miércoles, 8 de enero de 2014

Nueve de enero y proyecto nacional.

Juan Jované
Gracias a que el profesor Alberto Quiroz Guardia se tomó en serio su papel de custodio de las actas del Primer Congreso Nacional de Organizaciones por el Rescate de la Soberanía, hoy podemos contar con las importantes posiciones que asumieron las organizaciones populares y nacionalistas en este histórico evento, celebrado en febrero de 1964, motivado por la gesta patriótica de enero de ese mismo año. Se trata de un instrumento que, a nuestro juicio, contiene las líneas esenciales de lo que sería un verdadero proyecto nacional de desarrollo, el cual ha sido postergado y traicionado por los sectores económicamente dominantes en el país y sus partidos políticos.
Se trata de un proyecto que propone, desde un primer momento, la abolición de la colonia y la recuperación del Canal y de los recursos del área canalera, con el fin de lograr un estilo de desarrollo que hoy llamaríamos equitativo, incluyente y con justicia social. Es así, por ejemplo, que una de sus resoluciones no solo exige el reconocimiento explícito de la plena soberanía de Panamá en todo el territorio nacional, sino que, además, propone que los recursos del área canalera sean “incorporados al patrimonio útil de la nación panameña y puedan cumplir su función social en beneficio de la economía nacional”, posición esta que dista mucho del uso que se les ha venido dando a estos bienes, convirtiéndolos en una simple palanca de acumulación del capital transnacional y sus aliados locales.
En el bloque de las resoluciones vinculadas a la Comisión Económica, que fue presidida por el profesor Quiroz Guardia, se destaca, en primer lugar, una en que se propone como objetivo básico la búsqueda de un modelo de desarrollo que “siente las bases estatales de una verdadera independencia económica”. Para la construcción de este modelo, muy alejado del neoliberalismo actualmente practicado por la oligarquía dominante, se establecieron un conjunto de propuestas.
Desde el punto de vista del desarrollo de las fuerzas productivas, se propuso un desarrollo armónico y balanceado de la estructura económica del país y de las actividades guiadas hacia el exterior, como la dirigida al desarrollo del mercado interno. Es así que las resoluciones destacan la importancia de un proceso de industrialización vinculado a las materias primas locales, mientras que para el sector agrícola se subrayaba la importancia de una reforma agraria integral, la cual se postuló de una forma que coincide plenamente con lo que hoy conocemos como la estrategia de la seguridad y soberanía alimentaria. Así mismo, los planteamientos económicos del congreso llamaron la atención sobre la importancia de la formación y calificación de la fuerza de trabajo, así como de la acción del Estado guiada hacia lo que se consideraba como “la estructura básica para el desarrollo”.
Todo esto, vale la pena añadir, debería operar dentro de un esquema que asegure la justicia social para los trabajadores del campo y la ciudad. Es de esta manera que en el caso de los salarios se proponía explícitamente la existencia de “salarios equitativos que permitan el incremento del nivel de vida del trabajador, a la vez se exigían las condiciones para que “las clases populares puedan ejercer su derecho de asociación y sindicalización que propugnen por mejores condiciones de vida”.
Con una redacción que adelanta las condiciones actuales, encontramos en una la condena contra “algunos comerciantes inescrupulosos que se han dado a la tarea de alzar los precios de primera necesidad…”, así como una propuesta destinada a romper con la especulación por medio de la “regulación y reglamentación de las ganancias excesivas”. También se incluía la necesidad de “proteger al productor agropecuario por medio de un sistema bien manejado de precios de productores por parte del Estado”.
Habría que adicionarle al proyecto la moderna preocupación por la sostenibilidad ambiental, los derechos de los pueblos originarios y la equidad de género, que constituyen la base para un desarrollo nacional capaz de superar el actual modelo neoliberal. Más aún, la visión del Primer Congreso Nacional de Organizaciones por el Rescate de la Soberanía apunta claramente a la importancia que tiene la creación de una amplia alianza entre los afectados por el modelo vigente para lograr el cambio necesario.
Después de cincuenta años de la gesta gloriosa del 9, 10 y 11 de enero, resulta indispensable retomar la lucha por el proyecto nacional, democrático y popular para derrotar al neoliberalismo antinacional. Este esfuerzo es, sin dudas, el mejor homenaje que podemos ofrecer a nuestros mártires, así como para asegurarles una vida digna a las futuras generaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario