lunes, 29 de diciembre de 2014

Cuba- EEUU y la política de la zanahoria y el garrote.

Jesús Rafael Gamarra. *
 
La decisión norteamericana de retomar relaciones con el gobierno revolucionario cubano se toma en el peor momento de su política exterior, lo que le está trayendo desgaste y deslegitimación; pero también en el marco de una profunda crisis interna agudizada por la violación de derecho humanos de afrodescendientes e inmigrantes. Es importante señalar algunos elementos de contexto.

El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos en contra de Cuba o bloqueo fue impuesto en 1960 y convertido en ley en 1992. Para 1996, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la llamada Ley Helm, con la cual se eliminó la posibilidad de hacer negocios con el gobierno de Cuba por parte de ciudadanos estadounidenses.

Para finales de la década de 1990, el entonces presidente Bill Clinton amplió el bloqueo al prohibir a las filiales extranjeras de compañías gringas comerciar con Cuba, hecho que significó la primera ley transnacional en el mundo.

A pesar de los intentos de los distintos gobiernos de EEUU de mantener el control irrestricto sobre el bloqueo a nivel mundial, la política exterior de Cuba, la Revolución Cubana, rompió el cerco mediático, político y diplomático desde sus inicios pero cosechó los logros a partir de los primeros años de la década de 1990, cuando en el concierto de las Naciones Unidas comenzaba a rechazarse de manera unánime el sistema de sanciones estadounidense: Ha sido condenado 23 veces en la ONU en las últimas dos décadas.

Nuevo Estado-Continente

En América Latina y el Caribe han sucedido una serie de cambios que auguran una nueva época, que han logrado otra arquitectura geopolítica en la que Venezuela, gracias al liderazgo indiscutible del Comandante Chávez, ha ocupado un papel protagónico en su diseño y conducción.

Tenemos posicionados nuevos organismos estratégicos de dirección política que corresponden a nuestra identidad: CELAC, UNASUR y otros que enfatizan lo económico regional, ALBA-TP, MERCOSUR, BANCO DEL SUR y PETRO CARIBE. Esto ha permitido desplazar a la OEA -engendro de intervención directa gringa- de la dinámica política regional, pero también liquidar los tratados de libre comercio que venían siendo impuestos por EE.UU en su patio trasero desde los noventa.

A contrapartida de estas propuestas de integración regional que se orientan hacia la consolidación de un Estado-Continente (Álvaro García Linera), y en un intento de redimensión geopolítica, militar y económica de la doctrina Monroe, los Estados Unidos ha intentado levantar tienda aparte con otros organismos como la Alianza para el Pacífico; hasta hoy solo cuenta con el apoyo de Chile, Colombia, Perú y México

Pero EEUU ha quedado absolutamente aislado en la agenda política latinoamericana y caribeña, por fuera de todos los procesos de integración y al descubierto en innumerables propósitos y acciones desestabilizadoras en la región, valga recordar el golpe al presidente de Honduras Manuel Zelaya, a Fernando Lugo en el Paraguay, a Hugo Chávez en 2002 y la permanente y abierta injerencia en Venezuela.

Después de 54 años el imperio asume políticamente la derrota y reconoce los derechos naturales y consuetudinarios de la revolución cubana y de su pueblo y lo que es más asume el descalabro político producto de la avanzada diplomática en cada asamblea de las Naciones Unidas en donde se debatió y se votó a favor de la suspensión del embargo comercial, económico y financiero.

Retorno hegemónico imperialista

Hoy, EE.UU. busca abrirse espacio en el nuevo marco geopolítico latinoamericano y caribeño de donde fue excluido paulatinamente a la par de la OEA. Aún cuenta con aliados fuertes ubicados en la cuenca del Pacífico (Alianza del Pacífico), los que harán coro para que en una eventual Cumbre de las Américas resurja como el ave fénix y asuma la conducción de las relaciones multilaterales en la región.

Seguramente, si se diera este evento, Obama y sus aliados propondrían un organismo multilateral suprarregional de carácter político que obvie su aislamiento y lo relance como gendarme del continente.

Obama inicia un proceso de apertura política con Cuba, lo cual venía tratándose en conversaciones secretas desde hace aproximadamente un año, pero simultáneamente impone sanciones groseras a Venezuela demostrándose la permanencia de su política intervencionista en la región violatoria del derecho internacional y de los principios de la ONU. No es casualidad que en el momento que los estadistas presentes en Mercosur debatían y rechazaban las sanciones impuestas por EE.UU., Obama esté comunicando la apertura de las relaciones diplomáticas con Cuba. Este doble rasero indica qué origina y hacia dónde apunta la decisión que Obama toma. Paralelo al avance de los diálogos y acuerdos con Cuba seguirá apostando y empujando a la liquidación de la Revolución Bolivariana; flexibilizará la relación con Cuba y profundizará la guerra contra y en Venezuela.

La decisión del gobierno norteamericano está lejos de ser un gesto humanitario, solidario u obsecuente con las decisiones de ONU. Es un ágil movimiento táctico a través del cual quiere relegitimarse, cambiar la correlación de fuerzas que ahora es favorable a paradigmas alternos al capitalismo, entre otros al socialismo bolivariano. La nueva tendencia busca tender un manto que cubra los atropellos que adelanta contra el pueblo venezolano.

Espejismo y desbloqueo

Los avances en las relaciones diplomáticas Cuba-EE.UU., hacen pensar a la ultraderecha estadounidense y venezolana que existen condiciones subjetivas para, por ejemplo, liberar al político Leopoldo López, preso por incitar a un golpe de Estado a principios de 2014.

Lo más paradójico es que pretenden equiparar la liberación de los cinco héroes cubanos, el contratista y el agente de la Usaid, puestos en libertad por mutuo acuerdo entre los gobierno de Raúl Castro y Barak Obama; con la situación jurídica de los políticos presos de Venezuela, judicializados por delincuentes y terroristas que condujeron desde febrero de 2014 ecosidio, vejámenes, verdaderas masacres y crímenes horrendos.

