha por culminar la formación de un Estado nacional plenamente soberano, culminada hace apenas quince años.

Para eso, hace falta una condición que debe ser reclamada y conquistada: la del pleno ejercicio del derecho a la organización por parte de todos los trabajadores asalariados del país, tal como es ejercido ese derecho por los empresarios que emplean a esos trabajadores. Esta es apenas una reivindicación democrática, en una sociedad en la que la demanda de la democracia sigue siendo una demanda profundamente revolucionaria.

Lograr esto es posible. Tan solo demanda de nosotros dejar atrás la cómoda idea de que la política es el arte de lo posible. En cambio, es necesario asumir la política como el arte de crear las condiciones que hagan posible lo que ya va siendo necesario si deseamos salir con bien, y hacia un futuro mejor, de la crisis en que ha venido a desembocar la aplicación a ultranza del programa neoliberal en Panamá de la década de 1990 a nuestros días.

Tomado de Con Nuestra América

Debilidades mediáticas y el enemigo dirigiéndonos.

Por: Javier Del Valle Monagas Maita  
 
       No pretendo ser un erudito conocedor de la materia mediática ni publicitaria, menos aun, de la propaganda. Pero en mi condición de espectador, se lo que va bien o lo que va mal, sin desestimar que las propias experiencias vividas; sobre todo, en estos últimos 16 años, me han dado el suficiente material, para entender y saber como es que se bate el carato, a la hora de generar matrices y de des informar.  Sin jactancia, he tratado de documentarme para entender, sobre como la propaganda es un arma de guerra muy destructiva 

      La opción de atosigar repetitivamente con una consigna, frase o slogan, no es un método idóneo de concientización. Al contrario, es una forma de generar rechazo y obstinación. Además, si se está revolucionando, debemos desarrollar nuestros propios métodos de proyección de nuestras verdades, sin necesidad de recurrir a las despreciables metodologías del capitalismo asesino. 
 
      ¿Cuántos de Uds. se han puesto a ver la programación, por ejemplo, de VTV?  Desmiéntanme si no  sienten un acoso espantoso  por la forma como atosigan con “mas revolución, mas VTV”, como destruyen la ilación de ideas y comentarios en los puntos clave, (tal como un comercio aberrante), cuando interrumpen para pasar propagandas absurdas, sin sentido y  alienantes. Es una copia estúpida y mal hecha al carbón, de la metodología de la televisión capitalista que siempre quiere vender basuras y mojoncitos edulcorados y que interrumpe sus mediocres programas, cuando cree haber enganchado al espectador  

     ¿Saben cuantos miles y miles de millones, se gastan del estado venezolano, en hacer propaganda vacía del gobierno y sus obras en los canales de tv por cable? (vacías, por la metodología usada) ¿Por ejemplo, si sabemos que la cadena FOX yanqui sionista, es una putrefacta guarida de propaganda activa anti revolución, anti venezolana, anti Chaves, anti gobierno? ¿Por que desde el estado venezolana, se financian esos canales basuras, entregándoles pautas publicitarias? por ejemplo del MINCI, Banco de Venezuela, Misión Viviendas, entre otras instituciones del estado venezolano. Si sabemos que esos canales son de acceso limitado de audiencia ¿cual es el trasfondo de contratar con el enemigo, a precios grotescos? ¿Acaso no saben esos infelices contratistas de propaganda del estado, que hay métodos para diluir propagandas, Poniéndoles en sub secuencias mensajes subliminales y hasta  abiertos, de contrapropaganda y que hasta pueden hacer ver sus  contenidos de forma opuesta a lo que se pretende decir originalmente? ¿Creen que los agentes del Sion imperio de la maquinaria de propaganda capitalista, les van a permitir expresar lo que en realidad quieren decir? Incautos mediocres, o cómplices sabandijas. No hay otra explicación.  
 
      ¿Cómo creen Uds. que en un plan de 3 días o de  emisión de miles de folleticos ilegibles, se va a generar conciencia? Coño, por favor. Se inventan escuelas de cuadros  cuasi clandestinas. Pasan propagandas fútiles por la televisión y otros medios oficiales, por uno o días y listo. Ya creen que justificaron su plan. Pero todo es solo perdida de espacio, dinero y oportunidades. En realidad el mensaje es banal, no llega. Pero el dinero de la comisión de la colocación de la pauta publicitaria en el medio señalado, si llegó al bolsillo o a la cuenta bancaria del agente publicitario o del contratante.
 
