Javier
Del Valle Monagas Maita
Lo
que ocurre en Venezuela. Si lo vemos con ojos de razón y derecho. En realidad
no debería ser nada extraordinario. Es
simplemente algo que debería ser rutina si la conducta de los hombres y mujeres
que han gobernado esta nación fuese cónsona con el cumplimiento del deber, el
respeto y honestidad en la ejecución de las leyes y presupuestos, tal como está concebido en las constituciones
de 1961 y de 1999.
El problema
empieza cuando quienes en el pasado, fueron electos para servir. De pronto
invirtieron el orden de la ecuación y se creyeron que eran ellos los que debían
ser servidos. De tal manera el país se
fue hundiendo en una danza de corrupción y despojo de todo lo que tuviese valor
en la cosa pública. Es decir, ser
presidente, ministro u otra categoría de funcionario público daba potestad para
disponer de los fondos y hasta bienes nacionales como si fueran coto particular de cada uno de esos que
deberían velar por el buen funcionamiento y administración del bien común
nacional. Claro está toda esa corruptela fue impulsada y cooptada desde los
sectores empresariales privados y gobiernos de potencias como USA, que habían
colonizado las mentes y conciencias de los maulas políticos en funciones de
gobierno.
La alarma se enciende
en el espacio de la avaricia y el egoísmo ocupado por las malignas elites
burguesas serviles y postradas a los intereses foráneos que les repartían
migajas del botín saqueado permanentemente a la nación venezolana. Cuando aquel
señor del “por ahora” de 1992, asume la primera magistratura nacional y empieza
de una buena vez a ejecutar el proyecto político – económico con el que se
comprometió con el pueblo y al que las masas populares aceptaron. Ese proyecto
en realidad es lo que normalmente se puede ofrecer para ganar el favor de las
mayorías votantes en una elección. La diferencia estribó en que por fin alguien
esta dispuesto a cumplir su palabra.
Como es lógico pensar esas ofertas, de cumplirse, chocarían con los
intereses de aquellos que hasta ese momento vivían del Estado, parasitando,
robando y degradando las oportunidades de atención social, económicas y
naturales del pueblo.
Ya de por si,
cuando se empezó a hacer la oferta electoral antes del proceso electoral, una
guerra mediática muy agresiva se inició contra el fenómeno político nacido a la
sombra del dolor y genocidio cometido en contra del pueblo desde aquel 1989,
como catalizador. Así, el acoso contra el líder y contra su pueblo fue una costumbre
permanente. Las mentiras fueron el arma mas usada. La demonización era
constante. La calumnia una rutina y el desprecio una cotidianeidad. El enemigo
hizo rebrotar los demonios del antiguo “comunismo come bebes y expropiador de
todo”.
Con todo eso y
mucho mas, no pudieron hacer que el líder y su pueblo se salieran de los
lineamientos básicos del proyecto prometido. No bastaron los infiltrados, las
quintas columnas, que cometieron desmanes intencionamente, para desprestigiar
al proceso, su líder y sus bases populares. Al promulgarse las leyes que daban
marco jurídico al proyecto político, arreciaron los ataques. Ya no era la
mentira, la retorica y la traición. El arma de ataque nada mas. Los sectores
más putrefactos de la sociedad (beneficiarios de la corrupción del pasado) se
activaron en concordancia con planes elaborados desde la Casa blanca, bajo la
rectoría de ejecución de los servicios
de inteligencia y el departamento de estado yanqui. Organizaron una masacre alimentada desde los
medios de comunicación privados internos y externos aquel 11 de Abril del 2002
que logró por 48 horas derrocar al gobierno legítimo, derogar la constitución
refrendada por la mayoría popular por primera vez en la historia. Alcaldes y
policías municipales, asumieron facultades de seguridad nacional, de jueces y
de administradores de la seguridad
pública. Jueces de control, asumieron la potestad de librar órdenes de
detención en blanco sin juicio ni respeto al debido proceso. Embajadas de
países amigos eran allanadas violentamente en busca de refugiados del gobierno,
en franca violación del derecho internacional. La industria petrolera nacional
fue tan brutalmente saboteada que lograron detener la producción a casi cero
barriles. Los alimentos básicos del pueblo fueron secuestrados y elevados sus
precios a niveles grotescos. La educación fue suspendida en todos los niveles,
la salud caotizada y los demás servicios públicos demolidos.
Esa
agresión jamás ha cesado. Solo fue amortiguada por la acción efectiva del Estado
y el respaldo popular a su gobierno legitimo.
Hoy nos vuelven a atacar, esta vez con paramilitares y mercenarios
pagados con fondos proporcionados desde Estados Unidos. Nos aplican el mismo
esquema de guerra asimétrica aplicado en Libia, Ucrania, Siria y desarrollado
por Gene Sharp, denominado golpe suave
Asesinan gente del pueblo,
policías, soldados, guardias nacionales, vuelven a secuestrar los alimentos,
encierran a los vecinos en sus zonas de viviendas, aplicándoles el terror e
incendiando oficinas publicas, escuelas de niños, universidades públicas.
Destrozan todos los servicios masivos de transporte, obstaculizan autopistas, carreteras y roban a
los vecinos. Pese a todo ese terror la gran prensa privada los defienden y
acusan al gobierno de las barbaridades que ellos cometen contra el pueblo.
Proyectan al extranjero millones de mentiras;
haciendo ver sus crímenes como si fueran obras del pueblo revolucionario
pacifico chavista o del gobierno. Demonizan a
los colectivos de campesinos que siembran la tierra. De obreros que producen en
las fábricas. De músicos que alegran el espíritu y el alma, mientras educan
para la paz y el amor al prójimo. A las
madres cuidadoras que velan por los bebes, mientras sus madres trabajan. A los
comunicadores comunitarios que informan y concientizan al pueblo sobre su
importancia y valor colectivo. A los cooperativistas que sirven a todos,
incluso a las elites terroristas. A los estudiantes bolivarianos que se
esfuerzan en estudiar en escuelas, liceos y universidades, después de cumplir
un jornal de trabajo digno.
Atacan a nuestra querida Venezuela, por que ahora sus riquezas van
al pueblo. Ya no van a los caudales de empresarios parásitos importadores de
basuras, por que el petróleo y demás riquezas naturales las controla el Estado
venezolano y no las transnacionales maulas expoliadoras sionistas. Por esos
recursos que antes se robaban los politiqueros. Ahora son para viviendas dignas
para el pueblo, para salud gratuita, alimentación abundante, educación gratuita y de calidad,
para la producción de bienes y servicios. Muchos de ellos prestados por el
pueblo organizado y no por empresas ladronas. Por eso atacan a los colectivos
hoy, como lo hicieron con los círculos bolivarianos de educación y conciencia
del pasado. Ellos en verdad desprecian y odia a un pueblo empoderado de su
destino y al que ya no pueden ni engañar
ni manipular… POR ESO ATACAN A
VENEZUELA
No hay comentarios:
Publicar un comentario