La derecha venezolana especialmente piensa que es el momento propicio para reclamar al Gobierno venezolano y desarrollar la combinación de las tres formas de guerra (Guerra de IV Generación, Guerra Económica y Guerra Sucia o GBI). La política estadounidense del garrote y la zanahoria es lo que se intenta imponer en estos momentos en América: Garrote al pueblo venezolano y zanahoria hoy en las relaciones con Cuba.

Desde América Latina, con los gobiernos progresistas, los movimientos sociales, intelectuales, y demás individualidades y colectivos antiimperialistas, debemos continuar denunciando los crímenes de los Estados Unidos y su doble moral: Restablecer las relaciones con Cuba pretende ser para los gringos una visa con destino al paraíso del perdón.

Nuestros gobiernos, pueblos y organismos no deben olvidar que recientemente la CIA, con apoyo de Bush y Obama, respaldaron métodos de tortura en la base naval de Guantánamo; que US Army invadió y violó los Derechos Humanos en Irak, Afganistán, Libia, interviene en Siria y todo Oriente Medio, y lo mismo hace con Ucrania.

Ahora bien, desde la Revolución Bolivariana debemos desmontar estas matrices de la derecha nacional y la mayamera y cubano gusanera, y posicionar no solo una línea política diplomática mediática, sino de acción: Debemos seguir apoyando y empujando el parto de la Revolución Cubana.

En estos momentos de guerra económica contra Venezuela, se hace tangible y propio, en lo cotidiano, la tragedia y privación que ha significado el bloqueo económico a Cuba desde 1961.

Recordemos que las sanciones contra Cuba han dejado 116.800 millones de dólares en pérdidas, y que desde 2004 los Estados Unidos han impuesto sanciones por el orden de los 11.500 millones de dólares a bancos y empresas que han comerciado con Cuba.

Es momento de apoyar irrestrictamente a Cuba en el tema del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, pero también es el momento de visibilizar que la posible victoria latinoamericana que significaría derrotar ese vil bloqueo, sería un freno para la arremetida que se desarrolla contra Venezuela.

La experiencia cubana para Venezuela

El pueblo cubano enfrentó y derrotó el desembarco de fuerzas norteamericanas el 17 de abril de 1961 en Playa Girón, Bahía Cochinos, ataque organizado por la CIA; soportó durante 54 años atropellos e improperios por parte del imperio norteamericano y aún en esas condiciones se mantuvieron las conquistas económicas, políticas, sociales y culturales de la revolución.

De igual manera sabrá sortear airosamente la agenda secreta de los gringos que ahora estarán abiertamente en la isla. Los cubanos y nosotros sabemos que inmediatamente empezarán a aplicar el método del golpe suave. Pero la nueva situación es una conquista de todo el pueblo, es un triunfo de América Latina y de los revolucionarios y demócratas del mundo.

Cuba sabrá avanzar con el enemigo dentro. Fidel y Raúl son estrategas y estadistas y conocen al enemigo; el pueblo todo creó este momento, lo disfrutará y lo aprovechará para consolidar la revolución cubana y latinoamericana.

Los venezolanos tenemos en el pueblo de Fidel un espejo para mirarnos y hacernos una serie de preguntas que nos ubiquen con relación a las exigencias del momento histórico. ¿Quién es nuestro enemigo? ¿Quién está conduciendo la guerra sucia? ¿Quién está detrás de la guerra económica? ¿Cuáles son los ejes de la guerra mediática y de cuarta generación? ¿Enfrentaremos un desembarco de fuerzas gringas? ¿Soportaremos las consecuencias de la guerra económica: ¿escases o desabastecimiento de productos básicos?, ¿Inflación galopante e inducida? ¿Sabremos construir alternativas a las tradicionales costumbres gastronómicas? ¿Variaremos los hábitos alimenticios? ¿Nos dedicaremos a producir alimento en nuestras casas para contrarrestar la guerra? ¿Masificaremos la medicina tradicional? ¿La situación actual es producto de la guerra impuesta? ¿La situación actual es producto de políticas de Estado? Las respuestas a estos interrogantes definirán por cuánto tiempo resistiremos los embates desestabilizadores del imperio y la oposición.

No tenemos otra alternativa que reinventar todas las formas de resistencia que hagan viable y posible el proyecto revolucionario de Chávez, el socialismo del Siglo XXI. La Revolución, desde su conducción estratégica, está tomando permanentemente decisiones acertadas y está autocríticamente corriendo otras. Y no olvidemos que después de ese arbitrario listado de venezolanos expuesto por EE.UU, también puede sobrevenir un bloqueo total con todas sus leyes a bordo.

En esta coyuntura política la CBG propone:

·  Celebrar el triunfo de la Revolución Cubana.
·  El órgano interlocutor con EE.UU. y Canadá debe continuar siendo UNASUR y CELAC. No es viable construir ningún otro organismo por encima de éstos.
·  Mantengamos desde los pueblos la iniciativa de liquidación de la OEA y la reforma en el Consejo de Seguridad de la ONU.
·  Mantengamos la lucha aniimperialista en la defensa de la revolución venezolana, del pueblo Palestino y de los pueblos del mundo.

Jesús Rafael Gamarra / Coordinador de la Corriente Bolivariana Guevarista
Corriente Bolivariana Guevarista
Venezuela, diciembre de 2014

El imperio del consumo.

Eduardo Galeano.

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble. La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar. La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica. EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad grave» ha crecido casi un 30% entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos 16 años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, la diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald’s, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald’s viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restaurante de Montreal en Canadá: el restaurante cerró. Pero en el 98, otros empleados e McDonald’s, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, tanto mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente en la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a 7.000 años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad; las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error que se debe corregir, ni un defecto que se debe superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar un shopping center del tamaño del planeta.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Invasión 25 años. 20 de diciembre de 1989 - 2014.