      ¿Saben Uds. que Donald Trump, ese aberrante traficante de las mujeres y el sexo, ofensor de la dignidad latino – sur - caribeña, es financiado por el estado venezolano?, pues si, y los magnates expoliadores y criminales racistas dueños de las otras cadenas Sion judías de televisión por cable, también son patrocinados desde las oficinas publicitarias y directores de ministerios, entes descentralizados, gobernaciones, etc. ¿Saben que Cisneros, los Botton, Los Granier, los Camero, entre otros sabandijas grupales, también reciben dadivas mediáticas del estado venezolano?.  Esos asesinos que permanentemente contribuyen a la muerte de miles y miles de venezolanos, tienen sus cuotas de ganancias  de los dineros del estado venezolano ganadas, y lo peor es que esos recursos son usados para desinformar y atacar al pueblo de Venezuela y el resto del mundo, en defensa de los invasores sanguinarios; sostenedores de paramilitares y mercenarios asesinos a sus servicios ¿Alguien me quiere desmentir? 

     Cualquier funcionario del estado venezolano, que contrate espacios publicitarios con los medios enemigos, es nuestro enemigo. Así de sencillo. Otra cosa es ingenuidad. 

      O nos ponemos serios, o  dejamos de fingir que queremos cambiar nada. No se puede combatir al capitalismo y sus perversiones, usando sus propios métodos y reformando sus armas mediáticas. Eso es estúpido.  O revolucionamos hacia adelante, o nos revolucionan hacia atrás. Y hasta ahora con la infiltración del enemigo, nos están revolucionado hacia atrás.   

     Sigo creyendo en este proceso. En su esencia y en sus objetivos hacia el socialismo. Pero pienso, que en 15 años, ya es tiempo de entrar al menos en la pubertad política y de dar los pasos necesarios para que la virginidad de lo ingenuo se rompa.  No debemos seguir rigiéndonos los las normas y apariencias capitalistas ¿O me equivoco? 

viernes, 14 de agosto de 2015

Sigue vivo el pensamiento de Fidel Castro‏.

Por Gloria Analco

 Fidel Castro llega a sus 89 años de edad de una manera triunfal para él y el pueblo cubano: sin cambios políticos en Cuba.

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Foto: Roberto Chile
El desplome de la Unión Soviética no hizo colapsar a la Revolución Cubana como tampoco el recrudecimiento del embargo estadounidense. Sus poderosos enemigos se han quebrado la cabeza tratando de borrar de la faz de la Tierra la gesta cubana, y hasta han elaborado planes descabellados para conseguirlo.

Fidel dijo el día que cumplió 70 años, que la Revolución Cubana “está hecha y no hay quien la deshaga”. Eso fue hace 19 años, y parece haber acertado.

Los 11 presidentes de Estados Unidos que han buscado afanosamente vencer a Fidel, han dispuesto, desde el primer día de su ejercicio en el poder, del clásico aparato de la superpotencia: un temible Ejército, el Air ForceOne, el salón Oval, un dormitorio en la Casa Blanca, y a su entera disposición las 16 agencias de inteligencia, sin contar con un nutrido gabinete, además del simbólico “teléfono rojo”, de enlace con otros líderes mundiales. Todo ello entregado en bandeja de plata a un solo individuo por ganar unas elecciones.

Fidel Castro, en cambio, preparó un ejército propio para derrocar al dictador Fulgencio Batista, y organizó la Guerra de Todo el Pueblo para la defensa de la Revolución; por décadas superó todas las dificultades de persecuciones, intentos de asesinato, acoso de espías y traiciones; él mismo se hizo de un aparato de seguridad especializado que le permitió canalizar una serie de necesidades y estar informado de las intenciones de sus enemigos, y tuvo la capacidad de buscar contactos adecuados con chinos y rusos, y penetrar desde un principio el gobierno de los Estados Unidos, lo cual le permitió sobrevivir a muchas crisis.

¿Algo de esto hubieran podido lograr los 11 presidentes de Estados Unidos que han tenido que vérselas con Fidel Castro?

Además, el máximo líder de la Revolución Cubana logró desarticular todas las operaciones montadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en sus siglas en inglés).

