Todos los medios escritos, incluso La Prensa (25/1/13), hacen
referencia a la reunión-desayuno de la ministra de Educación, Lucy Molinar, con
el sector empresarial (igual como ocurrió en los años anteriores), en un lujoso
hotel de la localidad; en donde esta rindió y presentó su “informe de gestión”
y proyectos para el año 2013, a los miembros de la empresa privada y algunos
invitados especiales, entre otros, académicos y de la sociedad civil.
El acto parecía más bien una reunión-almuerzo de Apede
(Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa), del CoNEP (Consejo Nacional de
la Empresa Privada) o de la Cámara de Comercio, Agricultura e Industrias de
Panamá.
Dada la importancia del citado evento educativo, nos parece más
apropiado que hubiese sido, por ejemplo, en el Paraninfo o el domo de la
Universidad de Panamá, el lugar indicado para llevarlo a cabo; con la
asistencia mayoritaria de delegaciones representativas de todas las
organizaciones magisteriales de la República.
La señora ministra, empero, por su condición característica muy
propia (apegada a la “fraseología”), habló de su proyecto de “transformación
curricular”, de las escuelas modelo, de cifras estadísticas y estimaciones
sobre los resultados de la enseñanza básica, premedia y media oficial. Y
finalizó su conferencia con una de sus frases pintorescas, un tanto risible:
“La política solo podrá llegar hasta las puertas de las escuelas” (?)
No es que nos opongamos a la participación del sector privado en
la educación ni de ningún otro sector social, por cuanto la educación es un
problema y un compromiso de todos; es la responsabilidad estatal democrática
por excelencia. Pero lo cierto es que la actual ministra de Educación en más de
tres largos años y medio en el cargo, jamás ha intentado siquiera realizar un
congreso nacional de educación con la participación de todos los gremios
docentes del país, representantes de los padres de familia y de estudiantes
para discutir, analizar y conocer a fondo los verdaderos problemas de la
educación nacional.
Es cierto que pocas veces en la historia del país los
representantes del magisterio nacional (maestros y profesores) han sido
convocados por el Ministerio de Educación (Meduca) para deliberar sobre los
problemas de la educación panameña. Pocas veces también este movimiento
incontenible, decididamente orientado hacia la iniciación de una nueva era para
la educación nacional, podría coincidir con un año preelectoral, hacia la
elección de un presidente honesto, capaz e incorruptible en 2014, confiado en
hacer de la educación popular el eje de su administración.
Pruebas son estas de que ya existe una conciencia social sobre
la apreciación de la cuestión educativa y un problema maduro que reclama la
acción inmediata, la mano enérgica y audaz que sepa sacarlo de los subsuelos de
la especulación y la improvisación para colocarlo bajo la luz meridiana de las
realidades nacionales.
¿Quiénes más autorizados que los educadores (maestros y
profesores) para poner sus puntos de vista sobre el máximo problema panameño?
Los educadores, quiérase o no, representan la voz de la conciencia del cuerpo
docente del país; por lo mismo acudirían de todas las comunidades que integran
el territorio nacional, si son llamados por el Meduca al encuentro de un congreso
nacional de educación. Son ellos los que han estado y están en contacto directo
con los niños y los adolescentes de toda la República y llevan sobre sus
corazones la pesadumbre que aflige al pueblo proscrito.
Seguros estamos de que habrían de considerar en ese posible
congreso los problemas de organización, perfeccionamiento y formación del
magisterio; pero no se crea que el fin primordial de los docentes sería la
contemplación de un simple interés material para el educador. Si perseguimos el
sentido gremial del cuerpo docente, es con el fin principal que este halle los
caminos más adecuados para su dignificación y perfeccionamiento y un amplio
campo para el intercambio de sus ideas y la expresión de su pensamiento sobre
las cuestiones que atañen a la orientación de la educación y la cultura
panameña.
PAULINO ROMERO C.
EDUCADOR
EDUCADOR
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