Jamas olvidar que el tiburón sanguinario se ensaño con todo su potencial militar contra un país y su pueblo con la excusa de sacar del poder a Noriega. Ensayaron en la cruel y cobarde masacre de aquel día nuevos armamentos, helicópteros y los criminales DRONS que después utilizaron en Iraq ya probados en Panamá.

Deplorable es que aún luego de 25 años y salido a relucir interioridades reveladas por los actores protagónicos, cientos de miles de compatriotas panameños continúan hablando a favor de esa invasión y otros justific+andola.

Inaceptable es para mi y otros muchísimos mas que los gobiernos panameños, de todas las banderas, en estos 25 años se hayan negado a decretar el 20 de diciembre como día de duelo nacional. Que no hayan sido interpuestos ante los Estados Unidos de América y ante las instancias internacionales la correspondiente denuncia de la criminal ivasión-agresión y formuladas las reclamaciones de indemnizaciones a las victimas y al Estado Panameño.

Claro esta que ello no es mas del entreguismo de la inmensa mayoría de los politiqueros del patio y de los civiles adoradores de su amo gringo. 

Pareciera que a pesar de todos los ejemplos mundiales de las actuaciones de los norteamericanos no aprenden los connacionales quienes realmente son y que ellos "no tienen amigos sino intereses".

Federico Ardila Acuña

miércoles, 17 de diciembre de 2014

¿POR QUÉ ESTADOS UNIDOS INVADIÓ A PANAMA EN 1989?

Por Olmedo Beluche
(Extracto del libro La verdad sobre la invasión)
La invasión norteamericana a  Panamá, la madrugada del 20 de diciembre de 1989, fue la culminación y desenlace de un proceso de crisis política, económica y social que se originó va­rios años antes.  La década de 1980 estuvo mar­cada, en Panamá, por las crecientes luchas obre­ras y populares que se en­frentaron a los distintos gobiernos del régimen militar, a sus planes eco­nómicos, a su origen antidemocrático y a sus medidas represivas.
 
Las movilizaciones populares arreciaron y terminaron por liquidar la base social de susten­tación del régimen militar, que en 1984, mediante un pacto entre la embajada de Estados Unidos y la cúpula militar, impuso en la Presidencia de la República al ex vicepresidente del Banco Mundial, Nicolás Ardito Barletta.  La intención de imponer el gobierno de Ardito Barletta era la de llevar a cabo un plan de “democratización” controlado para aplicar las medidas eco­nómicas fondomonetaristas dicta­das por los intereses financieros del imperialismo norteame­ricano. 
 
Sin embargo, los trabajadores y las masas populares panameñas des­tro­za­ron con sus luchas este pacto (Reagan - Noriega).  Entre 1984 y 1987 se produjeron múltiples huelgas y movilizacio­nes contra los planes fondomonetaristas de Ardito Barletta y su sucesor Eric A. Delvalle.  
 
En ese período los trabaja­dores del sector privado, dirigidos por el Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO), realizaron dos huelgas generales, la última de diez días de duración.  Los trabajadores del sector público realizaron siete pa­ros nacionales dirigidos por la FENASEP.  Los gremios médicos y magiste­riales llevaron a cabo al menos dos paros nacionales dirigidos por la Coor­dinadora Civilista Nacional (COCINA), uno de los cuales infringió la pri­mera de­rrota al plan fondomonetarista al lograr la derogación de la Ley 46 en octubre de 1984.  Esto sin contar con las huelgas sectoriales o por empresas e instituciones por motivos específicos, las protestas ba­rriales y las movilizaciones directamente políticas como las que se pro­dujeron a raíz del asesinato de Hugo Spadafora.
 
Este fue el clima de luchas sociales reinante durante el régimen encabe­zado por el general Manuel A. Noriega. A estas protestas populares se su­maron las contradicciones por el poder a lo interno del sector civil militar del régimen y las maquinaciones de la Alianza Democrática de Oposición. La combinación de todos estos factores estuvo presente en el momento del estallido popular que siguió a las declaraciones del coronel Roberto Díaz Herrera en junio de 1987. 
 
Las movilizaciones populares de junio, julio y agosto de ese año marcan el punto más bajo de credi­bilidad para el régimen político imperante. Credibilidad que Noriega y su régimen no volverían a recobrar. El régimen había hecho crisis y el imperialismo, la bur­guesía panameña y los mili­tares divergían sobre quién debía pagar los pla­tos rotos. Era necesario un recambio para estabi­lizar la situación y evitar que una verdadera e incontrolable revolución popular barriera el régimen. La clase dominante panameña, así como cada vez más el gobierno nortea­mericano, exigían la salida de Noriega para salvar la situación. Noriega no estaba de acuerdo.
 
La Cruzada Civilista organizada por los sectores empresariales pro im­perialistas al calor de esas movilizaciones buscaba, y lo logró, consti­tuirse en la dirección política del descontento de las masas que era en gran medida espontáneo, o dirigido por sindicatos y gremios que se queda­ban en los reclamos económicos sin plantearse la organización de una alternativa política de carácter popular en oposición al régimen militar.
 
La Cruzada Civilista y después la ADO - Civilista, se constituyeron en las fichas de recambio que el imperialismo quería para el desgastado régimen de Noriega.  La Cruzada se propuso eri­girse en dirección política de las ma­sas para luego impregnarlas de sus métodos de “lucha” ino­cuos (rezos, pa­ñuelos, caravanas y paros empresariales), y finalmente llevarlas a la des­movilización bajo la convicción de que de afuera vendría la “solución” a los problemas del pue­blo panameño.  Que los principales dirigentes sindicales y populares del país aparecieran res­paldando al impopular régimen de No­riega, así como el hecho de que no surgiera una  oposición masiva al régimen desde la izquierda, ayudó a los propósitos de la Cruzada Civilista y al impe­rialismo norteamericano.
 