Fidel, al abrazar la causa de los humildes, sabía que iba a encontrar a su paso muchos enemigos, y se preparó para enfrentarlos. Desarrolló, entonces, capacidades de gran estratega militar, y su discurso ha sido uno de sus grandes atributos. Sabía que tenía una misión histórica que cumplir.

En su enfrentamiento con Estados Unidos jugó como un gran maestro en la simultaneidad del ajedrez de la política. Enviaba mensajes, influía, desinformaba, compartimentaba. Desarrolló, además, una diplomacia amplia que le permitió crearse un escenario universal e influir en acontecimientos políticos de relevancia internacional.

A lo largo del proceso revolucionario cubano, Fidel, como figura central, se ha reunido e intercambiado, como ningún otro político en el mundo, con miles de personalidades de gobierno, políticos, intelectuales, renombrados economistas, científicos, artistas, jefes de movimientos insurreccionales, etcétera, y realmente su figura política ha resultado muy atrayente para todos estos personajes.

Su historia revolucionaria, que partió del asalto al Cuartel Moncada, en 1953, no ha sido para menos. Consiguió mantener a la Revolución Cubana en el poder, por contar también con un pueblo revolucionario.

@GloriaAnalco

miércoles, 12 de agosto de 2015

Se separa el Partido Comunista de México del Foro de Sao Paulo.

Del 29 de Julio al 2 de Agosto sesionó el XXII Encuentro del Foro de Sao Paulo en la Ciudad de México. El Partido Comunista de México que perteneció a él desde el 2001 decidió separarse por considerar que es ya un espacio hegemonizado por la socialdemocracia.
 
Hace unos meses el PCM se dirigió al Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo para expresar una fuerte crítica por una Resolución que fue elaborada en solidaridad con Ayotzinapa, por una razón fundamental, estaba redactada por el PRD, partido que es corresponsable de la represión y la desaparición de los estudiantes. Ahora se incurrió en lo mismo. Nuevamente el PRD propuso la solidaridad con los estudiantes normalistas, es decir el cinismo del asesino que ahora clama por su víctima.
 
Más allá están las razones esenciales. El Foro de Sao Paulo es hoy un instrumento de la socialdemocracia y un muro de contención para la lucha de clases, incompatible con la política y actividad de los comunistas, con la estrategia y los objetivos político-ideológicos de cualquier partido comunista.

Cumplimos pues con un deber de principios, al tiempo que trabajaremos para reforzar los vínculos con base en el internacionalismo proletario con los partidos comunistas y obreros en el Mundo.
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Al Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo,
A los partidos y organizaciones del Foro de Sao Paulo:


En diciembre del año 2001, en el X Encuentro efectuado en La Habana, Cuba, se concretó nuestro ingreso al Foro de Sao Paulo, por propuesta del Partido Comunista de Cuba, y con el aval de todos los partidos que a él pertenecen por México.


Pensábamos entonces que el Foro de Sao Paulo era un espacio de encuentro, coordinación y lucha de fuerzas antiimperialistas y anticapitalistas, sin embargo, a lo largo de estos años, uno a uno se han ido presentado hechos que nos demuestran que no es así, y hoy podemos afirmar que este espacio tiene una naturaleza de clase socialdemócrata antagónica a las banderas del movimiento obrero y popular, y que nuestra presencia es ya incompatible.


En el XI Encuentro, realizado en Antigua, Guatemala, se presentó una condena en el Grupo de Trabajo a la diversidad de las formas de lucha que se ejercen por parte de los pueblos, y que además son de validez universal. Con virulencia verbal enmarcada en el discurso antiterrorista que pregonaba Bush en su cruzada ideológica para invadir Iraq, el Grupo de Trabajo del FSP en la práctica excluyó a las FARC-EP, importante organización de la izquierda colombiana –cuando más solidaridad requería ésta en su lucha contra el Plan Colombia y el Plan Patriota y el gobierno del genocida Álvaro Uribe– condenando así la lucha revolucionaria de los pueblos.


Los partidos que hegemonizan al FSP han impreso un contenido muy definido al concepto izquierda, el del progresismo, que no busca transformar el mundo, sino gestionar el capitalismo; y los gobiernos que han ejercido, en importantes países, o grandes ciudades, demuestran, en ya en más de una década, su carácter antiobrero y antipopular, que no se oculta con las medidas populistas, asistencialistas, para lucrar electoralmente con la pobreza y la indigencia masiva que nos asola continentalmente.


