Amado Cantoral.
Pensar en dirigentes presupone, de
inmediato, la existencia de una organización (estructura) que persigue algún
fin. El dirigente está obligado a movilizar a la organización hacia el logro de
sus fines, ademas de conservar, acrecentar, capacitar y mantener la membresía
de la agrupación.
La conducta personal al ejercer la
dirección importa tanto o mas que la aptitud y actitud del diregente en la efectividad
de la organización para el logro de sus objetivos. Es decir que los vicios de
dirección pueden retardar los logros, así como las virtudes pueden acelerar la
materialización de los mismos.
Con mucha mas razón la dirigencia de una
organización popular revolucionari debería evitar los vicios de dirección para
no frustrar las esperanzas de la membresía en avanzar en la vía del cambio del
capitalismo al socialimo. De aquí que importa conocer estos vicios y virtudes
del trabajo de la dirigencia revolucionaria en el pueblo por lo que señalaremos
algunos de los mas perniciosos.
Hablamos de: el subjetivismo, el liberalismo,
el caudillismo, el burocratismo y el sectarismo.
Se cae en subjetivismo
cuando el dirigente (y algunos militantes) ven una realidad social deformada
por el propio deseo de ver la revolución social realizada y suponen inquietudes
e intereses en el pueblo que este no se plantea. El subjetivismo adopta la
forma de dogmatismo cuando el dirigente es incapaz de señalar el camino a
partir de la realidad concreta y aplica formulas y recetas sin un previo
análisis de coyuntura política y de correlación de fuerzas. Del lado opuesto
está el subjetivismo empírico que practivan dirigentes con limitado
conocimiento de la teoría cientifica de la sociedad y por lo tanto ven
superficialmente los fenómenos sociales sin entrar en su esencia.
El liberalismo que toma
forma en dirigentes y también en miembros de base se caracteriza por una
conducta indisciplinada, un poco desligada de la organización y por decisiones
de carácter personal por encima de las decisiones tomadas colectivamente.
El caudillismo se
manifiesta en dirigentes paternalistas que no permiten a la organización
desarrollarse tomando decisiones colectivas sino que deliberadamente se hacen
mas necesarios para que los militantes los sigan ciegamente haciéndolos
dependientes de su conducción personal.
Se es un dirigente
burocrático cuando se usan métodos de trabajos rutinarios, repetidos
mecanicamente, sin que se logre adaptarlo a la cambiante realidad. El
burocratismos en los métodos de trabajo se produce cuando el dirigente se
limita a dar o recibir ordenes, “desde arriba” sin preocuparse si sus
compañeros tiene la capacidad real de cumplirlas. Se es burocrático, también,
cuando el trabajo se apega a normas de funcionamiento habituales demostrando
poca capacidad para adaptarlas a la realidad concreta o ponerlo al servicio de
las personas.
Se es sectario cuando se
desdeña, menosprecia, minimiza, subvalora el aporte de los miembros de la
organización que no pertenecen a grupo o “secta” dentro de la organización o se
ignoran los créditos de otras organizaciones revolucionarias.
Contrario a estos vicios
existen virtudes que potencian los resultados del trabajo de la dirigencia en
la membrsía y en el pueblo.
Se dirige correctamente
cuando al hacer un llamado a realizar un trabajo se une lo general a una
planificación concreta del trabajo; cuando se divide el trabajo para que un
militante haga una tarea específica; cuando se informa a todo los militantes de
las tareas que deben cumplir; cuando se plantea un solo trabajo específico en
un espacio de tiempo determinado; cuando se evalúa el trabajo realizado; cuando
se puede afrontar oportunamente situaciones nuevas con eficacia; y sobre todo
se dirige correctamente cuando se está ligado fuertemente a la membresía y al
pueblo de tal forma que se destierren todo signo de subjetivismo y
burocratismo.
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