El régimen de Noriega respondió a las presiones políticas del imperia­lismo, a sus sanciones económicas y a sus amenazas militares arreciando la represión a las libertades democráticas internas, haciendo recaer sobre los trabajadores el peso de la crisis económica y no tocando ni un centavo a las transnacionales yanquis y a sus socios panameños que aupaban la inter­vención norteamericana. Todo esto llevó a que, por primera vez desde 1903, un sector impor­tante de las capas medias y altas apoyaron abiertamente la intervención militar norteameri­cana. De esta manera se resquebrajó la tradición de dé­cadas de rechazo rotundo de la mayoría de los panameños a la presencia norteamericana en nuestro país.
 
Este preámbulo histórico, cuyos elementos centrales deben ser materia de un análisis más detenido en futuras investigaciones, ha sido necesario para que se comprenda el clima polí­tico reinante en diciembre de 1989 que posibilita la sangrienta invasión norteamericana y se en­tienda por qué algunos sectores del país, lejos de combatir al ejército invasor, lo reciben con los brazos abiertos.
 
Este preámbulo también sirve para comprender el comportamiento in­consecuente de la cú­pula militar norieguista. La dirección de las FDP no alertó a la población. Por el contrario, escon­dió desde días antes armas de alto calibre, únicas capaces de enfrentar exitosamente a la aviación y a los tanques enemigos (como los llamados “RPG”). Se negó a entregar armas a mu­chos miembros de los Batallo­nes de la Dignidad y civiles que se acercaron a los cuarteles. Final­mente, salvo honrosas excepciones, acabó  entregándose sin disparar un solo tiro.
 
Pero esta dramática situación política y militar, que presagiaba la vic­toria de la invasión norteamericana, engrandece la figura de aquellos cientos  y miles de hombres y mujeres pana­meños que esa madrugada y los días subsiguientes empuñaron un arma para defender la patria agredida.  Estas circunstancias otorgan el carácter de héroes nacionales a aquellos solda­dos y suboficiales de las Fuerzas de Defensa, a aquellos combatientes de los Batallones de la Dignidad y a aquellos civiles que murieron defendiendo nuestro inalienable derecho a ser un país sobe­rano e independiente.
El año de 1989 estuvo completamente marcado por la agudización de la crisis política in­terna y por el aumento descarado de las maniobras militares norteamericanas en áreas no de­signadas para ese efecto por los tratados Torrijos-Carter.
 
Estos acontecimientos se sucedieron de manera vertiginosa: La anulación de las elecciones del 7 de mayo; el envío de dos mil nuevos soldados norteamericanos a las bases acantonadas en Panamá; el fallido intento de mediación de la OEA; la instalación del gobierno provisional del presidente Francisco Rodríguez; el no re­conocimiento diplomático de Estados Unidos; el intento golpista del 3 de octu­bre, con su saldo de muertos;  el Senado otorgó plenos poderes a George Bush para actuar en Pa­namá; nuevas san­ciones contra el gobierno y empresas privadas panameñas anunciadas el 19 de octubre por Was­hington; la aprobación de las llamadas “leyes de guerra”; el aumento de las maniobras militares norteamericanas en áreas civiles pa­nameñas y los primeros enfrentamientos “verbales” de los Batallones de la Dignidad con los marines; el anuncio de mayores sanciones a partir de 1990 con el no reconocimiento del nuevo administrador del Canal propuesto por Panamá y la prohi­bición de arribo de buques de bandera panameña a puertos norteamericanos.
 
Los cinco días anteriores a la invasión los hechos se suceden con mayor velocidad aún:  El día 15 de diciembre la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos designan al ge­neral Manuel A. Noriega como jefe de Gobierno para "conducir al país mientras persista el estado de guerra que sufre la República de Panamá, como consecuencia de la constante y despiadada agresión desarrollada por Estados Unidos de Norteamérica”.  Otra resolución “declara a la Re­pública de Panamá en estado de guerra, mientras dure la agresión desatada contra el pueblo pa­nameño por el gobierno de Estados Unidos de América...(Los acuerdos de la Asamblea de Repre­sentantes no tenían fuerza de ley.  Más bien reflejaban el sentir de un sector cercano al gobierno de turno).
 
Al día siguiente, sábado 16, a las 9 de la noche, un vehículo conducido por soldados nortea­mericanos vestidos de civil rompe las barreras de los retenes ubicados frente al Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa de Panamá y abren fuego. Los soldados panameños apostados en el lu­gar, devuelven el fuego hiriendo de muerte al teniente Robert Paz Fisher.  El domingo 18, a las 11:30 a.m., un infante de marina dispara contra el cabo César Tejada en el área de Curundú frente a las oficinas del MIVI, hiriéndolo en el brazo izquierdo.
 
El día 19 transcurrió bajo una calma aparente. La po­blación se dedicó a sus actividades normales, comentando los incidentes ocurridos y sin saber lo que les esperaba. Pese a que a al­gunos funcionarios, especialmente de las Fuerzas de Defensa, como en Sanidad Militar, se les había recomendado acumular comida y no hacer los gastos sun­tuarios acostumbrados para Na­vidad, lo cierto es que la mayoría de los panameños dudaba que una invasión se fuera a produ­cir.  Al caer la noche los noticieros televisi­vos estadounidenses, que se reciben por cable en Pa­namá, reportaban un inusual movimiento de aviones hacia Panamá. 
 