Los programas asistencialistas aplicados por los gobiernos progresistas del FSP no han irradiado justicia, ni una vida mejor para la clase obrera, los sectores populares, las capas medias; en medio de escándalos de corrupción, se han mostrado sobre todo como puntales de una política de contención de la lucha de clases y de control social, de rienda para institucionalizar las luchas, someterlas, subordinarlas, doblegarlas, liquidarlas. Han continuado las privatizaciones, reformas laborales para desvalorizar el trabajo y aumentar las ganancias del capital; estos gobiernos progresistas, sin excepción han favorecido la rentabilidad de los monopolios, el despojo salvaje de tierras para beneficiar a los monopolios de la minería, la agroindustria, la construcción, la industria armamentista; se viene favoreciendo la exportación de capitales, intensificando la explotación de los trabajadores y la expoliación de los pueblos.  El PT de Brasil, el PRD de México, etc., son hoy instrumentales a importantes monopolios y ello se extiende a la socialdemocracia que hegemoniza el FSP.


En 2005, durante el XII Encuentro, presenciamos la vergonzosa argumentación para justificar la intervención militar en Haití por parte de tropas brasileñas, y a pesar de que varios partidos miembros del FSP condenamos tal acción, simplemente se guardó total silenció sobre la cuestión en la línea general que hegemoniza a éste espacio. Con esto prácticamente se ha instalado una línea que justifica las intervenciones así llamadas humanitarias, el antiimperialismo selectivo y la solidaridad selectiva para con los pueblos que sufren la ocupación militar, según sea esto en beneficio o no de los monopolios que concurren en sostenimiento de los algunos gobiernos de partidos emanados del FSP.


Otro dato que nos lleva a adoptar la determinación de salir del FSP es el de su hermanamiento con el Partido de la Izquierda Europea, promotor del anticomunismo, al equiparar la construcción socialista en la URSS con el fascismo, argumento que hoy sirve para ilegalizar a partidos comunistas y obreros. El Partido de la Izquierda Europea avala a la Unión Europea, moderna cárcel de los pueblos, donde la dictadura del capital se aplica a rajatabla. El FSP y el PIE han venido promoviendo acuerdos comerciales entre la UE y América Latina, contrarios todos ellos al interés popular. De igual forma el FSP se ha posicionado en Grecia de lado de Siryza miembro del PIE, partido que en fechas recientes ha demostrado ser actor de políticas anti populares que en muy poco se diferencian a las propuestas por la Troika. Así pues revela que para el FSP el camino a seguir no es el de la ruptura con el capitalismo sino la reforma que lo prolongue, lo perpetúe.


El FSP es conducido por partidos de naturaleza compatible con la del PRD en México, que en complicidad con Enrique Peña Nieto, formando el Pacto por México, llevaron adelante reformas legislativas profundamente antiobreras y antipopulares, como la reforma laboral, la educativa, la energética y la fiscal, que hoy pauperizan a millones de trabajadores mexicanos, y que son el marco jurídico para la represión a la clase obrera de éste país.


El PRD impulsa gobiernos de carácter represivo y antipopular como el de Mancera en la Ciudad de México; el de Graco Ramírez en Morelos, que es el responsable de la tortura y asesinato por degollamiento de luchadores sociales; el de Gabino Cué en Oaxaca, que ha traicionado al magisterio de su entidad y cooperado plenamente con la militarización de la misma; el del genocida Ángel Aguirre, responsable del asesinato de cinco militantes del Partido Comunista de México, etc. Por si no bastara, es el gobierno perredista de Ángel Aguirre es corresponsable del genocidio de Iguala, donde 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa aún permanecen desaparecidos.