Las agencias de prensa empezaron a pedir confirmación a sus reporte­ros en Panamá.  Aproximadamente a las 9:00 p.m. el poblado de Veracruz empieza a notar el arribo constante y masivo de aviones a la base de Howard.  Ya a esa hora se encontraban aposta­dos a lo largo de la Avenida de los Mártires solda­dos panameños, conocidos como los “Macho de Monte”.  Poco antes de la medianoche era ata­cada la estación de las Fuerzas de Defensa de Balboa (frente al YMCA) y las patrullas de la poli­cía canalera eran neutralizadas, luego fueron atacadas las oficinas del DENI y de la Dirección de Tránsito. A las 12:45 a.m. empezaba el bombardeo aéreo al Cuartel Central y en el barrio de El Chorrillo.

domingo, 14 de diciembre de 2014

INVASIÓN A 25 AÑOS…

… Ningún panameño puede tener todas las piezas completas del análisis necesario para explicar los orígenes, causas directas o indirectas, internas y externas, razones políticas, lucha de egos, etc. que nos detallen satisfactoriamente aquella tragedia nacional que cumplirá un cuarto de siglo.
Es necesario un conjunto de análisis, la suma de varias perspectivas, amplias y profundas explicaciones desde varios ángulos, igualmente la ubicación de los distintos actores principales de aquél drama, pero sobre todo de las causales, e intentar con ello acercarnos siquiera a una radiografía integral de toda la fenomenología que provocó aquél drama que se ha quedado en el limbo en relación a una visión histórica integral. Para estos aniversarios seguirán habiendo narraciones, artículos, comentarios, flashes televisivos que no tienen algunos de ellos grandes sustancias más allá de “shows de ocasión”. Todo ello nos deja todavía en orfandad de explicaciones políticas y sociológicas que unan lo estratégico con lo táctico- la invasión militar avasalladora y cruel- que es lo que llega cada tiempo a la memoria del consciente e inconsciente colectivo.
Sin pretensiones de tener todas las cartas aclaratorias- que ya manifestamos que no las tiene nadie en particular por la complejidad del tema- al menos deseamos agregar notas aclaratorias para sumarlas al conjunto de análisis que seguramente sobrevendrán a esta fecha infausta en varios matices, no solo en la actuación perversa del régimen de George W. Bush y sus tropas invasoras.
EL DESCONCIERTO POLÍTICO ANTE LA MUERTE INESPERADA DE OMAR TORRIJOS HERRERA.-
El 31 de julio de 1981 dejó a los sectores y actores que rodeaban al Líder  en una profunda conmoción y en ausencia total de planes o programas alternos de continuidad. Es imperativo señalar nombres, cargos y responsabilidades, buscando no herir sentimientos pero sí abonar a las explicaciones, en especial cuando la mayor parte de la sociedad no registra suficientemente los hechos.
CUADRO MILITAR SUPERIOR:- La Comandancia había sido indudablemente el epicentro de liderazgo y conducción de todo el proceso político; solo que lo era únicamente por la presencia y orientación, a nivel de política interna y externa de un solo hombre: Omar Torrijos. No era por tanto uno de esos estamentos colegiados o grupales donde la sucesión es real y efectiva; nadie entre los altos militares era conductor ni líder de nada. Los sucesores por escalafón, coroneles Florencio Flores y Rubén Paredes, ni estaban preparados- como nadie lo estaba- para semejante ausencia, y mucho menos tenían la formación política, la experticia geopolítica y la personalidad para asumir una tarea de relevo. No eran sucesores sociales identificados como tales. Por esa misma incapacidad, que igualmente era común no solo en  los cuadros militares en general, sin en la dirigencia administrativa civil y los del partido, se comenzó por no cumplir “la línea política” que ya había ordenado e iniciado claramente El General: un repliegue estratégico post firma de Tratados, para reordenar, reencauzar un proceso interno de cambios políticos estructurales, a fin de acomodar la institución y el gobierno mismo a nuevas reglas de juego participativas que nos hicieran encontrar un nuevo modelo realmente democrático desde la óptica formal, lo que deseaban los opositores y lo que Omar Torrijos había tácitamente ofrecido a Jimmy Carter y a amigos internacionales como Carlos Andrés Pérez, Felipe González y José Francisco Peña Gómez, y por medio de ellos a los aliados de la Internacional Socialista.
Todo aquello empezó a irse por un pozo. El PRD o lo que había de ello y los alineados políticos con el General, que eran muchos más que los del partido, quedaron ni más ni menos que como ovejas sin pastor. En nuestro concepto y por experiencia testimonial los “dirigentes del partido en ese tiempo” tampoco tenían un ejercicio real de liderazgo activo; no por su culpa, sino por las mismas razones del liderazgo del General, que sin tener tampoco la culpa, era absorbente por su carisma y su personalidad protectora y guía “no endosable”. ¿No preparó Omar Torrijos su relevo en caso de muerte? Lo previó a nivel institucional, dejando un partido como heredero de causas sociales; pero sorprendido él por su atentado, en efecto no dejó testamentos políticos, más allá de la sucesión civil- Royo- De La Espriella- que nunca constituyó en nuestro criterio ningún liderazgo real, circunscribiéndose a sus roles de administradores burocráticos, sin mayores efectos de conducción de masas, ni siquiera de guías internos del partido, porque nos consta que tal cosa lo ejercían otros, en las naturales contiendas de egos, propios y consustanciales con la psicología latinoamericana y tropical. En síntesis, la institución militar y a la vez la conducción política recaía en Omar Torrijos y éste no dejó a nadie testamentariamente,  pública o privadamente, encargado de tal sucesión.
EL REPLIEGUE INCUMPLIDO:- Los que estuvimos tan cerca del Líder sabemos que él en efecto dejó de funcionar en el nivel de la administración, tanto como le fue posible. No asistía para ese tiempo- pese a reiteradas invitaciones- a los Consejos de Estado; tampoco aceptaba las invitaciones formales protocolares ni intervenía en “contrataciones públicas ni gestiones regulares del gobierno”. Se atrincheró anímicamente en los laberintos geopolíticos subregionales (Centroamérica), que lo llevó a ocuparse más de ello que de lo interno. Quiso hacerlo, necesitaba hacerlo, pero por su temperamento activo y no “jubilable”, menos en una edad tan joven, productiva y con tantísimo conocimiento global como la que tenía en su muerte, solo 52 años, le era casi imposible; ni siquiera a la fecha, con tanto “desarrollo normativo social” es esa una edad de jubilación. Sus contactos con los Sandinistas- ya en el poder- buscar que éstos conformaran una alianza social interna y una relación internacional “potable” sin irse a ningún extremo; la revolución en El Salvador y su dinámica aunque reservada intervención en ese conflicto doloroso de una sociedad que conoció más que ningún panameño por haber estudiado allí, le ligó a los dirigentes clásicos del FMNL, a la vez que influyó intensamente en algunos oficiales altos del ejército, uno de ellos el coronel Adolfo Majano- al cual veía sigilosamente en Panamá, y el mismo que llega a tener un nivel participativo en la Junta de Reconciliación Nacional. En el plano anímico, era notorio que dejar de lado “sus patrullajes domésticos”, intentar evadir las constantes llamadas y pedidos de orientación e intervención de sectores campesinos, sindicales, gremiales y sociales que le solicitaban audiencias e intervenciones, eso le hizo refugiarse en su hábitat de Coclesito, disimulando en ese ambiente bucólico su honda depresión, que pudimos observarle algunos de los pocos que teníamos o debíamos verle. En nuestro caso nos consta que no deseaba ya ni siquiera poner atención a la correspondencia internacional, que crecía en entusiasmo sobre el personaje, por el natural impacto de la personalidad del Líder. En ese estado psico-afectivo se fue Omar al infinito y a la memoria colectiva.
¿QUÉ SUCESIÓN OCURRE EN LA PRÁCTICA?  En síntesis sobrevino un “leseferismo” práctico. El coronel Flores se encarga sin un plan de acción de la Comandancia; además él no sabía de política. Aristides Royo sabe que tampoco puede “mandar”, por estar simplemente en una “función delegada” y no propia. Los ministros aguardan sin líneas y cada cual busca ajustarse a lo que siente o piensa. Hay un enorme vacío en los cuarteles y en los pasillos burocráticos. El propio PRD o lo que significa entonces ese partido- que siempre recibía “las líneas del General”, no puede hacer otra cosa que seguir esperándolas de los uniformados; éstos, los de la cúpula, Flores, Paredes, Contreras (un símil distinto de los anteriores “3 comandantes”) carecen de iniciativas, formación política, vínculos con gremios, sindicatos, campesinos, y menos lo tienen con un desconocido mundo internacional, de manera que cada “parte” al esperar de la otra, todas quedan en ese leseferismo político- social, que arrastra a todos a una inmovilidad y a aferrarse a la sobrevivencia pragmática, sin programaciones ni objetivos, ni siquiera a corto plazo. Todo se había derrumbado con Omar Torrijos en Cerro Marta.
LAS TERRIBLES CONSECUENCIAS.- No es posible identificar “culpables solitarios” sin pecar de omisiones o de cargos injustos. Los de uniforme, con Paredes a la cabeza, luego de la jubilación forzosa de Flores, buscan apegarse al poder tanto como Royo y los civiles en el alto escenario administrativo. Los del partido buscan entre esos componentes su reacomodo ante la crisis. El rumbo a partir de Paredes se torna opuesto a las líneas conocidas, más o menos social demócratas. Con fuerte influencia de mentores tipo Dulcidio González y Mayín Correa, entre otros, Paredes busca derechizar el sistema. Estados Unidos, su embajada y los primeros enviados del régimen Reagan-Bush, imponen la onda de mediatizar el conflicto centroamericano también a la derecha que les sea posible. Bush, el actor geopolítico y mentor maestro de la CIA moderna, dirige los hilos de los generales y coroneles del Salvador, Honduras, Guatemala, y utiliza las conexiones heredadas del liderazgo de Omar, a fin de enviar con los altos oficiales panameños mensajes a Fidel Castro (nos consta personalmente) para minimizar la creciente ola de izquierdización del área, donde también era evidente la mano conductora del líder cubano. Washington cambia la brújula y busca la antípoda de Carter y sus estrategas que comprendieron, precisamente con Omar, Carlos Andrés y otros, que “no se podía contener las presiones sociales de esa región de retraso, injusticia y hegemonías de clanes, con represiones, sino con una mesa más extendida que invitara a todos los actores”, tanto en Nicaragua, bordeando el sectarismo, como en El Salvador, con generales como García y otros “que comían gentes”. Carter había incluso presionado por medio de un subsecretario-Vacky- la renuncia del presidente monigote de los clanes cafeteros-General Romero- y a la vez Torrijos intentaba influir en los coroneles más progresistas. Pero igualmente cabe señalar que Omar deseaba que Ortega, Borges y los otros líderes nicaragüenses, comprendieran que no podían llevar su revolución a la cubana, porque no había condiciones regionales para tal cosa. Tarea casi imposible para el líder panameño, que sin embargo, obtuvo más en El Salvador, aunque nunca soñara con dos gobiernos por elecciones surgidos de las entrañas del FMLN y los más de 70,000 muertos en esa guerra civil. ¿A qué podía saberle a George Bush, padre, el enterarse más por boca del General Vernon Walters de la CIA que Torrijos recibía y llevaba en su propio Jet a los comandantes Joaquín Villalobos y a sus compañeros del ala de mando política con sede en México hasta Farallón? Ustedes pueden imaginarse. Esa suma de varias sumas, hacen que Omar sea identificado como “un objetivo de represalias inminente” frente a los planes escondidos de “La Contra” y el derrocamiento de los Sandinistas y el cambio de los escenarios en El Salvador y la sub región, incluyendo por supuesto a Panamá. El General debía ser “expulsado” y para siempre. Otros estaban inscritos en sus “listas preferentes de la CIA y de Washington”, incluyendo con prioridad al que ustedes deben imaginar; es decir, a quién tenían ya matriculado desde años atrás. Por más que desde bastiones de la Internacional Socialista, líderes afines al General, como Peña Gómez, un vicepresidente y otros, como Felipe González, ya emergente en el mando de España, intentan influir, los principales oídos militares y civiles o están sordos o no tienen vocación de contradecir al imperio. Los conflictos y rejuegos internos entre Paredes y el otro, la remoción de Royo por De La Espriella y otras consecuencias, son menos importante que lo más vital: USA cambiaba 180 grados las reglas de juego que no pudo jamás imponerle a Omar Torrijos, y Panamá vuelve a quedar no bajo el paraguas sino dentro del paraguas del Pentágono.
LA INVASIÓN.-  Para aquél desgraciado diciembre de 1989, los cuadros y naipes habían cambiado mucho. El usurpador del poder, había integrado la institución militar con oficiales aduladores y cómplices de oscuras componendas  del narcotráfico que luego salen a relucir en Miami; para hacerlo, tenía que “domar subalternos” o expulsar de cualquier modo a los que no estuvieran de acuerdo; la mayoría de los coroneles sobrevivientes cierran sus bocas por terror, mientras el señor de los cielos edifica un nuevo sistema de “Estado Mayor Especial” que le sirva a sus propósitos. Desde mediados de 1983 hasta el fin de 1989, un largo camino negro cubre los actos políticos, por acción u omisión, donde todos, militares o civiles, debemos reconocer culpas, fallas, acciones u omisiones, que coadyuvaron a los resultados catastróficos que se dan luego.  Las propias fuerzas de “la oposición” se dedican solamente a buscar “la expulsión del hombre que los amenazaba”, hacer lobbies incluyendo el pedido de la propia invasión militar, sin más estrategias; también estaban huérfanos de liderazgos reales, porque ya el “caudillo” estaba  viejo y desgastado. Su actuación de calles, sus “cruzadas civilistas”, si bien estaban motivadas en los hechos degradantes que les hostigaban, se montaron encima de las emociones que causó los hechos de las denuncias y riesgos a partir del 6 de junio de 1987. Cosecharon de esas explosiones, sin agendas constructivas.  Aquellos actos de esas fechas no pudieron ser comprendidos por los llamados “Torrijistas”, y solo después de la invasión, y las confesiones del juicio de Florida, se pueden analizar con más ingredientes, luego de que se ventila que en esos largos 6 años alguien estuvo simplemente usando el poder por el poder y el dinero. Ninguna voz del partido- debemos destacarlo- pese a los talentos intelectuales que habían- se alzó jamás para denunciar o siquiera intentar discutir tal trama sórdida- sin duda por el imperativo del miedo y la praxis de sobrevivencia. Escuchamos hoy voces líricas hablando de “patriotismos y heroísmos” en plena guerra, pero amnésicos de los orígenes reales de la misma. Todo eso queda aún por escribir, pero escribir de verdad, con valor, con coraje y autocrítica.
Las ocurrencias de la invasión, sus dolores de parto, la responsabilidad o irresponsabilidad de los autores militares y políticos, tan dolorosas como la  misma crueldad de los invasores, no se puede cubrir con simples relatos de “parchecitos” o “acciones heroicas”- que sin duda las hubo, aisladas y variadas- así como evidentes abandonos y cobardías, pero que se quedan sin tocar fondos. La entrega sumisa y escondida del “supuesto líder ocasional” a los propios invasores, y su actuación dolorosa, era obvio que no llegaba de repente aquél diciembre, venía desde antes; eso pareciera que aún hay temor de tocarlo. Aportes como el documental  “INVASIÓN” constituyen un esfuerzo y un clamor social para que lleguemos a esos fondos, hoy todavía inexistentes, pero que por imperativo histórico se le adeuda a esta sociedad con peligros de quedar amnésica de historias reales, siquiera aproximadamente, ya que la historia de ningún país es jamás totalmente cierta o explicada integralmente.    
Roberto Díaz Herrera 