Es evidente que el FSP concibe las uniones interestatales como un objetivo prioritario, se dice y se insiste abiertamente en presentar la unión interestatal latinoamericana como la panacea a nuestros problemas. Nosotros igualmente deseamos la paz y la cooperación entre los pueblos para la prosperidad de los trabajadores y el desarrollo de todas sus capacidades latentes, el problema es que bajo las condiciones actuales tal unión se hará sobre una base que es incompatible con la paz, que no arroja como resultado otra cosa al final que el empobrecimiento de los trabajadores, es decir hablamos de una unión interestatal que toma por base el mercado, el capitalismo en la época de los monopolios, y una acuerdo de cooperación entre Estados que defienden en general los intereses de tales entes económicos hegemónicos. Véase el triste caso donde el Estado Peruano decreta el toque de queda, el asesinato de activistas y el aplastamiento de la huelga general, en defensa de los proyectos del monopolio de Grupo Industrial Minera México, ¿Acaso tenemos duda de que significaría para los mineros en paro y para las comunidades en resistencia de existir la hipotética cooperación económica, política y militar mejorada entre México y Perú dentro de una unión interestatal? La suma de países con economías capitalistas, en estos momentos algunos de ellos con gobiernos “progresistas” no da por resultado un polo revolucionario de oposición al imperialismo, sino un proyecto de concentración y centralización de capital con claros rasgos imperialistas.


Nuestros principios nos llevan a tomar distancia de tal proyecto, y  debemos advertir a los partidos aquí concurrentes, que tales fantasías sobre la unión interestatal de países capitalistas como un avance, ya habían sido escuchadas con anterioridad en el caso de la Unión Europea. Se presentó a la UE como la posibilidad de lograr una Europa de los pueblos, como un instrumento que garantizaría la paz, que defendería los derechos humanos en sus países integrantes, etc. Nadie puede hacerse hoy de la vista gorda en cuanto a que la UE es hoy una trituradora de las condiciones de vida de los trabajadores, un centro imperialista que interviene agresivamente en África y Medio Oriente, y una pesadilla reaccionaria de la cual los pueblos intentan escapar, aunque hoy todavía hay fuerzas que hablan de transformar la naturaleza de la UE, aunque acepten más del 90% de las condiciones que la troika imponga.


El Foro de Sao Paulo, en nuestra opinión, es ya un espacio político de definida naturaleza socialdemócrata, que se corresponde con los intereses de determinados monopolios para efectuar la gestión del capitalismo y la explotación. Un muro que impide la lucha revolucionaria, y es antagónico a la naturaleza de los partidos comunistas como partidos de la clase obrera.


Es un obstáculo que decidimos superar en un momento en que el antagonismo capital/trabajo se agudiza y es una necesidad histórica la confrontación con quienes buscan la perpetuidad del capitalismo, como es el caso de los partidos y espacios internacionales de la socialdemocracia.


Hoy, las tareas de los partidos comunistas adquieren mayor relevancia, pues éstos son las fuerzas insustituibles para el cambio revolucionario, que en la profundización de la lucha de clases dirigirá la clase obrera, con una política de alianzas con las capas medias y sectores populares en una perspectiva anticapitalista y antimonopolista, por la revolución y por el socialismo-comunismo.


La orientación socialdemócrata frena la intervención política-ideológica de los comunistas, se convierte en una camisa de fuerza para la organización de la lucha y para levantar las banderas programáticas de la transformación radical necesaria ante la bancarrota histórica del capitalismo.


Contrario a lo que se podría pensar debemos aclarar que no buscamos el aislamiento, nos distanciamos ante la incompatibilidad y los costos políticos que nos acarrea el coexistir en un espacio con un partido que ha sido responsable de represión en contra nuestra, es un periodo de quiebre y bancarrota política del sistema político en México y no pensamos ayudar en lo más mínimo a su rescate, al contrario forjamos alianzas con capas, sectores y organizaciones que buscan su destrucción y superación. Continuaremos teniendo relaciones con los partidos y organizaciones que dentro del FSP tengan identidad de objetivos con nosotros, compatibilidad con las luchas clasistas de América Latina, y en primer lugar las relaciones con los Partidos Comunistas. Las relaciones entre Partidos no tienen como único punto de referencia el FSP, por el contrario, consideramos de gran importancia y buscaremos activamente la interacción con los partidos comunistas, partidos obreros y organizaciones revolucionarias y antiimperialistas de toda América. Después de participar durante años en un campo dominado por el progresismo tenemos muy claro el pantano que significa ser furgón de cola de la socialdemocracia que representa el FSP.


México DF, a Primero de Agosto del año 2015.


¡Proletarios de todos los países, uníos!
El Comité Central del Partido Comunista de México