martes, 9 de diciembre de 2014

¿El virus de la corrupción?

Ricaurter Paz
Transparency International define la corrupción como ‘el abuso con fines de lucro personal del poder delegado’. El abuso puede ser perpetrado por una persona con poder decisorio en el sector público o privado; iniciado por dicha persona o provocado por un tercero que quiera influir en el proceso de toma de decisiones. ¿Recuerdo como si fuese hoy, las palabras de Ricardo Martinelli, cuando fue candidato presidencial? ‘En mi gobierno se puede meter la pata. Pero no se puede meter la mano’.
Hoy en día, hay chogorros (pez pequeño), que están siendo investigados por corruptos, enriquecimiento injustificado, malversación de fondo del Estado entre otros. Estos no solo metieron la pata; cayeron enteros a la paila de la corrupción y ahora no saben cómo salir. Con la llegada de Martinelli, a la presidencia, el virus de la corrupción se tomó el país. Tan fuerte fue esta toxina que llegó a tocar a la Universidad de Panamá.
El rector, Gustavo García de Paredes, está pasando agachado, ha manejado millones de dólares (presupuesto universitario) y la UP sigue lo mismo. ¿Qué hace con la plata de los impuestos de todos los panameños y extranjeros? Cuáles son los bienes… que tiene. Este rector vive la impunidad hace 18 años.
El abogado Vicente Archibold, interpuso una demanda penal en contra del rector, por posible peculado por cerca de $10 millones, tras la adjudicación de ocho contratos para reparaciones y construcciones que, según él, nunca se llevaron a cabo. Entre otros, denunció la adjudicación de un contrato por $300 mil, y otro por $260 mil (cancha sintética, Centro Regional de Darién). También dijo que el rector permite que se paguen millones de dólares a contratistas de manera injustificada y mediante los procedimientos de la Dirección de Servicios Administrativos. Archibold, solicitó a la procuradora, Ana Belfon, que separe del cargo a García de Paredes mientras dura la investigación, ya que considera que el funcionario puede manipular las evidencias. Pues, este sigue en el puesto muerto de la risa, burlándose de la justicia. Quiere ser candidato a la rectoría de nuevo (2016). Entrevista, La Prensa, 04/07/2013. La forma como se ha estructurado políticamente la Universidad propicia estos abusos. Su administración actual aprovecha estas debilidades estructurales para cometer exabruptos con todo el dolo que les garantiza la impunidad de la que gozan. La Casa de Méndez Pereira la están convirtiendo en una ‘Cruz Roja y Parlacen’.
Señor presidente Varela, no creo en la impunidad, dictadura y menos en la corrupción. A usted le espera un trabajo arduo, tendrá que trabajar para todo un país y no para un partido. Espero que controle el ego y la arrogancia que muchos no controlan cuando llegan al poder. Déjese guiar por el sendero del bien, la honestidad y la tolerancia. Mantenga esa humildad que lo llevó a la Presidencia de la República. ¿El pueblo espera mucho de usted? Busque la forma de limpiar este país de corruptos y de los que se creen impolutos.
*ARTISTA PLÁSTICO Y COMUNICADOR SOCIAL

jueves, 4 de diciembre de 2014

La corrupción acabará también con la CSS.

Marco A. Gandásegui (hijo)

El actual gobierno, los medios de comunicación y las organizaciones cívicas panameños están empeñados en aparentar que no dejarán piedra sin remover en la cacería de quienes saquearon el erario público durante la gestión administrativa del período 2009-2014. Al mismo tiempo, los candidatos a diputado impugnados por mal uso de fondos públicos han ganado tres elecciones especiales seguidas. Los observadores señalan que hay una contradicción en esta conducta política de los panameños. 

Por un lado, hay un clamor generalizado para que castiguen a los corruptos. Por el otro, a los acusados los vuelven a elegir en comicios especiales. Los ‘entendidos’ le echan la culpa a los ciudadanos, alegando que son ignorantes, inocentes e, incluso, deshonestos. En realidad, la situación es otra muy diferente. 
 
La ciudadanía, aquella población convocada a elegir representantes políticos cada cinco años, es muy ajena a la lógica de los partidos políticos y el manejo de los fondos públicos producto de las componendas entre los poderes del Estado: Presidencia, Asamblea y Corte Suprema. 
 
Un buen ejemplo de esta situación es la ley que privatizó la Caja del Seguro Social (CSS) y que transfirió la mitad de las cuotas de los asegurados a unas pocas empresas privadas. En 2005 el principio solidario de la CSS fue transformado en un principio de ahorro individual. En otras palabras, los trabajadores que deben cubrir sus necesidades de salud mediante un régimen de seguridad social fueron engañados.
 
Todavía no hay una explicación de porqué los trabajadores panameños fueron expropiados de su institución que garantiza, mediante un sistema de solidaridad, la salud de todos los que pagan cuotas. El gobierno, nueve años más tarde, anunció que en 10 años la CSS no tendrá recursos para cubrir las demandas de los asegurados. 
 
Los fondos que religiosamente trabajadores y empresarios le transfieren a la CSS son transferidos de igual manera a unas pocas empresas dedicadas a especular con esos dineros en las bolsas de EEUU. Esta medida se tomó siguiendo recomendaciones de los ‘asesores’ neoliberales’ que se impusieron en muchos países de la región.
 
Según Dulcidio de la Guardia, ministro de Economía y Finanzas (MEF), el programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la CSS, que garantiza el pago de las pensiones y las jubilaciones, requiere reformas que garanticen su futuro, porque agoniza. De la Guardia, anunció que el IVM se quedará sin plata entre 2024 y 2025. Ante esta situación, que se sabía que iba a ocurrir en 2005, el ministro dice que hay que hacer algo.
 
Según el titular del MEF, “es importante que la sociedad panameña empiece a plantear una discusión sobre cómo asegurar la sostenibilidad del programa más allá del 2014”. En 2005, cuando se hizo la última reforma a las pensiones y jubilaciones se creó un sistema de cuentas individuales, que correría paralelo al solidario, que seguiría funcionando para los nacidos hasta 1970. Los más jóvenes (menores de 35 años a esa fecha) se jubilarían con sus propios aportes. El ministro agrega que desde 2005 no entran nuevos cotizantes al sistema solidario, pero siguen ingresando pensionados, el sistema entrará en un déficit progresivo hasta que se agoten las reservas en 2024.
 
De la Guardia explica cuál es la causa de este desastre: No ingresan nuevos cotizantes al sistema solidario. Pero no propone la solución correcta. En cambio, el empresario Carlos Abadía sugiere, para evitar la inminente quiebra del IVM, aumentar la edad de jubilación, aumentar la cuota y el subsidio del Estado.
 
Los trabajadores que cotizan cargarán con la deuda, mientras que un pequeño grupo de empresas reciben las cuotas de los asegurados. El MEF tratará de ejecutar las políticas ya concebidas por los políticos de administraciones anteriores. En la actualidad, la CSS recibe anualmente cuotas obrero-patronales que suman cerca de $2,000 millones. Cantidad suficiente para financiar los servicios de salud, las pensiones de los trabajadores y otros gastos de apoyo. 
 
Sin embargo, la corrupción y la mala administración causan enormes pérdidas en la CSS. El actual director de la CSS, Estivenson Girón, le acaba de escribir al director anterior Guillermo Sáez Llorens acusándolo de desgreño e irresponsabilidad en el manejo de los fondos de la CSS durante su gestión (2009-2014). 
 
La solución al problema del programa de Vejez de la CSS es regresar al sistema solidario que les garantiza a los trabajadores que sus cuotas serán utilizadas solamente para su salud y pensiones.
 
4 de diciembre de 2014.